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023 – LA METAMORFOSIS DE UNA COMUNIDAD ACHI: EL CASO DE RÍO NEGRO-PACUX – Horacio Martínez Paiz – Simposio 22, Año 2008

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Martínez Paiz, Horacio

2009        La metamorfosis de una comunidad Achi: El caso de Río Negro-Pacux. En XXII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2008 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.285-295. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

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LA METAMORFOSIS DE UNA COMUNIDAD ACHI:

EL CASO DE RÍO NEGRO-PACUX

Horacio Martínez Paiz

Universidad de San Carlos de Guatemala

ABSTRACT

THE METAMORPHOSIS OF AN ACHI COMMUNITY: RÍO NEGRO-PACUX

The middle Chixoy River Basin has seen various periods of occupation, migration, and displacement. Independent of these fluctuations, the area had been inhabited during the prehispanic era until the arrival of the Spaniards. During the Colonial period, it was abandoned, but new demographic growth and the need for land has led to the repopulation of this zone today. New occupation began early in the 20th century with indigenous and ladino migrations from Rabinal and Cubulco. The first settlements founded, like Río Negro and Los Pajales, and the second wave, like Chicruz, Pasulup, and Chivaquito, returned to a life style very similar to that documented at the 43 archaeological sites located on the shores of the various rivers that feed the Chixoy. The lifeways of these villages was interrupted again in the mid-1970s when the government decided to construct the Pueblo Viejo-Quixal hydroelectric station (Chixoy Dam), for which they received financing from the InterAmerican Development Bank and other institutions but without endorsing the many clauses that included indemnity, economic compensation, and re-settlement for the affected families. Thirty years have passed since the government promoted a series of policies to mitigate the impact to which the basin’s inhabitants were subjected. From this perspective, this study attempts to understand the tragedy and hope that confronts Río Negro inhabitants, in addition to presenting the changes and transformations suffered by the community, hit by war and condemned to live in the resettlement community of Pacux, where their territorial space and lifeways were transformed for decades. The economy was altered, incorporating men and women in new types of work, consequently resulting in a loss of identity and ancient sociocultural practices tied to the archaeological sites of the region.

La Cuenca Media del río Chixoy es una zona que ha estado sometida a una serie de acontecimientos que la vuelven altamente dinámica. Durante los primeros siglos de nuestra era, estuvo ocupada por los Poq’mab y posteriormente durante las migraciones acontecidas durante el Postclásico son los Agaab, los K’iche’ y Rabinaleb o Achi, los que toman control de la región. Para la época colonial fue abandonada y nuevamente la reactivación del crecimiento demográfico y la necesidad de acceso a la tierra, hizo que esta zona fuera poblada hasta hoy, por varios grupos sociales.

Es a partir de la década de 1970, cuando llega a la zona un nuevo acontecimiento. El Instituto Nacional de Electrificación (INDE) contempló la construcción de varias hidroeléctricas en el país. El programa proyectó particularmente sobre el río Chixoy, la edificación de varias presas escalonadas que posteriormente se redujo a la construcción de una presa única, recibiendo el nombre de Pueblo Viejo-Quixal.

Con este proyecto, las comunidades se enfrentaron a un nuevo desafío y ruptura, pues la hidroeléctrica abarcó la inundación de la Cuenca Media del río Chixoy o Negro y con ella la desaparición de 23 aldeas o localidades (3336 personas) de origen K’iche, K’iche-Achi, Poqomchi´, Uspanteka y ladina, áreas de cultivo, recursos naturales y 45 sitios arqueológicos. Además, de la inundación los habitantes de la cuenca se enfrentaron a otra problemática, la guerra interna. Así, la inundación del valle, el conflicto armado y la falta de políticas adecuadas, provocaron una serie de acontecimientos traumáticos que marcó el destino de las 23 aldeas en donde sobresale el largo y doloroso camino que recorrió una de ellas, Río Negro.

GEOGRAFÍA Y MEDIO AMBIENTE

La región es agreste y encajonada, ubicada en los municipios de Cubulco, Rabinal y San Miguel Chicaj del departamento de Baja Verapaz, San Cristóbal Verapaz, perteneciente a Alta Verapaz y Uspantán municipio de Quiché (Figura 1). Como unidad física se encuentra definida por tres rasgos: la Sierra de Chuacús y los Cuchumatanes -representada por las montañas de Chimiagua y Los Pajales-, las cuencas interiores y el valle del río Chixoy (Douzant-Rosenfeld y Usselmann 1996). Este último se localiza en el interior de las unidades anteriores, formando un cañón estrecho con pendientes muy inclinadas del Carbonífero y Cretácico, compuesta por sedimento, flujos graníticos y serpentinas.

