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37. UN PAISAJE INCONSTANTE: CRECIMIENTO, RUPTURA Y RENOVACIÓN EN LA REGIÓN DE EL ZOTZ, GUATEMALA. – Stephen Houston, Edwin Román, Timothy Beach, Rafael Cambranes, Laura Gámez, José Garrido, Thomas Garrison, Arturo Godoy, Zachary Hruby, Sheryl Luzzadder-Beach, Varinia Matute, Zachary Nelson, Griselda Pérez, Fabiola Quiroa, Armando Rodríguez, Andrew Scherer y Caitlin Walker – Simposio 23, Año 2009

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Houston, Stephen, Edwin Román, Timothy Beach, Rafael Cambranes, Laura Gámez, José Garrido, Thomas Garrison, Arturo Godoy, Zachary Hruby, Sheryl Luzzadder-Beach, Varinia Matute, Zachary Nelson, Griselda Pérez, Fabiola Quiroa, Armando Rodríguez, Andrew Scherer y Caitlin Walker

2010        Un paisaje inconstante: Crecimiento, ruptura y renovación en la región de El Zotz, Guatemala. En XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2009 (editado por B. Arroyo, A. Linares y L. Paiz), pp.486-496. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

37

UN PAISAJE INCONSTANTE: CRECIMIENTO, RUPTURA Y RENOVACIÓN EN LA REGIÓN DE EL ZOTZ, GUATEMALA.

Stephen Houston

Edwin Román

Timothy Beach

Rafael Cambranes

Laura Gámez

José Garrido

Thomas Garrison

Arturo Godoy

Zachary Hruby

Sheryl Luzzadder-Beach

Varinia Matute

Zachary Nelson

Griselda Pérez

Fabiola Quiroa

Armando Rodríguez

Andrew Scherer

Caitlin Walker

Universidad de Brown, Universidad de Texas, Universidad de Pittbuburgh, Universidad de San Carlos, Universidad del Valle y Universidad de Brandeis

PALABRAS CLAVE

Arqueología Maya, Petén, excavaciones, ritos, mascaron, aguada, palacio

ABSTRACT

THE VALLEY OF THE BROKEN SKY: RECENT INVESTIGATION IN THE POLITICAL LANDSCAPE OF EL ZOTZ, PETÉN, GUATEMALA

In 2007 and 2008, the El Zotz Archaeological Project (PAEZ) focused on the study of “consecutive landscapes” in a crucial corridor of the Maya world, that is, the valley that runs from the northeast of the Petén, including the principal center of Tikal to the swamps west of El Perú and other Maya cities. Questions of interest for this area include: In what way did the Maya perceive their landscapes over time and what relationship did these perspectives have with broader themes of geopolitical conflict and economic sustenance? The PAEZ looked for answers to these questions by means of intensive investigation and study of sites such as El Zotz, El Palmar, and Bejucal, spanning a chronological range from 1000 BC to AD 1000 with evidence of a succession of principal settlements over more than 2000 years. As a hypothesis, the project addressed three interpretations: that in the Preclassic the Maya of the region called more attention to the use of a landscape endowed with natural riches; during the Classic there was a change to a system strongly influenced by sociopolitical arrangements at the hegemonic level; replaced in the Postclassic by a village in the orbit of Lake Petén Itza.

INTRODUCCIÓN

Entre los bajos del noreste de Petén y las áreas fluviales de la cuenca del río San Pedro Mártir, se extiende un valle que conecta regiones clave de la civilización Maya (Figura 1). A un lado se encuentra Tikal, al otro la sede de una dinastía antagonista en El Perú, los dos en un conflicto a veces sangriento (Martin y Grube 2008:46-49). En mayo y junio del 2009, el Proyecto Arqueológico El Zotz (PAEZ) se dedicó a la investigación de este valle y sus cercanías. Los objetivos fueron: (1) dilucidar el desarrollo del valle a través del tiempo, desde su inicio en el periodo Preclásico Tardío hasta un asentamiento pequeño del periodo Postclásico; (2) investigar el ritmo aparentemente episódico de ese desarrollo y (3) explorar las razones del por qué de esos patrones.

