013 Saqueo arqueológico en Uaxactun. Renaldo L. Acevedo A. – Simposio 27, 2013

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013 Saqueo arqueológico en Uaxactun.

Renaldo L. Acevedo A.

 

XXVII Simposio de Investigaciones
Aqueológicas en Guatemala
Museo Nacional de Arqueología y Etnología
22 al 26 de julio de 2013
Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Andrea Rojas

 

Referencia:
Acevedo A., Renaldo L.
2014 Saqueo arqueológico en Uaxactun. En XXVII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2013 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y A. Rojas), pp. 151-159. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

 

Saqueo arqueológico en Uaxactun
Renaldo L. Acevedo A.
Palabras clave
Petén. Uaxactun, saqueo.

Abstract
Uaxactun, located in Petén, Guatemala, was explored archaeologically by the Carnegie Institution of Washington from 1926 to 1937. The University Museum of the University of Pennsylvania later investigated Tikal for eleven years, starting in 1956. After these archaeological explorations were made during early and mid-20th century, was a contingent of prepared peons to archaeological excavations, which were subsequently involved in the looting of Mayan buildings in the Department of Petén and specifically, for the case that we are interested, in the site now treated.

No es el propósito de esta ponencia el hacer una exposición extensa sobre qué es saqueo arqueológico, desde cuándo se realiza en Guatemala, hacia dónde se dirige el mercado negro de tráfico de arte Maya, cuáles son las leyes protectoras que rigen el patrimonio cultural guatemalteco, etc. Sobre este aspecto ya han ahondado otras presentaciones que han precedido a la presente en este Simposio. Por lo tanto esta ponencia se basará en explicar y entender únicamente el saqueo en el sitio arqueológico de Uaxactun (Figura 1). Dicho lo anterior, es de mencionar que el lugar fue explorado arqueológicamente por la Institución Carnegie de Washington de 1926 a 1937. Posteriormente el Museo Universitario de la Universidad de Pennsylvania investigó Tikal por once años, empezando en 1956 (Coe 1967:16). Después de estas exploraciones arqueológicas efectuadas durante el inicio y a mediados del siglo XX, quedó un contingente de peones preparados para hacer excavaciones arqueológicas, que subsiguientemente se vieron involucrados en el saqueo de las edificaciones Mayas en el departamento de Petén y específicamente en el sitio ahora tratado.

Saqueo inicial
¿Cómo, cuándo y dónde empezó el saqueo arqueológico en Uaxactun? Se puede afirmar que este inició inmediatamente al dejar el sitio los arqueólogos de la Carnegie. La siguiente anécdota lo ilustra, ya que en el año de 1984, el arqueólogo Edwin Shook la relató al visitar Uaxactun, mientras se realizaban trabajos de campo, narrando lo siguiente: cuando los arqueólogos que trabajaron Uaxactun excavaron la Estructura B-XIII quedaron maravillados por las pinturas murales encontradas en ella (Figura 2). No teniendo manera de preservarlas, decidieron cubrirlas nuevamente para su protección; comentando en voz alta que este era uno de los mayores tesoros encontrados y que lo dejaban allí resguardado. De alguna manera los trabajadores se enteraron de esta plática y la interpretaron a su manera, creyendo que se dejaba oculto en el lugar algo que ellos podrían posteriormente extraer y vender fácilmente. Sin embargo, los peones al volver a excavar lo cubierto por los arqueólogos, no hallaron más que el mural pintado en la pared, al cual no pusieron atención. No habiendo localizado el tesoro que ellos suponían desenterrar, dejaron la pintura expuesta a las inclemencias del tiempo, habiéndose esta deteriorado y perdido físicamente para siempre.

Obviamente este primer ensayo de excavación clandestina no frustró los intentos de obtener piezas Mayas, específicamente de cerámica y jade, los mismos continuaron. Con las piezas arqueológicas en manos de estos pioneros del saqueo y con la avidez de los coleccionistas locales e internacionales por el arte Maya, la expoliación del mismo se incrementó. El interés de obtener estas reliquias Mayas por parte de estos peones, por supuesto, fue el agenciarse de mayores y fáciles ingresos, así como mejorar su paupérrima situación económica. Lo lamentable de todo esto fue que la depredación arqueológica empezó en el sitio, y con ello la destrucción del patrimonio cultural de la nación.