El fondo de la cuenca va de los 720 a los 890 msnm donde se localiza el río Chixoy o Negro que nace en el departamento de Huehuetenango y que conjuntamente más adelante con el río Pasión forman el Usumacinta. Los afluentes más importantes que nutren lo que se ha denominado como la Cuenca Media del Chixoy son el río Chicruz proveniente de las cuencas de Rabinal y Cubulco al sur, el río Blanco o Cala al norte, que nace en el departamento de Huehuetenango, y el río Salamá proveniente del valle que lleva su mismo nombre al sureste.

En general el clima en verano es semi-cálido y semi-seco, y en invierno se torna semifrío y semiárido con una precipitación pluvial a menudo que no excede anualmente los 750 mm, pero debido a los cambios climáticos registrados en los últimos años y principalmente desde la construcción de la hidroeléctrica, las estaciones han variado en tiempo y magnitud. El tipo de vegetación predominante en la última de las unidades descritas es el bosque seco subtropical, que a su vez es muy escaso y representado sólo en algunas secciones de toda la Cuenca, con un paisaje árido en donde las pendientes de los cerros son muy inclinadas cubiertas de maleza y arbustos, mostrando una alta erosión.

En cuanto a las principales especies de animales localizados en la región se observan mamíferos como: venado (Odocoileus virginianus), Coche de Monte (Tayassu pecari), Tepezcuintle (Agouti paca), Armado (Dasypus novencinutus), Mapache (Procyon lotor), Gato de Monte (Urocyon cinereoargentus); Reptiles: Mazacuata (Boa constrictor), Zumbadora (Drymarcho corais), Cascabel (Crotalus durrisus), Iguana (Iguana iguana); y aves diversas.

Con la creación de la presa varias especies se extinguieron pero paralelamente con la creación del lago se introdujeron algunas especies de peces que aunados con la fauna del lugar que aún existe, son utilizados en la alimentación y economía de los pobladores actuales.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA HIDROELÉCTRICA DE PUEBLO VIEJO-QUIXAL

Durante la década de 1970 el INDE contempló la posibilidad de la construcción de varias presas como Chulac, río Cahabon; Xalala, río Chixoy Bajo; Serchil, río Chixoy Alto, río El Carmen y río los Esclavos (Prensa Libre 21-abril-1977a). El objetivo era fortalecer la infraestructura de Guatemala y liberarla de la dependencia del petróleo. El programa proyectó particularmente sobre el río Chixoy la construcción de varias presas escalonadas. Este ambicioso proyecto de acuerdo con el Plan Maestro de Electrificación Nacional, contribuiría positivamente para lograr la independencia económica de Guatemala que para el año 2000 tenía que estar generando no menos de un millón de kilovatios. El ambicioso proyecto estipulado para el Chixoy, fue reducido posteriormente a la construcción de una presa única recibiendo el nombre de Pueblo Viejo-Quixal.

El 15 de enero de 1976 fue suscrito por el presidente de la república General Kjell Eugenio Laugerud García y por Ortiz Mena, secretario general del BID, el primer monto destinado para la construcción de la presa que costaría 300 millones de dólares y que posteriormente se elevaría a 825 millones más intereses (Prensa Libre 27-mayo-2002). La construcción de la hidroeléctrica se inició en abril de 1977 durante el gobierno antes descrito y fue concluida el 27 de noviembre de 1983 en el gobierno del General Lucas García. Por un error de ingeniería en la construcción del túnel de aducción -que conduce el agua del lago a las turbinas- la hidroeléctrica no funcionó formalmente hasta 1986.

La presa de Pueblo Viejo-Quixal es de tipo a presión, cubre una extensión de unos 50 km de longitud y tiene un túnel de 26.14 km de largo que lleva el agua del embalse -Pueblo Viejo- a la central eléctrica de Quixal, en donde se encuentran cinco turbinas pelton con capacidad para generar 300 kilovatios, proveyendo en la actualidad una quinta parte del total consumido en el país.

LA VIDA EN EL VALLE Y EN LA COMUNIDAD DE RÍO NEGRO HASTA ANTES DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA PRESA

En la cuenca se distinguen por lo menos tres épocas de ocupación, la prehispánica, la iniciada a partir de mediados del siglo XIX y la actual. La primera según Ichon (1996) se remonta aproximadamente al Preclásico Medio (800 al 300 AC) y se mantiene más o menos ininterrumpida hasta el Postclásico, cuando se da una completa reorganización de la población del valle con la migración de varios grupos como los Agaab, los K’iche’ y los Achi, edificándose la construcción de un gran centro cívico-religioso como lo fue Cawinal, ubicado sobre el río Calá o Blanco y que mantuvo el control de varios sitios. La segunda provocada por reactivación del crecimiento demográfico y la necesidad del acceso a la tierra. Y la última que se da después de la creación del la hidroeléctrica.

