047 Animales como artefactos: el uso ritual de los restos de fauna por los antiguos mayas. Sarah Newman – Simposio 26, 2012

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047 Animales como artefactos: el uso ritual de los restos de fauna por los antiguos mayas.

Sarah Newman

 

XXVI Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala
Museo Nacional de Arqueología y Etnología
16 al 20 de julio de 2012
Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas

 

Referencia:

Newman, Sarah
2013 Animales como artefactos: el uso ritual de los restos de fauna por los antiguos mayas. En XXVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2012 (editado por B. Arroyo y L. Méndez Salinas), pp. 587-596. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

 

Animales como artefactos: el uso ritual de los restos de fauna por los antiguos mayas
Sarah Newman
Palabras clave
Petén, El Zotz, restos de fauna, depósito de terminación ritual, periodo Clásico Terminal.

Abstract
Faunal remains represent an important category of materials associated with ancient Maya ritual practice. Found in caches, caves, palaces, and burials, animal symbols serve as performative or communicative devices, aiding in expressions of status, identity, politics, ceremonies, and celebrations. However, the types and conditions of faunal materials deposited in ritual contexts, as well as the scale and function of the rituals themselves, vary widely across time and space. This paper examines the use of faunal materials in a Terminal Classic period (AD 780-980) deposit at the site of El Zotz, Peten as an example of the multiple meanings and functions that may be achieved through the inclusion of this single artifact category in ancient Maya ritual practices.

 

Introducción
Como arqueólogos, estamos acostumbrados a encontrar los restos de fauna en diversos lugares, desde escondites a cuevas y desde palacios a basureros. La frecuencia de este tipo de material refleja la importancia del papel de los animales en el antiguo mundo maya. Si fueran recursos de proteína, materias primas para la artesanía, obras de arte, texto o dispositivos simbólicos de comunicación, los animales (y sus partes) siempre fueron expresiones materiales del estatus, la identidad, la política, ceremonias y celebraciones. En ningún lugar es esto más prominente que en los depósitos rituales, donde los animales y sus huesos se pueden transformar a partir de cosas diarias hasta ofrendas sagradas a través de sus contextos especiales. Varios autores, en particular Mary Pohl (1981, 1983), Kitty Emery (2004) y Linda Brown (2005; Brown y Emery 2008), han proporcionado excelentes resultados de las asociaciones simbólicas que los animales o sus partes particulares podrían haber tenido para los practicantes de los rituales mayas. Por lo tanto, en esta ponencia no se enfocan las especies o las partes esqueléticas específicas representadas en depósitos rituales, pero en lugar de eso, se enfoca en los significados transmitidos por la evidencia del trabajo de los productos de los animales. En esta ponencia se discuten los restos de fauna trabajados y sus distintas etapas de producción. Además, usando la evidencia de un depósito amplio del periodo Clásico Terminal (800-1000 DC) que fue encontrado en el complejo palaciego del sitio El Zotz, se sugiere que estos actos de producción y su inclusión en este depósito, simbolizaron fenómenos inmateriales, incluyendo identidad, ideología, conocimiento y poder.

El sitio El Zotz y el depósito ritual
El sitio arqueológico El Zotz, está ubicado estratégicamente en el corredor este-oeste del Valle Buenavista. La ciudad fue una entidad política independiente del periodo Clásico, a pesar de la sombra larga de sus vecinos más conocidos: Tikal y El Perú-Waka’. El palacio real se encuentra dentro del epicentro, justo al norte del templo-pirámide más grande del sitio, la calzada principal y una gran plaza abierta (Fig.1). Aunque el palacio estaba situado junto a estas zonas utilizadas para manifestaciones grandes y públicas, en la época en la cual ocurre el depósito de los materiales de este estudio (el periodo Clásico Terminal), los patios y las estructuras del palacio se caracterizaron por tener accesos y visibilidad cuidadosamente restringidos.