De las fases de crecimiento se suscitaron varias rupturas rápidas, seguidas por épocas de renovación, las cuales parecen entendibles principalmente a la vista del contexto regional de El Zotz.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Se sabe que El Zotz fue gobernado por una dinastía que utilizó el glifo emblema del “cielo repartido” (Houston et al. 2005). Este glifo, tal vez, se lea Pa’chan, posiblemente en referencia al valle o a una fortaleza (pa’) elevada. Éste y su contraparte, un glifo emblema que representa una orejera, también fueron utilizados en el sitio de Yaxchilan, México, un patrón que implica una relación estrecha y enigmática entre los sitios. Además, la mayor parte de los reyes de El Zotz tuvieron un nombre en común. No todos sus elementos glíficos han sido descifrados – es posible que se trate de un término para el “perro de agua” o el “perico ligero” (Werner Nahm, comunicación personal 2009) pero el hecho es que el nombre se repite con variantes sutiles por casi dos siglos. Al menos en el principio, El Zotz fungió como subordinado de El Perú con actitudes antagónicas entre El Zotz y Tikal, su otro vecino dominante. La célebre muralla que divide el territorio entre El Zotz y Tikal, sugiere una aguda división entre ambos o al menos un esfuerzo por definir sus fronteras (Webster et al. 2007).

Un rey de la zona mencionado en la Estela 2 de Bejucal fue súbdito de Sihyaj K’ahk’ un personaje probablemente intrusivo de Teotihuacán o sus vasallos. Es evidente para los especialistas en escritura Maya que este personaje desempeñó un papel transcendental en su época, anulando o suprimiendo varias relaciones preexistentes – y a veces antagonistas – en el paisaje dinástico de Petén (Stuart 2000). La última referencia de El Zotz, no proviene del sitio mismo sino de Uaxactun, su vecino al noreste correspondiente al año 751 DC.

Aunque los datos epigráficos son fragmentarios y careciendo de un registro fuerte de El Zotz mismo, se tiene la impresión de una secuencia histórica con énfasis en el periodo Clásico Temprano hasta el principio del periodo Clásico Tardío, sin embargo, los datos son escasos. Incluso, las épocas documentadas, no disponen de muchos vínculos explícitos entre las generaciones de la familia real de El Zotz. Por tanto, este ensayo se concentra en una serie de “percepciones” en las cuales se vislumbran los temas que condicionaron los paisajes sucesivos de El Zotz y la escarpa de Buenavista a través de los siglos.

LA CIUDAD EN CERCANÍAS AL LAGO (EL PERIODO PRECLÁSICO)

A finales de la década de los cincuenta, Robert Carr del Proyecto Tikal de Pennsylvania, trazó un mapa preliminar del sitio El Palmar, a orillas de la laguna del mismo nombre. Luego, hubo poca exploración hasta que miembros del proyecto reconocieron un Grupo del Tipo E con implicaciones para una fecha del periodo Preclásico. En el 2008 y 2009, James Doyle y Varinia Matute cartografiaron el epicentro y excavaron pozos en el mismo.

A la vez, por medio de una plataforma flotante, Timothy Beach, se internó en la laguna para sacar múltiples muestras del fondo de la misma, obteniendo varias con rastros de un lodo gris que bien puede reflejar agricultura u ocupación intensa. La densidad de las capas indica la necesidad en una próxima temporada del uso de un perforador mecánico para extraer una muestra más profunda que abarque hasta el Holoceno.

Los resultados del levantamiento topográfico del sitio y de las excavaciones de sondeo, produjeron las siguientes conclusiones: (1) el asentamiento corresponde al periodo Preclásico Medio (Mamom) y Tardío (Chicanel) con evidencia fuerte del llamado periodo Protoclásico a juzgar por la cantidad de soportes mamiformes “sin tetillas”. Es probable que una fase del Grupo “E,” al menos en su componente occidental, fuera formada al final la época Preclásica dada la evidencia de un escondite de cerámica del tipo Flor Crema que mostró indicios de soportes casi mamiformes; (2) El Palmar también ofrece concentraciones del periodo Clásico Temprano en la superficie en el Grupo Sur y en un templo al lado de la laguna; (3) en este templo, plasmado con molduras inclinadas (de tipo “faldón en delantal”), los pobladores diseminaron un depósito sumamente denso y copioso de cerámica del periodo Clásico Temprano, cubriendo el templo y sellando la ocupación de El Palmar.