Hasta antes de la inundación la Cuenca Media del Río Chixoy -y que corresponde a la segunda época- se caracterizaba por ser una región árida y de difícil acceso con una población que ascendía a unas 3,336 personas -433 familias, ocho personas por familia- que basaban su economía en una agricultura de subsistencia, combinando crianza de ganado, artesanías y trabajo asalariado. Todo esto regido por un estilo de vida, costumbres y tradiciones comunes, compartidas entre las 23 comunidades -agrupadas en cuatro aldeas, cinco caseríos y diez parajes- que se encontraban diseminadas en las riveras de los ríos y que albergaban tanto a indígenas como a ladinos.

Las características de los asentamientos cobran vida a partir de las migraciones Postclásicas y más precisamente a partir de la reocupación de la zona a partir de mediados del siglo XIX. El porcentaje de la población hasta antes de la creación del lago ascendía a un 75 % de indígenas –K’iche’, K’iche-Achi, Poqomchi´ y Uspanteka- y un 25 % de ladinos, acrecentándose con el paso del tiempo el mestizaje entre ambos grupos. En su mayoría eran jóvenes -79 %- que no pasaban de 34 años, el resto una población situada entre los 40 a 80 años, con una tasa de natalidad del 45 %, mortalidad del 27 % y un crecimiento del 3 % (Gaitán 1978).

Las localidades se ubicaban a una altura que iba entre los 700 a 900 msnm, rodeadas por un bosque seco subtropical con una densidad poblacional de 34 habitantes por km². Los asentamientos humanos se localizaban muy próximos a los sitios arqueológicos e incluso algunas viviendas modernas -especialmente los ranchos- se asentaban sobre antiguas plataformas habitacionales prehispánicas. Así el espacio territorial ocupado por las comunidades se asemejaba al presentado durante la época prehispánica con asentamientos humanos separados aproximadamente entre sí a cada 3 ó 4 km -1 hora de camino entre una localidad y otra- persistencia que llevaba implícita la apropiación e interiorización del entorno que rodeaba a las comunidades, práctica social basada en el conocimiento del territorio habitado.

Dentro de este esquema una de las comunidades que más sobresalía por su patrón de distribución habitacional era Río Negro, aldea perteneciente al municipio de Rabinal y que contaba con 113 familias (Figura 1). Las viviendas definían patios abiertos o semi-cerrados, reproduciendo al menos seis familias extensas patrilineales. En su interior el espacio comprendía la ubicación de áreas específicas para dormir, preparar alimentos y otras actividades dedicadas a la economía de las unidades domésticas,  como la elaboración de petates.

Los campos de cultivo regularmente se localizaban próximos a los ranchos, constituidos en su exterior por paredes de varas de caña, cañas de maicillo o bien rajas de ocote con techo de paja y una puerta de ingreso orientada hacia el patio de la vivienda. El abastecimiento de leña se hacía en los cerros o márgenes del río y el agua potable se extraía de pozos cavados en las riveras. El río en la estación de lluvia era atravesado por medio de balsas construidas con tecomates. Contaban con una escuela y una cooperativa para comercializar las artesanías.

Las condiciones del terreno hacían de la aldea una zona muy agreste y encajonada en donde la mayoría de la tierra era de tipo comunal, pero las mejores tierras, aquellas que se localizaban a orillas de los ríos y que eran aptas para la agricultura se consideraban privadas, sin que la mayoría de sus propietarios poseyeran algún tipo de documento o escritura que respaldara esto. El invierno era muy irregular, por lo que las cosechas de maíz, maicillo, frijol, manía u otro producto no siempre estaban garantizadas.

El inicio de las actividades agrícolas estaba vinculado con prácticas religiosas, muchas de ellas llevadas a cabo en el sitio arqueológico del mismo nombre, localizado muy próximo al asentamiento actual. El punto de partida lo marcaba el tres de mayo -día de la Santa Cruz- fecha en la cual se esperaban las primeras lluvias y lo serraba el primero de noviembre -día de todos los santos- que marcaba la llegada de las cosechas, el recuerdo y tribuyo a sus antepasados. La producción local se basaba en el aprovechamiento de la tierra a nivel familiar, en parcelas no mayores a las cinco ó seis manzanas de tierra que solían ser de no muy buena calidad.

Los árboles frutales -mango, chicozapote y otros- proporcionaban un complemento a la dieta de granos básicos. La ganadería bovina ocupaba los terrenos de pastoreo en las montañas comunales. La gran mayoría de campesinos poseía aves de corral y cerdos, practicando la pesca eventualmente. Con la creación de la hidroeléctrica se inundaron aproximadamente un total de 1438.06 manzanas cultivables en la aldea, rompiéndose toda una tradición agrícola que se remontaba a la época prehispánica, alterando el entorno natural y por consiguiente modificando su sistema de vida.