Un dato de interés es que en 1937 se emitió un acuerdo gubernativo autorizando la construcción de una pista de aterrizaje en Uaxactun (Gall 1983:181); es muy probable que en ese año se haya hecho. Se podría decir que este fue un segundo momento en cuanto a pillaje hecho de manera accidental o no, ya que esta construcción partió el sitio en dos y destruyó probablemente algunos montículos de pequeñas dimensiones, dejando al norte de la pista los Grupos A, B y C, y al sur los Grupos D, E, F, G y H. Se sugiere esta posible destrucción de estructuras porque al explorarse arqueológicamente unos amontonamientos de tierra que existen en la parte media de la pista, en su costado sur, específicamente a la altura del Grupo D, en ellos se halló gran cantidad de tiestos y piedras talladas (Acevedo 2012:10), pudiéndose intuir que dichas acumulaciones de tierra son el resultado de la remoción de posibles montículos arqueológicos, quizá parecidos (Figuras 3 y 4) a los que fueron encontrados en la parte más norteña del Grupo y registrados al hacerse un nuevo mapa (de D-30 a D-49), los cuales no son muy elevados (ver mapa en Acevedo et al. 1992). Por otro lado, se debe de indicar que el plano de Smith (1950:fig.143) muestra al Grupo D de manera muy esquemática y no pormenorizada como los otros grupos mapeados en esa carta. La estructura más al norte que se incluyó en ese momento fue la D-5, habiendo registrado posteriormente el Proyecto Nacional Tikal, Sección Uaxactun, 20 edificios más (Figura 5). Por lo tanto, si no hubo un levantamiento completo, es probable que las edificaciones que pudieron ser arrasadas al construirse la pista aérea nunca fueron cartografiadas.

Se debe de mencionar que las primeras personas que provisionalmente vivieron en Uaxactun fueron probablemente los chicleros, quienes en los años 1800 debieron de haber usado las aguadas existentes en el lugar para hacer sus campamentos. Luego, a partir de las exploraciones arqueológicas, se estableció una población permanente, pero a la vez fluctuante, integrada básicamente por trabajadores que laboraron en la exploración arqueológica y los chicleros que lo hacían ocasionalmente.

Los ancianos de la aldea recuerdan que cuando se hizo el aeródromo, se acomodaron varias familias a lo largo de la pista; esto lo hicieron en champas hechas con materiales perecederos. “En total eran unos 20 ranchos y en cada uno de ellos había uno o dos hombres. Luego a la población masculina se le sumaron unas 10 o 15 mujeres” (Acevedo 2012:4). Este poblamiento inicial y el que continuó luego, provocó que en algunas ocasiones, a sabiendas o no, las personas construyeran sus endebles casas sobre algunos montículos arqueológicos o bien a sus costados, los que fueron mutilados parcial y quizá totalmente. Aún hoy día algunos de los habitantes actuales extraen piedras de los montículos que están cerca de sus viviendas y las reutilizan para construir partes de las mismas; también sacan la tierra blanca (sascab) que contiene el núcleo de las edificaciones prehispánicas, esto con el propósito de enlucir las paredes o ponerla a manera de piso en las casas actuales.

Saqueo reciente
Durante las investigaciones realizadas en Uaxactun (Acevedo 2012) se pudo constatar que algunas de las construcciones prehispánicas fueron seccionadas varias veces por diversas trincheras. Esta ola de pillaje fue llevada a cabo, tanto en el área central como en la periferia, dañando de esta manera -en forma incalculable- el patrimonio cultural del país. Verbigracia de saqueo en el área central del sitio es el Grupo D, donde un total de 11 estructuras (D-4, D-5, D-6, D-7, D-12, D-14, D-35, D-36, D-38, D-43 y D-49) de las 49 del Grupo presentaban excavaciones clandestinas. Como ejemplo de este daño, se puede mencionar la Estructura D-5 (Figura 6), que fue depredada al inicio por una trinchera, que luego se volvió un túnel y posteriormente este se ramificó en otros que penetraron hasta el núcleo de la edificación (Figura 7). Con ello fueron dejados expuestos pisos, basamentos y un escondite del periodo Tzakol. En el túnel principal se recolectó material cerámico del Preclásico Terminal (Chicanel) y del Clásico Temprano y Tardío (Tzakol y Tepeu, respectivamente).