Además de estos rasgos, el atributo más notable consiste en su patrón altamente planificado. En vez de un crecimiento orgánico, los conjuntos monumentales de El Palmar, indican una orientación de retícula, la cual fue dominada por la disposición solar de su Grupo Tipo E, posiblemente fechado en parte para el Preclásico Medio, así como su grupo tríadico directamente al sur, es importante notar que en Uaxactun aparece esa misma pareja arquitectónica, aunque con una orientación distinta en su conjunto tríadico. Al este se levanta el Conjunto “E” de Mundo Perdido de Tikal (Laporte y Valdés 1993: 5-6, 16-21).

En este sentido, intriga el descubrimiento hecho por medio del radar AIRSAR, capaz de penetrar la cubierta forestal del sitio denominado La Avispa. Los sondeos realizados por José Garrido, además de varias muestras tomadas de saqueos recientes, comprobaron una fecha contemporánea con El Palmar. No obstante, al contrario de su homólogo a pocos kilómetros al este, La Avispa da la impresión de un desarrollo orgánico. Alrededor se encuentra un bajo, posiblemente un vestigio de los campos agrícolas que sostuvieron La Avispa y El Palmar como sede del asentamiento local. Los pocos tiestos del periodo Preclásico en El Zotz – en Las Palmitas y en el Grupo Sur – y sus cercanías indican un asentamiento escaso y ligero en otras partes del valle.

En otras palabras, El Palmar muestra un proceso de planificación desde su inicio como un asentamiento monumental y una reducción rápida de su población. Igual que otros sitios del periodo Preclásico, su ubicación fue determinada, probablemente por su cercanía a la laguna. En el futuro, el Dr. Beach investigará la hipótesis de que la laguna se secó en diversas épocas, afectando la viabilidad del cuerpo de agua como una fuente confiable.

Por su parte, el PAEZ notó cambios extremos en este embalse de agua, ya que en el 2008 estaba casi seco, sin embargo, durante ésta temporada tuvo un promedio de tres metros de profundidad. Las pruebas químicas realizadas por Sheryl Luzzader-Beach, sugieren que el agua no vino de una fuente acuífera sino de la escorrentía de la temporada lluviosa, un resultado consistente con su baja a mediana conductividad de electricidad y su porcentaje relativamente bajo de sólidos disueltos. Como hipótesis se propone que este hecho fundamental en la laguna, puso en peligro su función como fuente confiable de agua potable y para uso agrícola.

EL PALACIO ENTERRADO (EL PERIODO CLÁSICO TEMPRANO)

Después del abandono de El Palmar y de algunas partes del valle de Buenavista, los pobladores se mudaron a un lugar de índole distinta: hasta la falda norte del valle, donde empieza un valle secundario que sigue al norte hacía el “altiplano” de Petén, un lugar que se extiende hasta la frontera actual con la república mexicana y que en épocas preclásicas, dominaba el corazón de la península yucateca. Las rutas regionales, los lugares más defensivos, aunque distantes de los recursos naturales de agua, fueron los elementos que parecían determinar el nuevo enfoque de asentamiento humano. Hoy en día, la ruta peatonal que atraviesa el valle hasta Tikal, favorece la región norte del valle por su buen drenaje, senderos con poco lodo y fuentes de agua en su base separadas por pocas horas de camino.

Para facilitar la mudanza, los pobladores hicieron un gran esfuerzo en hacer una aguada al oeste del epicentro de El Zotz. Este rasgo consistía en un empedrado de lajas, construido para impedir la vegetación y la filtración de agua con el objetivo de reducir la evaporación y transpiración (Figura 2). Un hecho crucial fue el indicio de desuso – un metro de sedimento, tapado por una capa de humus enterrado – seguido por un segundo empedrado y otra época de uso. El tamaño de la aguada y la dedicada atención a la preparación del pavimento, implican un alto nivel de construcción enérgica.

Es evidente que en base a su fuente de agua los “zotzeños”, ahora bajo el control de una dinastía reconocida, construyeron el principio de la plaza principal, el grupo oeste, una secuencia de edificios de baja elevación sin mampostería fina en la Acrópolis o conjunto palaciego de El Zotz. Allí se encontró un depósito constituido por un escondite de dedicación compuesto por un niño de mala salud, boca abajo, padeciendo de problemas agudos de nutrición.