En cuanto a la producción artesanal y comercio sobresalía la palma que era una especialidad del valle, practicada por los hombres que se dedicaban a la recolección y venta. La materia prima era utilizada para confeccionar petates y sombreros, que en el caso de la aldea de Río Negro o Panima’ era una actividad económica practicada por mujeres, niños e incluso hombres. Además de los petates otras artesanías elaboradas eran las redes para pescar, escultura de madera, colchoncillos de fibra de coyol para montura, por mencionar algunas. Otros productos que se comerciaban eran el ocote, suyate y pescado.

Como lo relata Tecú (2002) salir de la aldea para vender los productos era toda una aventura, se debía emprender el viaje de acuerdo a las distancias que en el caso concreto de Río Negro era a las dos de la madrugada, utilizando antorchas de ocote para alumbrar el camino, para estar en el mercado de Xococ los días jueves y domingo a eso de las siete de la mañana. Al terminar de vender sus productos compraban maíz, frijol, azúcar, panela y jabón, artículos que eran consumidos durante la semana y que no existían en la comarca, o bien, como el maíz o el frijol cuando la producción era insuficiente para atender sus necesidades. Al finalizar las transacciones comerciales las personas emprendían el viaje de regreso al medio día, para llegar a Río Negro a eso de las siete de la noche.

POLÍTICAS IMPLEMENTADAS POR EL GOBIERNO DE GUATEMALA E INSTITUCIONES FINANCIERAS EN EL CHIXOY

La construcción de la hidroeléctrica implicó la inundación del fondo del valle del río Chixoy y con ello la desaparición de 471 viviendas -que albergaban 23 aldeas o localidades-, diez edificios públicos, 3870.31 manzanas de tierra agrícola, 45 sitios arqueológicos y recursos naturales. La inundación superó la curva de los 820 m fijados como el nivel máximo de las aguas, abarcando una extensión de aproximadamente 50 km a lo largo del río Chixoy y sus afluentes.

Dentro de las cláusulas incluidas en los convenios firmados con los organismos financieros, se contempló dentro de una partida de indemnización, la compensación económica y material de las familias perjudicadas (Prensa Libre 22-abril-1977b). Así el INDE, además de ser la institución gubernamental encargada de coordinar la construcción del embalse, también quedó bajo la responsabilidad legal de reasentar a quienes resultaran desplazados de dotarlos de viviendas y de terrenos para sus cultivos (Palma 2000). El acuerdo ante todo, contemplaba el respeto a los derechos humanos de los damnificados.

En sus inicios para tener un criterio lógico de intervención de los problemas derivados por la construcción de la presa, el Comité de Reconstrucción Nacional le asignó al Dr. Gaitán la responsabilidad de llevar a cabo un análisis sociológico en la Cuenca. En su informe proporciona los resultados de la encuesta socio-económica efectuada, así como las conclusiones y recomendaciones.

Al parecer entre los años de 1975 a 1978, el programa de reasentamiento estuvo en marcha, pero el desplazamiento se hacía con resistencia y bajo amenazas. No es hasta 1979 que se creó la Unidad de Reasentamientos Humanos del INDE, cuando se elaboró un verdadero programa para el reasentamiento y resarcimiento de los afectados. Así, se identificaron ocho problemas que deberían tomarse en cuenta a la hora de llevar a cabo el reasentamiento, dentro de los que figuraban la situación socioeconómica, la tierra, vivienda, capacitación artesanal, asesoría técnica, desarrollo de la actividad piscícola, industria turística y asesoría sociológica (Gaitán 1990:33-35; Prensa Libre 13-junio-1979; Camacho 2003).

Esto fue ratificado por Luis Sáenz, gerente del INDE, quien en una entrevista brindada a Prensa Libre (13-Junio-1979) manifestó que esta institución estaba comprometida con la compensación de los habitantes de las aldeas damnificadas que consistía en el pago de los cultivos dañados por la inundación, la construcción de viviendas modernas, agua potable, energía eléctrica, drenajes y terrenos. Dentro de los compromisos adquiridos también figuraba el mejorar la salud, educación e ingresos económicos, además de proveer tierras “vírgenes”, no cansadas, aptas para obtener excelentes cultivos. En las declaraciones aparece que el INDE no sólo sea había comprometido a dar asesoría técnica y agrícola, sino también artesanal, porque argumentaba el Ing. Sáenz que estas comunidades estaban compuestas por personas deseosas de superarse económica y socialmente, y eso lo lograrían con el decidido apoyo que el INDE proporcionaría.