El depósito ritual que es el objetivo de esta ponencia fue encontrado en excavaciones arqueológicas durante las temporadas 2009, 2010 y 2012 por Griselda Pérez, Elizabeth Marroquín, José Luis Garrido y la autora (Fig.2). Este depósito incluyó miles de tiestos de cerámica procedentes de una variedad de ollas, platos, cuencos, vasos e instrumentos musicales, además de casi mil restos de fauna, cientos de fragmentos de obsidiana y pedernal, figurillas, conchas y jade, así como piedras de moler enteras y fragmentadas, carbón, huesos humanos y un elote de maíz quemado pero intacto (Marroquín et al. 2011; Newman et al. 2011; Pérez Robles et al. 2010). El depósito se ubicó en una matriz de ceniza, mezcla y piedra caliza, la cual probablemente es la responsable del estado de preservación excepcional de muchos de estos objetos. Después que el depósito fue enterrado, las superestructuras de la Acrópolis fueron intencionalmente desmanteladas y enterradas debajo de capas gruesas de relleno. Tiestos de las mismas vasijas, acumulados en áreas separadas, y patrones de exposición al fuego que se observaron en los huesos y tiestos recuperados, sugieren que algunos de los artefactos fueron dispersados afuera de las estructuras de la Acrópolis previo a ser quemados. Mientras tanto, concentraciones claras de otros tipos de artefactos sugieren también ubicaciones deliberadas. Dos fechas de radiocarbono obtenidas a partir de muestras de carbón recogidas en excavaciones separadas de dos temporadas de campo, sitúan el evento del entierro del depósito entre los años 780-900 DC.

Tales depósitos mixtos, que tienen muchas clases diferentes de artefactos y se encuentran en lugares poco usuales son difíciles de encajar en categorías como entierros o escondites. Sin embargo, estos fenómenos son familiares en el área Maya y por lo general se les conoce como “depósitos problemáticos”, como les denominaron los arqueólogos que encontraron ejemplos numerosos de este tipo de depósitos en el sitio arqueológico Tikal (Becker 1988; Coe 1990; Iglesias Ponce de León 1988; Laporte 1989).

El contenido del depósito de El Zotz y el estilo de su entierro (encima de los pisos de la fase final, pero debajo del relleno de construcción posterior) son más similares a una categoría especial de depósitos problemáticos conocida como “ofrendas terminales” o “rituales de renovación”, conocidos en otros sitios Mayas como Piedras Negras en Guatemala (Coe 1959:94) y Cerros en Belice (Garber 1989:9). Estas “deposiciones estructuradas” (Richards y Thomas 1984; Thomas 1996:167) representan actos deliberados y con un firme propósito: formas que inscriben significados y recuerdos sobre nuevos edificios y los espacios construidos, mientras que indican la destrucción y la desactivación de las estructuras obsoletas (Harding 2006).

Sin embargo, un análisis profundo de tipos específicos de los conjuntos de artefactos que se encuentran en estos depósitos ha demostrado diferencias sutiles, pero clave, en las acciones humanas que son responsables por los mismos. En el sitio de Blue Creek, Belice, un análisis extenso sobre la reunión de cerámica de un “depósito problemático” por Sarah Clayton, David Driver y Laura Kosakowsky (2005) demostró que el depósito estaba formado por desechos secundarios trasladados, en lugar de que todos los vasos hayan sido quebrado in situ durante un evento. Aunque el análisis del depósito de El Zotz está en curso, los datos recogidos de la categoría de los restos de fauna también pueden mostrar la complejidad de los rituales mayas y la creatividad de sus practicantes (Hanks 1984:154).

Los artefactos de hueso y su producción
Los huesos del depósito de El Zotz representan aproximadamente sesenta y nueve por ciento de toda la colección de restos de fauna recuperada del complejo palaciego. De los casi 700 fragmentos de hueso asociados con el depósito, 122 huesos se pueden considerar como artefactos de hueso. Esta cifra se basa en la definición de artefactos de hueso como los que tienen pruebas de uso o modificación que no están relacionados con las practicas de subsistencia (por ejemplo, los huesos con marcas de corte relacionados con la carnicería fueron excluidos). Dentro de esta categoría de artefactos de hueso, las muestras individuales se clasificaron en términos generales como hueso tallado o más específicamente como herramientas o adornos de hueso, de acuerdo con descripciones de los tipos bien establecidos en sitios de Mesoamérica (por ejemplo, Middleton, Feinman y Nicholas 2002).

La mayor parte de los restos de fauna tallados, fueron producidos a partir de los huesos de venado, en particular de los metacarpos y los metatarsos. Estos huesos son relativamente largos y lisos, fáciles de trabajar. Sin embargo, restos de fauna no tallados de la Acrópolis de El Zotz y otros sitios mayas muestran una preferencia distinta por el venado también. Se sabe que las élites de los antiguos mayas han tenido acceso preferencial a las especies exóticas y rituales, como las conchas marinas y los felinos salvajes, y de porciones mayores o de mejor calidad de los animales no exóticos, como el venado (Pohl 1990; Emery 2003:499). Del mismo modo, las escenas iconográficas de la caza de venados abundan en la imágenes mayas (Houston et al. 2006:219-220; Montero-López 2009:53-54), lo que enfatiza la importancia asignada a esta especie como recurso de proteína y prestigio. Entonces, la prominencia de venado entre los restos de fauna tallados en El Zotz podría representar una opción deliberada de material adecuado o simbólico, y también podría ser simplemente el elemento más disponible.