Sin embargo, la concentración más impresionante de inversión del trabajo fue en el conjunto de El Diablo: 110 m arriba del nivel de la plaza de El Zotz, visible desde Tikal y la mayor parte del valle de Buenavista hasta el sitio de Bejucal, también del periodo Clásico Temprano; las excavaciones de 2009 confirmaron que las fachadas de los edificios de El Diablo estaban cubiertas con estuco modelado, pintado de rojo con detalles policromados (Andrews 1986).

El conjunto en su totalidad está protegido por una pendiente que por su ángulo empinado, justifica al visitante moderno su siniestro apelativo. La Estructura F8-1, una pirámide al este del grupo, fue intervenida en las operaciones de investigación del 2009 con las que penetraron y limpiaron los túneles hechos hace 30 años por los saqueadores (Figura 3). Esta operación se sustentó en la limpieza de un entierro real atrás de la pirámide con el sepulcro de dos personas (adulto y sub-adulto, de 5 a 9 años) con aplicaciones de pintura roja en los huesos, tal vez posterior al deterioro de los cuerpos.

Un edificio enterrado, quemado y rellenado con piedra por los Mayas, presentó una fachada ornamentada con estuco modelado en forma de mascarones del Dios Solar y Jaguar del Inframundo, además de un felino dotado con orejeras y al lado de la jamba de su entrada principal, un fetiche invertido (Figura 4). Excavaciones en la cumbre de la pirámide por Nicholas Carter, detectaron fachadas con el mismo patrón. Parece probable que exhibía una continuidad iconográfica con caras de dioses en su eje y arriba de la puerta principal del edificio. El atributo dominante de El Diablo fue su destrucción total y sistemática a finales del periodo Clásico Temprano.

En las estructuras excavadas en el 2009, se estableció un rito claro de terminación: (1) los techos y fachadas de estuco fueron removidos de sus edificios (ej. Estructuras F8-1, F8-7, F8-8); (2) varios cuencos policromos Dos Arroyos y otros tipos fueron tirados al interior de los cuartos, a veces con marcas de fuego; (3) los cuartos fueron tapados con relleno hasta su cima; (4) algunos trozos del estuco se colocaron enfrente de los edificios, acompañados por cuencos y vasos, algunos de estos con tapaderas; los depósitos consistían en montones poco consolidados de argamasa de gran dureza. En el caso de la Pirámide F8-1, el rito probablemente de la misma época que en todo El Diablo, incluía la destrucción abrupta del templo en su cima con los elementos iconográficos tirados sobre un piso limpio.

En El Diablo, al igual que en otras partes del sitio del periodo Clásico Temprano, es difícil obviar la impresión de que el mismo pasó por un acto intenso de terminación y que en el caso de El Diablo, puso fin a su existencia como asentamiento, a excepción de unos edificios humildes en su centro. La fecha de este acontecimiento tuvo lugar cerca del 500 DC y tal vez unas décadas después. El mismo patrón pudo haber existido en Bejucal con una ocupación ligera del principio del periodo Clásico Tardío, pero con una mayor ocupación en el Clásico Temprano, incluyendo las estelas de ca. 400 DC y un edificio de fachada estucada y modelada (Figura 5).

De Bejucal se sabe que los reyes locales fueron súbditos de Sihyaj K’ahk’, como en el caso de El Perú y Tikal con base en una pizarra redonda, componente de un espejo, importado a Costa Rica en la época precolombina, existen pruebas glíficas que los reyes de El Zotz y tal vez Bejucal fueran subordinados de El Perú. Cabe mencionar que no existe ninguna referencia a Tikal en la zona, aparte del enigmático Sihyaj K’ahk’ un personaje con muchos vínculos a un rango de sitios.

LA PIRÁMIDE ANÓMALA (EL PERIODO CLÁSICO TARDÍO)

No cabe duda que la primera fase del periodo Clásico Tardío existía en partes de El Zotz. Un indicio fuerte se dio en el grupo palaciego de Las Palmitas, además de un entierro flexionado en un corte dentro de un piso en el eje oriental de la Estructura K8-2 trabajado por Rafael Cambranes. De esta fase proviene también, aunque no seguramente de El Zotz mismo, los cuencos que refieren a su dinastía como un vaso robado y ahora en el Museu Barbier-Mueller de Barcelona.