La primera opción que mantuvo esta institución hasta 1980, fue el de trasladar a los afectados a colonias fuera del área, el objetivo era mejorarles las viviendas y el nivel de los servicios disponibles a los campesinos (Douzant-Rosenfeld y Usselmann 1996). La colonia modelo fue Pacux ubicada en el municipio de Rabinal, que fue iniciada a finales de los 70, en donde se pretendían construir 150 casas para los habitantes de la aldea de Río Negro. Contaría con un trazo clásico reticulado de calles, casa de habitaciones hechas de madera y techo de lámina, escuela, puesto de salud, alumbrado público, pozo de agua potable y área de cultivo. Lamentablemente aunque todo esto fue planificado, no todo llegó a concretarse de una manera exitosa.

En el ámbito colectivo las propuestas de cada aldea, expresada por los representantes de las comunidades giraron en torno a tres: reubicación de las aldeas fuera de la zona afectada, reasentamiento de las comunidades en la misma zona, y por último algunas aldeas consideraron que era el gobierno quien tenía la obligación de resolver el problema (Gaitán 1978). Al respecto los habitantes de la aldea Río Negro consideraron que podían seguir viviendo en la Cuenca y que lo único que solicitaban era que la población fuera reasentada en un terreno más alto llamado el Coyolar y que fueran provistos de un puente o una lancha para atravesar el lago.

Al transcurrir el tiempo y observar que el INDE no cumplía con lo sugerido y ofrecido, varias de las comunidades iniciaron a desconfiar y a resistirse de ser trasladadas. La versión oficial del INDE en un informe elaborado por la oficina de reasentamientos, lo atribuye a la manipulación e influencia de personas ajenas a la Cuenca.

Para 1981/1982, cuando la inundación de la presa parecía ser un hecho inminente, el INDE autoriza a las comunidades del la Cuenca del Chixoy a que construyan viviendas provisionales por encima del nivel. A finales del año 1981, casi todos los habitantes de la zona habían construido nuevamente sus casas, y es cuando el INDE políticamente emprende una intensa campaña de convicción y de promoción social para demostrar que las autoridades se ocupan del futuro de las personas desplazadas. Fue en este contexto en el que la Cuenca Media del río Chixoy se convierte en zona de guerra, siendo la aldea más afectada Río Negro, donde se produjeron varias masacres, el mejor pretexto para abandonar a los damnificados, y no cumplir con los compromisos del reasentamiento y el resarcimiento.

Así fue como la colonia modelo de Pacux iniciada a finales de los 70, se ocupó hasta 1983 por tan sólo 17 familias provenientes de Río Negro. Más bien, esta colonia se convirtió en un albergue para víctimas de la violencia y con el tiempo fue ocupada por familias de otras zonas del país.

CUANDO LA GUERRA LLEGA AL CHIXOY

El final de la década del setenta e inicios del ochenta marca en el país una profunda crisis interna provocada por el enfrentamiento entre la guerrilla y el ejército. Dicho acontecimiento afectó varias regiones del país, principalmente el Altiplano, en donde surgieron y se desarrollaron varios focos guerrilleros, fenómeno al que los gobiernos de Romeo Lucas García y Ríos Montt respondieron con una política insurgente denominada “Tierra Arrasada”, orientada a desarticular la base social de la guerrilla, lo que contribuyó a recuperar parte del territorio controlado por la subversión.

Esta política conllevó al arrasamiento de 440 aldeas aproximadamente y unas 669 masacres, y al desplazamiento de la población sobreviviente hacia otras regiones del área rural y capital del país, así como a México, Belice y Honduras (Comisión para el Esclarecimiento Histórico 1999:82; Gerardi 1998; Díaz 1992). Algunas de las comunidades se vieron forzadas a desplazarse a los países vecinos, provocando la ruptura del tejido social, el desmembramiento de las familias y comunidades, así como el debilitamiento de los lazos culturales que determinan su cohesión.

Este fenómeno no escapó a la región del Chixoy, en donde los continuos enfrentamientos que mantuvo el INDE y las aldeas, y las continuas acusaciones, crearon un clima de incertidumbre. En este sentido el INDE acabó por acusar a la comunidad de Río Negro de estar ligada a la guerrilla, creando problemas lo que produjo consecuencias nefastas para la aldea.

Para finales de la década de los setenta el INDE como se indicó planteó a las comunidades la reubicación hacia los centros urbanos de Rabinal y Cubulco, indemnizando la pérdida de cosechas, árboles frutales, la compra de parcelas en la región y la posibilidad de construir fábricas para dar empleo a las personas afectadas. Una de las primeras comunidades que iba a ser reubicada era la aldea de Río Negro en donde se les prometió financiar la construcción de 150 casas, comprar potreros y tierras cultivables. Como iniciativa, el Instituto Nacional de Electrificación permitiría que los afectados buscaran los terrenos más acordes a su necesidad que vinieran a sustituir las tierras inundadas.