Luego, por otros registros hechos por el Proyecto Nacional Tikal, Sección Uaxactun, se comprobó que la estructura funcionó específicamente para Tzakol y Tepeu. También se encontraron tiestos de la época Mamom y Chicanel (Acevedo 1993:6; 1994:136-141). Este último material pudo ser traído de otra parte y usado como relleno de la edificación. Otra posibilidad es que antes de haber sido edificada la Estructura D-5, haya habido presencia de personas circulando o teniendo algún tipo de actividad para ese momento en el lugar.

Las periferias del sitio arqueológico tampoco han pasado desapercibidas para los saqueadores. Incluso algunos habitantes actuales de Uaxactun, debido al tiempo que se permaneció en el lugar y al haber ganado la confianza de ellos, confesaron haber realizado varias de las depredaciones arqueológicas.

Un total de 78 estructuras fueron saqueadas en el Sector Norte del sitio. Las que se catalogaron y se distribuyen de la siguiente manera:

*Dos de estos edificios se unen y forman una “L” y otros tres constituyendo una “C”.
** Esta edificación podría ubicarse al norte o bien al sur, ya que pudo funcionar con dos patios al mismo tiempo y de eso depende su posición.
***Estas estructuras aparentemente se encuentran solitarias.
****Son piramidales y se tendrán que excavar para verificar su función.
*****Son edificaciones que como rango tienen de 0.43 m a 0.95 m de alto. Generalmente son cuadradas en su planta. Podrían estar relacionadas con actividades domésticas.

 

Como se podrá apreciar en el cuadro de arriba, si es que se dio una preferencia en saquear estructuras por la posición que ocupan dado un punto cardinal, primero estarían las del oeste (23), luego las del este (21), en seguida las del norte (18), luego el sur (12) y por último las otras dos categorías. Más bien pareciera que en la depredación influyó la apariencia física de los edificios ya que hay 33 palacios saqueados, luego están las plataformas (26), después los templos (10) y por último las otras dos clases. Además, otro factor que pudo influir es que los palacios y plataformas predominan más, en relación a los otros tipos de edificaciones, expoliando el saqueador lo más abundante.

En general, las excavaciones clandestinas han causado daño a las edificaciones debido al hecho de haber permanecido abiertas durante años, provocando el colapso de los rasgos expuestos, perdiéndose con ello valiosos datos, dañando con esto al conocimiento científico, ya que fueron destruidos distintos tipos de evidencia que nunca fueron registrados, dejando espacios vacíos de la historia del lugar (Acevedo et al. 1992:121). Por ejemplo, algunos túneles que fueron ampliados hacia los costados se desplomaron y en la superficie lo hundido da la apariencia de cuartos y además no se pudo determinar la verdadera altura de los montículos. Todo esto lo hicieron los saqueadores con el objetivo de encontrar tumbas de personajes mayas, las cuales por lo general contienen ofrendas de cerámica, jade, concha e incluso hueso tallado.
“Las intervenciones ilícitas realizadas sobre el patrimonio suponen la pérdida irreparable de datos arqueológicos. Pues aunque las piezas fruto del saqueo sean posteriormente halladas, ya sea porque hayan sido incautadas antes de su venta o porque sean mostradas como objetos de arte en colecciones públicas o privadas, se encuentran descontextualizadas, por lo que la información que nos aportan es parcial y fragmentaria” (Torres 2011:359-360).