La colección de huesos tallados del depósito exhibe todas las etapas de producción artesanal, como las describe Kitty Emery (2008; 2009:466) para los huesos tallados desde el sitio de Dos Pilas. En la primera etapa, conocida como “eliminación de los desechos de talla”, se realizan cortes transversales, perpendiculares al eje del elemento, para separar las partes contorneadas de la diáfisis más suave (Fig.3). La siguiente etapa, conocida como “la reducción primaria” implica la creación de preformas al cortar o marcar la diáfisis longitudinalmente (Fig.4). Posteriormente “reducciones secundarias” crean preformas más delgadas en una variedad de anchuras para eliminar las imperfecciones, empezando a dar la forma del producto final al hueso (Fig.5). Finalmente, durante la etapa de “acabado”, se alisan el hueso cortical y sus bordes y se perforan los agujeros (en caso de ser un objeto suntuoso, como una perla; Figs.6 y 7). Los productos terminados de huesos que se encuentran en el depósito de El Zotz incluyen tanto adornos, tales como cuentas hechas de dientes de perro y pecarí o astas de venado, y herramientas, incluyendo punzones, perforadores, espátulas y malacates (Fig.8).

La evidencia adicional de objetos tallados y los desechos de producción de otras clases de artefactos apoyan la idea que el entierro de las distintas etapas del proceso de producción, fue intencional. El depósito de El Zotz es uno de los pocos lugares en el centro del sitio que ha aportado pruebas de la producción de desechos de talla de lítica (Hruby y Lang 2010) e incluye los restos de conchas talladas también. Con esta evidencia, es posible especular que el elote de maíz que se encuentra en el depósito también representó una forma de producción –la de agricultura.

La inclusión de herramientas y adornos con otros objetos parcialmente completos y desechos de talla en el contexto élite del Palacio de El Zotz pueden proporcionar más pistas sobre la identidad de los participantes responsables del depósito y las funciones concretas de dicho depósito. Evidencia derivada de la etnohistoria, iconografía, epigrafía y la arqueología sugiere papeles activos para la antigua nobleza maya como escribas y artesanos (Coe 1973; Emery y Aoyama 2007:71; Halperin y Foias 2010; Inomata 2001). Por otra parte, los trabajos de Takeshi Inomata y sus colegas en el sitio de Aguateca han proporcionado una riqueza de información sin precedente en relación a las actividades artesanales de las élites (Inomata y Triadan 2010). Las excavaciones de varias áreas residenciales de las élites en Aguateca revelaron evidencia de especialización artesanal al nivel de estatus muy alto (la mayoría de estos artesanos probablemente fueron miembros principales de la corte real de Aguateca). Con esta evidencia, dan cuenta que los artesanos pueden ser vistos como líderes políticos potenciales, cortesanos o jefes de familias poderosas: jugadores activos en la competencia de las interacciones de la élite (Inomata 2001:331). Los objetos hechos por hábiles artistas mayas no sólo fueron valorados económica y estéticamente, sino también por una carga ideológica y simbólica.

Los restos de fauna enterrados en el depósito ritual encontrado en el Palacio de El Zotz, sin embargo, son más que las herramientas y ornamentos tallados que podrían tener un valor o representar el estatus alto en los contextos reales en los cuales fueron recuperados. La inclusión de desechos de talla de producción y los productos no terminados sugiere una representación intencional de materiales procedentes de todas las etapas del proceso de producción. Esto sugiere un entendimiento común del valor implícito en las actividades de artesanía que va más allá del producto final de un punzón finamente acabado, para incluir el proceso de la creación responsable de los propios artefactos. Zachary Hruby (2007) también ha defendido la importancia ritual y simbólica del proceso de creación de objetos líticos, específicamente excéntricos de obsidiana en Piedras Negras. Hruby utiliza la frase “producción ritualizada” para describir la unión de prácticas religiosas y artesanales en la fabricación de elementos materiales, que pueden incluir una serie de rituales antes, durante y después de las etapas importantes del proceso.