De estos vasos, de fondo rojo, enfocados en los seres espirituales de wahy, se encuentran solamente uno o dos tiestos en el sitio y es probable que la zona de la que fueron saqueados va más allá del epicentro de El Zotz. Por tanto, Caitlin Walker, ceramista del proyecto, está colaborando con el Dr. Ronald Bishop del Instituto Smithsonian para averiguar sus elementos químicos en vistas de un origen probable. Es cierto que un vaso de El Zotz llegó a El Perú, según excavaciones en dicho sitio conducidas por Fabiola Quiroa.

A mediados del periodo Clásico Tardío, después de alguna mención local de su dinastía, los zotzeños edificaron una pirámide alta en el centro del sitio. El proyecto logró establecer en 2008 su secuencia constructiva desde la roca madre hasta su cima: (1) la nivelación del área, con al menos tres pisos y un escalinata dirigida al este; (2) la preparación de una plataforma que sostendría la pirámide y la colocación de un escondite (Op. 3-3-2); (3) la construcción del edificio y su época de uso y (4) una secuencia de deterioro y colapso del edificio en su cima con marcas de la destrucción por fuego de su techo de madera y el relleno repentino del cuarto principal, a veces con la deposición de escondites (en un caso, incluía la cabeza de una figurilla) y cerca de la superficie, braceros de estilo Lacandón.

Una serie de fechas de AMS permite el fechamiento de dos niveles de construcción, a un sigma de desviación con aproximadamente 68% de probabilidad, (1) calibrada en 680 a 780 DC para la plataforma inicial de la pirámide (Beta-250881, 1260 +/- 40); (2) 690 a 780 DC para la destrucción abrasadora de la cumbre (Beta-250883, 1250 +/- 40). En términos estadísticos, las fechas son prácticamente equivalentes, con una tendencia marcada hacia el principio del Siglo VI DC.

Un hecho sorprendente es la presencia del proyecto constructivo de un edificio de ca. 7,000 m³, cuando El Zotz disponía sólo de una población reducida. La pirámide de El Zotz muestra algún conocimiento de los patrones de Tikal, el cual invirtió en edificios con ángulos pronunciados como en el caso del célebre Templo I.

Sin embargo, la Pirámide L7-11 de El Zotz no comparte la misma planta – consiste en dos cuartos en vez de los tres del Templo I – no presenta una bóveda de piedras y tampoco el mismo volumen (Webster y Kirker 1995), aunque su orientación, cara hacía el oeste, cancha de Juego de Pelota al sur, recuerdan a su homólogo de Tikal. La presencia de un edificio sin una base demográfica adecuada representa, probablemente la influencia de fuerzas ajenas a El Zotz. Se supone que la función de L7-11 fue mortuoria, pero ésta hipótesis aún no ha sido confirmada.

LA ACRÓPOLIS QUEMADA (EL PERIODO CLÁSICO TERMINAL)

Las operaciones de excavación, conducidas por Juan Carlos Meléndez en 2008, confirmaron la presencia de una base sustancial del periodo Clásico Temprano. En la época del Clásico Tardío, en las primeras fases, los zotzeños colocaron el entierro de una mujer de entre 20 y 35 años en el corte de un piso del palacio, en la Estructura L7-3, incluyendo como ofrendas mortuorias dos vasijas, un cuenco para chocolate o atol y una copa para beber licor. La arqueóloga, Fabiola Quiroa, encontró evidencia del enterramiento del cadáver entre piedras y la colocación de una capa gruesa de caliza durísima que parecía ser roca madre por su carácter endurecido. Después, el palacio mostró poca evidencia de ocupación, un hiato que puede corresponder a la interrupción en la aguada.