Como consecuencia de la actividad de depredación, algunas veces durante las investigaciones de campo, se encontró dentro de las trincheras de saqueo, al interior de los túneles, al pie de los montículos o bien abandonadas en la misma selva, vasijas cerámicas. Estas fueron descartadas por los depredadores, al no considerarlas con valor comercial, ya que son monocromas o bien no tienen atributos que puedan hacerlas valer en el mercado negro, a decir de los saqueadores, deben tener “indios pintados” o cualquier otro tipo de personaje que represente una magnífica elaboración. De esta cerámica desechada existe un museo de sitio en Uaxactun, en la posada “Campamento El Chiclero”. Este museo, fue creado por la profesora Neria Herrera Pinelo, quien en su calidad de maestra y habitante del lugar por muchos años se ha ganado la confianza de los habitantes, quienes le han entregado este tipo de vasijas.

Hoy día la destrucción del sitio arqueológico continúa de otra manera, debido a la desidia por parte del Estado. Cualquier turista nacional o extranjero puede dañar paredes, estelas, altares y cualquier otro tipo de vestigio arqueológico, inclusive la naturaleza, sin que haya presencia de vigilantes o bien letreros que orienten al turista sobre qué pueden o no deben hacer. Tampoco hay mantenimiento de lo restaurado.
La falta de manejo de vegetación en las plazas, las estructuras y monumentos esculpidos impide la conservación de los mismos. Si hubiera un control de esto, especialmente en las plazas, no se sabe si es hecho por mano humana o bien por los animales (caballos y mulas) que son dejados sueltos para que coman la vegetación, específicamente el pasto.

Saqueo de la naturaleza
Pero el saqueo arqueológico no está aislado, conjuntamente con él se da la depredación de la fauna y la flora del lugar, ambas constituyen un ejemplo de especies valiosas para el país. En cuanto a la primera, la población de Uaxactun caza los animales silvestres para su consumo. Este no sería un problema serio si hubiera una prohibición durante la época de reproducción y el destete de los animales, pero al haber una continua actividad cinegética durante todo el año, la fauna está en peligro de extinción.

Además, las edificaciones prehispánicas han sido parcialmente destruidas o alteradas, por causa de la tala del bosque, que posteriormente es quemado para así preparar el terreno para la agricultura. Este proceder repercute en daño para los montículos, por el hecho que algunos árboles al momento de ser tumbados caen sobre otros llevándoselos consigo también, y acarreando entre las raíces las piedras de las construcciones. Luego, al arder el bosque y los arbustos derribados, también se quema la roca caliza que forma parte de las edificaciones, posteriormente al venir las lluvias y caer sobre la roca caliza abrasada, esta se pulveriza, volviéndose cal.
“Por tanto, es la presencia del hombre y su actuación no planificada, la que más daño ha hecho y continúa haciéndolo, tanto a los animales, como a los edificios prehispánicos y al medio ambiente en general, causando un empobrecimiento de los nichos ecológicos y las condiciones de vida no solo de la fauna, sino que en definitiva también en el futuro de los habitantes del lugar” (Acevedo 2012:8).

Consideraciones finales
A pesar de haberse dejado restaurados varios edificios en Uaxactun, con el propósito de evitar que continuaran destruyéndose, tanto por el saqueo como por el abandono en que se encontraban, el sitio sigue deteriorándose. En ese momento el área arqueológica fue delimitada con el propósito de evitar que la aldea actual avance hacia los grupos arqueológicos.

Se deseaba que la población se identificara con el sitio y lo hicieran parte de ellos, lo cual ha sucedido parcialmente. Además, se esperaba que Uaxactun fuera aprovechado turísticamente, así como su entorno, llegando a ser una fuente de empleo para locales y foráneos, lo cual no ha sucedido como se esperaba.

Es lamentable que generalmente los “…gobiernos generan planes de desarrollo que usualmente no contemplan el deterioro de esta riqueza [la cultural, énfasis nuestro]; esa falta de visión por parte de los tecnócratas ha hecho que se desestime la inversión en el sector cultura y en particular en la protección del patrimonio arqueológico. Adicionalmente a esto, hacen falta proyectos en el campo arqueológico que, fundamentados en una política de conservación, investigación y uso racional de los recursos, demuestren al estado y población en general su valor potencial como instrumentos de desarrollo económico-social así como fomentadores del concepto de identidad nacional que es de suma importancia” (Black 1982, citado por Hermes 1994:72, 73).