Asimismo, el INDE contribuyó con los pobladores de Río Negro ofreciéndoles trabajo en la construcción del muro de contención de la presa. Esta acción era parte de las políticas implementadas por la institución, creando un clima de beneficio que les ayudaría a desalojar a las personas afectadas. Algunos estuvieron de acuerdo, mientras otros se resistieron a abandonar sus tierras. Ya indicamos que Río Negro fue sino la única, la comunidad que más se resistió a abandonar la cuenca, incluso presentando una propuesta de vivienda en la zona y que fueran provistos de un puente o una lancha para atravesar el lago.

El INDE continúo con la construcción del muro de contención de la hidroeléctrica y la concientización de los habitantes de la Río Negro a abandonar su territorio. Lleva ingenieros para medir tierras y es cuando la comunidad se organiza para exigir se les cumpla con lo prometido. No pasó mucho tiempo en manifestarse los desacuerdos entre los mismos habitantes de Río Negro, algunos pensaban que lo mejor era abandonar sus tierras y trasladarse a la aldea modelo ofrecida, mientras otros consideraban que la única opción era no desalojar. Entre tanto, la búsqueda de tierras llevó a ubicar la finca de Pacux -muy cerca del casco urbano de Rabinal- como la más apta para llevar a cabo la colonia. El comité de Río Negro notificó al INDE por medio de un acta la aceptación de esta finca. Los trabajos de urbanización iniciaron inmediatamente. Pero cuando todo parecía encaminado, surgió un hecho dramático que vendría a cambiar el panorama.

En marzo de 1980 se produjo el primer enfrentamiento entre la población de Río Negro y la policía militar, dejando un saldo de varios muertos -siete personas de la localidad y un policía- hecho que hasta el día de hoy sigue siendo ambiguo y confuso a la hora de ser relatado, pues ambas partes se señalan como los responsables directos del incidente. Lo cierto del caso es que a este suceso le siguieron otros más, en donde el ejército -apoyado por la PAC de Xococ- no cesó en su hostigamiento en contra de la comunidad, acusándola de esconder las armas del militar asesinado y de los que habían sido presos en el incidente de marzo, además, de ser señalada como responsable directa de apoyar a la guerrilla. Esto llevó a que la comunidad fuera víctima de varias masacres cometidas el 13 de febrero y 13 de marzo de 1982 (EAFG 1997:217-229; Tecú 2002, 61-97).

Según el Equipo de Antropología Forense de Guatemala (EAFG 1997:220) el 6 de febrero de 1982 se perpetuó una masacre en la comunidad de La Laguna. Al día siguiente los hombres de Río Negro fueron citados para ir a Xococ, en donde se les pidió sus cédulas, si bien los dejaron ir a su aldea, se les informó que debían regresar el sábado siguiente para recogerlas. A los cuatro comisionados militares de Río Negro les ordenaron que llevaran a todos los hombres y que los llevaran en fila vigilados por ellos. Al parecer la comunidad de Río Negro ya había sido acusada directamente de tener una estrecha relación con la guerrilla. Fue así como el 13 de febrero del mismo año, los hombres de Río Negro, acompañados de algunas mujeres y niños, regresaron de nuevo a la comunidad de Xococ a recoger sus documentos, pasar al mercado, vender sus productos y regresar a la aldea, pero al llegar fueron asesinados y enterrados en un lugar llamado Chiton (Tecú 2002).

Un mes después, miembros del ejército y de las PAC llegaron a la comunidad de Río Negro a buscar a las mujeres, esposas de los hombres que habían sido asesinados. Las interrogaron, insultaron, violaron y luego las hicieron caminar juntamente con los niños a Pak’oxom, lugar ubicado en el cerro Portezuelo de Monterredondo. Allí, un mínimo de 154 personas fueron asesinadas -58 adultos y 85 niños- y luego enterradas en tres diferentes fosas. En la actualidad varias personas especialmente ex-miembros de las PAC han sido sometidas a juicio y llevados a prisión por los delitos cometidos, pero aún se encuentran varios procesos abiertos e inconclusos que esperan se haga justicia.

LA COLONIA MODELO DE PACUX

Los sucesos que marcaron el definitivo traslado de los habitantes de Río Negro a la colonia modelo de la finca de Pacux ubicada al oeste del pueblo de Rabinal, están empañados por una serie de acontecimientos que rebasan el límite humano, en donde nunca se respetó el derecho de la comunidad a poder decidir sobre su futuro.