Un rescate realizado por el Proyecto Nacional Tikal a cargo de Juan Pedro Laporte (2006), detectó por primera vez cerámica del periodo Clásico Terminal, confirmando ésta ocupación de una manera contundente en 2009. El Edificio L7-5 fue destruido sistemáticamente, sus paredes fueron despojadas de piedras cortadas. Antes de llenar los cuartos de un modo paralelo al caso de El Diablo, cierto grupo reunió grandes cantidades de cerámica del periodo Clásico Terminal, tal vez de ca. 830 DC, además de figurillas y huesos de animales grandes, quemando todo y dejando una mezcla de ceniza y tierra, la cual tenía como limites un cerco de piedras, empacado todo dentro de un barro compacto.

El impacto de este rito fue el abandono final del lugar, a excepción de algunos tiestos del periodo Postclásico al exterior occidental de la Acrópolis. El otro rasgo críptico se suscita de su concentración casi única de esta fase en el sitio, como si el contenido del depósito viniera de algún otro lugar, como en el caso del abandono palaciego de Aguateca, Guatemala (Inomata 2003): sino “el fuego y la sangre”, un proceso parecido.

Anteriormente, es notable que los habitantes del palacio, aunque la fecha de este rasgo sea enigmática, cerraron las entradas a la Acrópolis por medio de “garitas de control”, puertas dobles con evidencia de refuerzos perecederos en un lugar entre L7-2 y L7-3. Al norte del grupo palaciego, en el edificio más grande de la Acrópolis, L7-6, se realizó un sondeo en el cual se encontró lítica de la época terminal en forma de puntas de flecha hechas tanto de obsidiana como de pedernal (Figura 6).

LA ALDEA EN CERCANÍAS DE LA AGUADA (EL PERIODO POSTCLÁSICO)

La ocupación Postclásica de El Zotz, ha sido claramente identificada en el sector sur del centro monumental, específicamente en el complejo denominado Grupo Sur, ubicado al final de una calzada que conecta dicho grupo con la cancha de Juego de Pelota y la Plaza Principal. Esta ocupación fue identificada por medio de pozos de sondeo realizados en 2008 (Quiroa et al. 2008:30) y explorada con mayor detenimiento como parte de la Operación 6 de investigaciones en el Grupo Sur durante la Temporada 2009.

En términos generales, se ha establecido fehacientemente que el grupo contó con una ocupación continua entre los periodos Preclásico Medio, Tardío y Clásico Temprano, indicada especialmente por la presencia de cerámica de tipos Preclásicos tales como Sierra Rojo, Flor Crema y Polvero Negro, así como del tipo del Clásico Temprano Águila Naranja. Dichas muestras provienen en su mayoría del sector sur del grupo en donde se ha localizado la secuencia estratigráfica más profunda. Las muestras cerámicas del grupo que aún se encuentran en proceso de análisis, también revelan cierta ocupación durante el periodo Clásico Terminal.

Sin embargo, el grupo también contó con una importante ocupación Postclásica, particularmente para la fase media de dicho periodo, según lo sugiere la presencia de muestras cerámicas de los tipos Paxcaman Rojo e Ixpop Policromo, además, de una muestra de C14 procedente de un depósito ubicado en el acceso principal al grupo que produjo la fecha comprendida en 2 sigma de desviación, entre el 1,010 y 1,170 DC (Beta-250880, 960 +/- 40).

La última etapa de ocupación del Grupo Sur se distingue por la presencia de por lo menos ocho plataformas bajas que aparentemente corresponden a los restos de estructuras habitacionales, estando asociadas, además a otras construcciones de características más monumentales, muy posiblemente de funciones más bien rituales. La distribución de los rasgos arquitectónicos del Postclásico en este grupo, sugiere cierta concordancia con el tipo de conjunto denominado por Pugh (2003:411) “Grupo Ceremonial Básico” de acuerdo a su tipología de conjuntos arquitectónicos del Postclásico Tardío (tomada por el autor, citado del trabajo de Tatiana Proskouriakoff en Mayapan).

Dichos grupos, según el mismo autor, se caracterizan por contar con un “salón abierto” con una “capilla elevada” al frente del mismo, además de un oratorio, ya sea centrado al frente del salón o en proximidad a su eje. Es posible también que esta fase o el Clásico Terminal represente el momento cuando los ocupantes de El Zotz renovaron la aguada al oeste del Grupo Sur. Después, la ocupación se restringió a visitas esporádicas de peregrinos, tal como los braceros en la cumbre en ruinas de L7-11.  Una fecha de AMS del carbón adentro de estos braceros indican, un sigma de desviación, Cal. 1440-1,480 DC, hasta 1,630 en 2 sigma (Beta-250882, 410 +/- 40). La memoria y estado espiritual de El Zotz duraron por tanto, siglos después de su ocupación más intensa hasta su re-descubrimiento por saqueadores en los años 60 y 70.