Ya que los recursos culturales no son renovables, deben de ser cuidados y preservados para el desarrollo de la identidad nacional, así como para sacar provecho de su uso como fuente de empleo, tanto el ámbito turístico, de mantenimiento, de administración, etcétera. Esto debe de hacerse de una manera integral, donde se tome en cuenta también a la naturaleza y por supuesto a la población humana.
A sabiendas de la destrucción de los vestigios arqueológicos por causas humanas o naturales y la indolencia generalizada del Estado, así como de la población del lugar en contribuir a conservarlas, en años pasados se documentaron los vestigios arqueológicos existentes, entiéndase estructuras, por medio de un registro arqueológico que fue plasmado en un mapa, para con ello rescatar datos que permitan formar un historial del uso de la tierra en aquella época e intuir relaciones sociales ya desaparecidas.

Se documentaron evidencias que están destinadas a desaparecer bajo las actuales circunstancias, si no se toman las debidas disposiciones para protegerlas. Se espera que ese estudio también sirva para que en el futuro se puedan conjugar los intereses de la investigación arqueológica con los de la población actual, en el aprovechamiento y conservación del patrimonio cultural y natural, y con ello lograr el desarrollo socioeconómico de los habitantes de Uaxactun (Acevedo 2012).

De nada sirve que hayan leyes protectoras si son letra muerta, estas no se aplican debido a que, por lo general, por parte del Estado hay una indiferencia galopante hacia el cuidado y puesta en valor no solamente de este sitio arqueológico, sino en general de la inmensa mayoría de ellos. Esto se debe a la ignorancia de quienes hasta la fecha han gobernado, a intereses políticos, a incapacidad, a una mal entendida tolerancia o por cualquier otro motivo.

Se propone por lo tanto cambiar el paradigma y hacer más partícipe a las poblaciones locales en la administración, mantenimiento y usufructo de los sitios arqueológicos, todo ello con la debida asesoría y supervisión de personal capaz e idóneo, que idealmente debería ser por medio de una tutoría profesional estatal.

Por lo tanto, se propone y es imperativo que a nivel general se debe de institucionalizar la arqueología, entiéndase esto como fortalecer los aspectos legales ya existentes, exigiendo al Estado, y este al ciudadano, el cumplimiento de las respectivas leyes y/o modificarlas, no olvidando que el objetivo principal de ellas será la conservación de los vestigios arqueológicos, pero como ya se mencionó, con un manejo integrado con la población adyacente a fin que también se beneficie directa o indirectamente de la rentabilidad que trae el turismo. No deberán los puritanos rasgarse las vestiduras, o en otras palabras armar un escándalo, por proponer hacer leyes más integrales que podrían ayudar a conservar y proteger.

Se cree, además, que realmente no podrá combatirse esta destructora práctica [la del saqueo], si no se logra, por un lado, que los países receptores de piezas arqueológicas queden realmente obligados y comprometidos a luchar contra los traficantes y coleccionistas de sus propias nacionalidades y al devolver a su lugar de origen aquellas que ingresen o hayan ingresado ilegalmente a los mismos (Valencia: 1994:139). Falta más presión a nivel internacional y lograr convenios legales con los países a donde llega el arte maya robado.

Se propone también que en Uaxactun debería habilitarse un museo de sitio para las aún existentes estelas, que yacen en el suelo, rotas, con líquenes, hongos y otros tipos de micro-flora y plantas creciendo alrededor y sobre ellas. Incluso, este museo de sitio podría albergar parte de las piezas encontradas en las investigaciones en Uaxactun en años anteriores.

A sabiendas que hay mínimas fallas en la seguridad de la población y de los turistas y que esto debe de solventarse, se debería de promover turísticamente el sitio. Es increíble que estando tan cerca de Tikal, no se promocione este lugar tan valioso y hermoso. No se está aprovechando que existe una carretera asfaltada hasta Tikal y que apenas 24 km. de terracería después esté Uaxactun. Este camino por lo general se encuentra siempre transitable; incluso la misma población se podría ver involucrada en su mantenimiento.