También, los mayas representaron dioses en la participación en el tallado, la pintura, y el trabajo del escriba, empleando sus poderes sobrenaturales en sus actividades productivas (Coe 1977; Reents-Budet 1994, 1998). Otras autores han sostenido que cada acto de la producción de un artista Maya sirvió como una representación metafórica de la obra inicial de los dioses como creadores. En el proceso creativo, el especialista encarna el poder milagroso de dar la vida, como los dioses que diseñaron el universo y los seres humanos, como se relata en el Popol Vuh (Reents-Budet 1998). Igualmente, los datos etnográficos defienden la idea de los aspectos ideológicos y simbólicos de la artesanía en la sociedad maya. De acuerdo a la descripción del Obispo Diego de Landa de Yucatán, los talladores de madera en el periodo Colonial fueron obligados a pasar por varios rituales y tabúes de manera suficiente para prepararles para sus trabajos productivos (Tozzer 1941:159-160). Otros ejemplos también incluyen cantos que los artesanos de los mayas Lacandones usan para preparar sus mismos y sus materiales para actos creativos, mientras que las letras de los cantos les ayudan en la memorización de las técnicas de producción (Clark 1989:305).

Por otra parte, David Stuart (1998:334) ha llamado atención sobre la relación entre el verbo pat, que significa “hacer” o “dar forma a” y la palabra patan, que significa “un homenaje, un servicio” en las antiguas descripciones de los mayas de dedicaciones de construcción y sus ceremonias asociadas. Como ya notaba Stuart, las referencias a “hacer, construir” y a “tributo” sólo se distinguen en las inscripciones sobre la base del contexto, lo que sugiere que pat pudo haber tenido un significado más específico para conectar la producción y el pago del tributo en los trabajos de construcción de casas, templos y pirámides.

Basándose en estos conceptos antiguos de la artesanía y la producción como actos con una carga ideológica de la creación, construcción y el tributo, las distintas etapas de la producción de artefactos enterrados en el depósito de El Zotz representan una ofrenda dedicatoria que opera en varios niveles simbólicos. Cuando fueron enterrados justo debajo de la última fase del palacio real, los extremos articulares inutilizables, preformas, herramientas y adornos finos, sirvieron como representaciones visuales de los significados múltiples del proceso de la creación: un recurso simultáneo de obtener poder y una ofrenda de mano de obra invertida.

Conclusiones
En conclusión, aunque esta ponencia sólo ha presentado un análisis preliminar y se centra en una categoría de material, es similar a su objeto de estudio en que su valor está tanto en el proceso como el producto. Un estudio cuidadoso de los detalles de una clase de materiales ha estimulado nuevas líneas de investigación y planteó nuevas preguntas acerca del comportamiento ritual que se representa en este depósito y las implicaciones sociales que refleja también. Más trabajo y atención al depósito de artefactos, que incluye todas las clases de artefactos, sólo puede producir una mayor comprensión y más información.

Créditos y agradecimientos
Quiero agradecer a todos los miembros pasados y presentes del Proyecto Arqueológico El Zotz, especialmente a José Luis Garrido, Elizabeth Marroquín y Griselda Pérez Robles, quienes llevaron a cabo investigaciones en el depósito de la Acrópolis en 2009 y 2010. También quiero agradecer a Rony Piedrasanta, quien me ayudó con todas las correcciones de esta ponencia, y a Ajita Patel y Richard Meadow de Harvard University, por sus apoyos y ayudas con el análisis de los restos óseos de fauna de El Zotz. El proyecto recibió su sostén financiero de la National Science Foundation (en base a una subvención a Houston y Garrison), la National Endowment for the Humanities (a Houston), el Lic. Howard Barnett, Brown University, Georgetown University, George Mason University, Brandeis University, EE.UU, y de los fondos catedráticos del Dr. Houston.

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Fig.1: Mapa del epicentro de El Zotz, mostrando la ubicación de la Acrópolis (Mapa: T. Garrison).

Fig.2: Mapa de la Acrópolis, con las excavaciones donde se encontró el depósito ritual (Mapa: T. Garrison).

Fig.3: La primeria etapa de producción: eliminación de los desechos de talla (Foto: S. Newman).

Fig.4: La segunda etapa de producción: reducción primaria (Foto: S. Newman).

Fig.5: La tercera etapa de producción: reducción secundaria (Foto: S. Newman).

Fig.6: La etapa final de producción: acabado de herramientas (Foto: S. Newman).

Fig.7: La etapa final de producción: acabado de adornos (Foto: S. Newman).

Fig.8: Detalle de un punzón del depósito ritual (Dibujo: S. Newman).