CONCLUSIONES

El referir al paisaje del valle de Buenavista como un “país inconstante”, no riñe con los datos preliminares: su trayectoria cambió fuertemente sobre todo por la decisión de mover el enfoque de ocupación a la colina al norte, la escarpa de Buenavista. Sin embargo, la dinastía de El Zotz, representa una entidad frágil, al menos por la evidencia tan fragmentada de sus glifos. El carácter sumamente episódico de la ocupación, su trayectoria casi inversa a la de Tikal, al menos en el periodo Clásico Tardío y la construcción o deposición de edificios o rasgos insospechados, reflejan un hecho inevitable: no fue un desarrollo autónomo sino el apuro de estar tan cerca de la dinastía dominante de Tikal en un valle crucial que guarda su frente occidental. En sus últimos años, El Zotz disponía de un recurso valioso, una fuente de agua, un rasgo básico que permitió su supervivencia, que al desaparecer, forzó la desaparición de un asentamiento importante de Petén.

AGRADECIMIENTOS

El Instituto de Antropología e Historia de Guatemala amablemente nos otorgó permiso para formar el Proyecto Arqueológico El Zotz (PAEZ). El Vice-Ministro de Deportes, Dr. Héctor Escobedo, Maestro Erick Ponciano, Licda. Mónica Urquizú y Lic. Juan Carlos Pérez y el Lic. Alexander Urízar, todos ellos fueron siempre muy atentos, profesionales y colaboradores. El Dr. Inf. Ernesto Arredondo Leiva llevó la codirección del proyecto en 2008, lo cual agilizó un temporada exitosa en 2009 cuando el Lic. Edwin Román tomó la tarea.

Con el Biotopo San Miguel la Palotada y el Centro de Estudios Conservacionistas (CECON) de la Universidad de San Carlos de Guatemala se tiene una gran deuda por su ayuda en la logística y todo su apoyo para nuestras investigaciones dentro de su parque. Aparte de los co-autores de este ensayo, el proyecto estuvo conformado por: Lic. Inf. Rafael Cambranes (excavación); Maestro James Doyle (excavación, cartografía); Lic. Arturo Godoy (fotografía); Licda. Inf. Varinia Matute (excavación); Licda. Inf. Fabiola Quiroa (excavación) y Maestra Caitlin Walker (excavación).

De gran ayuda en el laboratorio fueron Katie Lukach, Cassandra Mesick y Sarah Newman. Los trabajadores de Cruce Dos Aguadas, Dolores y Uaxactun merecen todo el respeto del proyecto por hacer con profesionalismo sus labores en el campo. Los fondos del proyecto provienen del Sr. Kenneth Woolley de la Fundación Nacional para las Humanidades, EE.UU., la Fundación Nacional de las Ciencias, EE.UU., la NASA de los EE.UU., su científico Bruce Chapman en particular, de la cátedra de la Familia Dupee en Ciencias Sociales puesto que ocupa el Dr. Stephen Houston, la Fundación Waitt, canalizada por medio de la Sociedad Nacional de Geografía, EE.UU., y el apoyo de la familia Doyle y varios otros fondos de la Universidad de Brown, otorgados a los estudiantes de postgrado. La Casa Herrera de la Universidad de Texas en Austin otorgó apoyo práctico.

REFERENCIAS

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2006        Trabajos no divulgados del Proyecto Nacional Tikal, Parte 4: Rescate en El Zotz, San José,         Petén. En XIX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2005 (editado por         J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp. 877-894. Museo Nacional de Arqueología y Etnología,         Guatemala.

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Figura 1                Región de El Zotz y sus cercanías.

Figura 2                Mapa de El Zotz.

Figura 3                Perfil de saqueo con limpieza, estructura F8-1.

Figura 4                Mascarones en F8-1, sub-estructura.

Figura 5                Mapa de Bejucal, Petén, Guatemala.

Figura 6                Flechas de pedernal y obsidiana, estructura L7-6.

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