Igualmente, se podría promover el ecoturismo, ya que hay personas que tienen un bagaje de conocimientos necesarios, poseyendo animales de carga, y además podrían llevar a los turistas otros a sitios arqueológicos como Dos Lagunas, Xultun, Río Azul, Mirador y Nakbe entre otros Por lo que se propone una verdadera puesta en valor del sitio y la promoción del mismo.

Es de reconocer que los conservacionistas ambientales han logrado más en su campo y siguen cosechando triunfos, aunque no en gran medida como se desea. Ellos siguen luchando en concientizar a la población. Es algo que los arqueólogos han empezado hacer, pero aún falta mucho por recorrer en ese aspecto. Por lo tanto, se debe de incursionar en la formación de valores a través de la educación formal e informal del país. Debe de tomarse en cuenta que el éxito de esta empresa, o sea, conservar lo sitios arqueológicos, se dará por medio de la educación y el hacer conciencia de ello.
Para terminar, se espera que esta y otras ponencias presentadas durante este Simposio relacionadas al saqueo arqueológico, no hayan sido solamente parte de un tema interesante, tratado en una reunión de intelectuales, donde se discutió brevemente con respecto a lo expuesto y cuyos resultados no saldrán probablemente de este salón. Al contrario, se invita a todos ustedes para que sean multiplicadores de estas y otras ideas que generen por sí mismos y así ser parte activa en la salvaguarda de nuestro patrimonio.

Referencias
Acevedo Alvarez, Renaldo Leonel
2012 Patrón de Asentamiento en Uaxactun, Petén, Guatemala. Tesis de Licenciatura, Área de Arqueología, Escuela de Historia, USAC, Guatemala.
1993 Informe del rescate y excavaciones realizadas en el Grupo D, Uaxactun, Petén, Guatemala. Primera Parte (Enero). Proyecto Nacional Tikal. Guatemala.

Acevedo, Renaldo, Zoila Calderón y Bernard Hermes
1992 Rescate Arqueológico en el Grupo D, Uaxactun, Petén, Guatemala. En II Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemalteca. pp. 120-130 Ministerio de Cultura y Deportes, IDAEH-Asociación Tikal.

Coe, William R.
1988 Tikal. Guía de las antiguas ruinas mayas. The University Museum, University of Pennsylvania, Philadelphia. Editorial Piedra Santa. Segunda Edición con revisión por Carlos Rudy Larios V.
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1983 Diccionario Geográfico de Guatemala. Instituto Geográfico Nacional. Tomo IV. Tipografía Nacional. Guatemala.
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1994 El deterioro de los recursos arqueológicos y su entorno natural en Guatemala: una solución para la región de Petén. En Los investigadores de la cultura maya 2. Publicaciones de la Universidad Autónoma de Campeche. pp. 72-97.

Sharer, Robert
1999 La Civilización Maya. Fondo de Cultura Económica. México.

Smith, August Ledyard
1950 Uaxactun, Guatemala: Excavations of 1931-1937. Carnegie Institution of Washington. Publication 588. Washington, D.C.

Torres Marzo, Ricardo
2011 Depredación y destrucción. Documentación de saqueos arqueológicos en el área maya. En Revista Estrat Critic. Universita Autònoma de Barcelona, España. Pp.359-368

Valencia, Miguel
1994 Anotaciones sobre depredación arqueológica en Guatemala. En I Simposio de Investigaciones Arqueológica en Guatemala, 1987 (editado por J.P. Laporte, H Escobedo y S. Villagrán, pp.135-140. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Fig.1: Ubicación de Uaxactun.

Fig.2: Pinturas Murales en la Estructura B-XIII.

Fig.3: Excavaciones en el Grupo D, Uaxactun.

Fig.4: Perfil de excavación en el Grupo D, Uaxactun.

Fig.5: Mapa topográfico del Grupo D, Uaxactun.

Fig.6: Saqueo en la Estructura D-5.

Fig.7: Perfil de saqueo en la Estructura D-5.