Está claro que a pesar de haberse realizado un estudio sociológico en la cuenca y de haber enviado técnicos a México para estudiar el fenómeno, no hubo en ningún momento una clara compresión de los cambios, transformaciones y el costo que acarrearía trasladar a las familias a un nuevo territorio, condenándolos a un nuevo espacio en donde las prácticas socio-económicas y culturales ejercidas de generación en generación, fueron interrumpidas de forma violenta y sin ninguna alternativa. Como lo recuerda Cristóbal Osorio vecino de la colonia “Río Negro era una de las comunidades más prósperas de la zona del Chixoy, porque sus cosechas eran muy buenas, poseían de dos a tres cabezas de ganado por familia y las mujeres colaboraban en la economía familiar con la elaboración de artesanías, esto se acabó cuando se vino la violencia”.

De agricultores campesinos -base de su economía- pasaron a vender su fuerza de trabajo como proletariado en las escasas fuentes de trabajo que se encontraban en Rabinal, incluso obligándolos a migrar a la Capital y Costa sur, convirtiéndose en víctimas del sistema de explotación y exclusión social al que se enfrentan la mayoría de comunidades indígenas. Algunos otros escogieron el camino de migrar a los Estados Unidos, que como ya sabemos se torna en un recorrido difícil y peligroso con un saldo muchas veces desfavorable.

Los hijos huérfanos que perdieron a sus padres durante el conflicto armado y que tienen mayor tiempo de residir en la capital se dedicaron a diversas actividades no calificadas, como el comercio informal. En cambio los hijos más jóvenes, entre los 15 y 18 años son de más reciente migración y están insertos en su mayoría en la producción maquiladora. En cuanto a las madres, muchas de ellas continuaron elaborando artesanías como los petates, pero son las actividades domésticas en el casco del pueblo de Rabinal las que les provee de mayor sustento.

Así, Pacux se convirtió en un albergue para los desplazados del Chixoy y víctimas de la violencia en Río Negro en su mayoría viudas y huérfanos que convivieron y conviven en la actualidad con otros grupos sociales. La mayoría de las unidades domésticas cambiaron su composición, pasando a ser monoparentales dirigidas por la madre. Acevedo (2005:20) puntualiza que muchas unidades domésticas que ya estaban en ciclos de madurez e incluso en desintegración regresaron a los ciclos de procreación y crecimiento, tanto por la pérdida de los hijos mayores, el esposo, o bien por la asunción de hijos e hijas de un nuevo cónyuge, nietos o sobrinos huérfanos de corta edad y también por nacimiento de hijos resultado de una nueva unión.

Entre las viudas jóvenes que se encontraban en ciclos domésticos de procreación y crecimiento, es donde más encontramos nuevas uniones y por lo tanto inicio de nuevos ciclos de procreación, y en aquellas viudas que perdieron a hijos o el cónyuge, se observan más ciclos domésticos que se truncan y regresan a ciclos anteriores. Muchas de estas mujeres que perdieron a sus esposos, se vieron frecuentemente obligadas a mantener algún tipo de relación de pareja con los pocos hombres que sobrevivieron a las masacres. Esto llevó a que muchos de estos hombres fueran padres o cabezas de hogar de varias familias, acentuando la promiscuidad.

Debe de señalarse que el gobierno al impulsar su plan de desarrollo, obligó a las familias de Río Negro a volverse urbanas, descontextualizando su vida y asentándola en un lugar ajeno. El espacio que se les proveyó fue y es reducido, con casas de madera que no se ajustan al modelo y pensamiento de las personas afectadas, sin la posibilidad de seguir replicando con éxito el sistema de familias extensas patrilocales con acceso a una unidad doméstica individual y conyugal que se daba en la aldea, provocando el hacinamiento y un difícil acceso a recursos naturales, la salud y el agua y a lo básico para la vida. En los últimos años con mucho esfuerzo las familias han tenido que emprender la construcción de nuevas casas, utilizando nuevos materiales.

A excepción de algunas familias que han logrado una mejor posición económica, reflejada claramente en las posesiones materiales, la mayoría de personas que habitan Pacux tienen que conformarse a llevar una vida sin mayores satisfacciones en una colonia en donde la desintegración social es evidente. Algunos negocios que se observan con mucho esfuerzo representa para sus dueños algún tipo de ingreso significativo. Pero lo más alarmante es el enajenamiento al que están sujetos los jóvenes, el licor, la violencia y la descontextualización de una comunidad que se convirtió hoy en día en una sociedad sin rumbo, atrapada en un mundo cambiante y globalizado.

Sin embargo, no todo es negativo, pues en los últimos años varias organizaciones no gubernamentales han intentado impulsar una serie de proyectos que rejuvenecen la esperanza. En la actualidad se dio inicio a la apertura de una academia de computación para las nuevas generaciones. Con esto se espera elevar el interés por la vida y nivel educativo que traducido venga a aperturar nuevas formas de inserción laboral para los vecinos de la colonia. Asimismo, se espera que con esta iniciativa, los jóvenes puedan fijar de mejor forma sus metas y no se hundan ante los distractores sociales como las maras que se han formado en el municipio.

En síntesis, Pacux se convirtió en una colonia para refugiados de la violencia y expulsora de mano de obra por excelencia. Ante este fenómeno, en la última década, catorce familias (unos cien habitantes) de la colonia, tomaron la decisión de regresar a vivir al antiguo territorio de la aldea de Río Negro, sólo que ahora a orillas del lago, en un espacio más arriba del antiguo caserío. Y es que en la aldea modelo el espacio al que tienen acceso para cultivar se reduce a unas cuantas cuerdas de terreno de mala calidad, un puesto de salud, un pozo de agua mecánico -ambos ya no funcionan- una iglesia y una escuela estatal. Su nivel integral de vida es muy bajo, pues se debe de señalar que los múltiples proyectos que se ofrecieron, no se ejecutaron o simplemente fracasaron, dando como consecuencia un nivel de vida económico bajo y sin mayores beneficios para el futuro.

En la actualidad organizaciones como La Pastoral Social de la Verapaz, El Fondo Nacional para la Paz y El equipo del Servicio Alemán de Cooperación Social Técnica -DED- han impulsado una serie de proyectos. Especialmente la última de las entidades, ha iniciado en la antigua comunidad un nuevo proyecto en donde las familias de la aldea de Río Negro forman la empresa comunitaria que administra y sostiene el Centro Histórico y Educativo Riij Ib’ooy, generando por medio de esta labor una mejoría de su economía familiar. El proyecto está dirigido a explotar el medio natural, recuperar la historia y cultura de los Achi y ofrecerlo a los turistas que deseen visitar la comunidad, hospedándolos en cabañas y prestándoles el servicio de comida y guías locales.

REFLEXIONES FINALES: UNA RETROSPECTIVA PARA EL FUTURO

Con la construcción de la hidroeléctrica de Pueblo Viejo-Quixal (1977-1983), diversas y grandes son las lecciones que deben aprenderse cuando se quiere llevar a cabo un proyecto de esta naturaleza. El inicio de un programa es promesa de bienestar y prosperidad para las comunidades, siempre y cuando se respeten los derechos humanos de las personas, su forma de pensar y actuar, ¿Pero cómo se debe interpretar la responsabilidad de las instituciones que participaron en el proyecto? ¿Qué lecciones nos quedan? ¿Qué se debe de repetir o qué no se debe hacer?

Nadie podrá regresar el tiempo y borrar la violencia que acompañó este proyecto de desarrollo hidroeléctrico. Ninguna suma de dinero podrá regresarles la vida a las muchas personas que murieron como resultado de la guerra interna, la falta de compensación justa y de crear programas de reasentamiento significativos. El valor monetario no podrá devolverles a estas comunidades su territorio con su modo de vida asociado y practicado a través del tiempo.

Sin embargo, los gobiernos e instituciones financieras podrán reconocer, oficial y formalmente que sus fracasos ayudaron a conformar condiciones para la violación de los derechos humanos, generando lesiones duraderas cuya responsabilidad comparten. Que está dentro de sus obligaciones la compensación económica y restaurar la dignidad, identidad e integridad de las comunidades. Y que podrán apoyar los esfuerzos comunitarios por transformar esta región, construyendo una economía y sociedad que incluya a todos y todas sus miembros en el objetivo común de asegurar un modo de vida autosostenible.

En síntesis, se debe decir que en la actualidad Río Negro-Pacux, lejos de convertirse en una colonia modelo que elevaría el nivel de vida de sus residentes, vino a ser un obstáculo más en su ya precaria situación de vida. Fue un reducto de víctimas de la violencia, con familias desintegradas, fuentes de trabajo limitados, enfrentados a un nuevo contexto lleno de relaciones socio-económicas ajenas, en pocas palabras un proyecto más para el gobierno de turno y una tragedia y abandono para las comunidades.

AGRADECIMIENTOS

Esta ponencia ha sido escrita por varias personas e instituciones, a ellas va nuestro agradecimiento. Muy especialmente a las comunidades que han tenido que vivir este largo y tormentoso camino, principalmente a la comunidad de Río Negro, en donde la indiferencia y abandono del gobierno de Guatemala y la sociedad en su conjunto, ha dejado una herida profunda y dolorosa.

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