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73 – ASENTAMIENTOS ANTIGUOS EN EL VOLCÁN TACANÁ, CHIAPAS-GUATEMALA – Elías Rodríguez Vázquez – Simposio 21, Año 2007

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Rodríguez Vásquez, Elías

2008        Asentamientos antiguos en el volcán Tacaná, Chiapas-Guatemala. En XXI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2007 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.1157-1166. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

73

ASENTAMIENTOS ANTIGUOS EN EL VOLCÁN TACANÁ, CHIAPAS-GUATEMALA

Elías Rodríguez Vázquez

Escuela Nacional de Antropología e Historia – México

Palabras clave

Etnoarqueología, Chiapas, Tierras Altas de Guatemala, volcanes, Tacaná, chamanes, sincretismo religioso

Abstract

ANCIENT SETTLEMENT IN THE TACANA VOLCANO, CHIAPAS-GUATEMALA

The Tacana volcano is important regarding archaeological and ethnographic sites. This paper reviews some of the etnohistoric sources of the XVI century. The Tacana was occupied by several groups of K´iche´ and Mam populations.

La presente ponencia se da en el marco del Proyecto Etno-Arqueológico del volcán Tacaná, Chiapas-Guatemala, que tiene entre sus objetivos conocer la realidad espacio-temporal de la población campesina Mam que vive en sus faldas a través de su cosmovisión, historia, geografía, arqueología, etnografía, política y conocimiento agro climatológico de la montaña. Tal interés es debido al gran vacío que hay entre las investigaciones etnoarqueológicas efectuadas para el suroccidente de Guatemala y sureste de Chiapas.

La realización de este proyecto también tiene la finalidad de recuperar la memoria histórica, geológica y social del Tacaná, ya que el volcán se le podría designar como un ente histórico-social por ser el protagonista al ofrecer su espacialidad y temporalidad en eventos geofísicos, como es el de ser un volcán activo desde tiempos Preclásicos, ya que una de sus erupciones cataclísmicas se manifestó en momentos del apogeo de la antigua ciudad de Izapa (200 AC – 200 DC), siendo relevante esta erupción que afectaría a una gran zona de la llanura costera del Soconusco. De acuerdo a estudios geofísicos de la Universidad Autónoma de México (UNAM) ha tenido varias erupciones de tipo peleana hace 48 mil, 28 mil y 16 mil años, dos erupciones de tipo plinianas hace 10 mil y 7 mil años y la última gran erupción hace 2 mil años , la cual produjo depósitos piroclástico y lahares que afectaron ciudades prehispánicas como Izapa y aldeas ubicadas en las faldas del volcán que posiblemente se encuentren sepultadas por éstos depósitos volcánicos (Macías, Espíndola et al. 2000). Es un evento volcánico que quedaría en la memoria colectiva de campesinos que viven en el pie de monte y, además, que en forma de tradición oral permanecería hasta nuestros días (Figura 1).

CONTEXTO GEOGRÁFICO E HISTÓRICO

En las tierras altas del volcán Tacaná, durante el periodo Posclásico Tardío se desarrolló la cultura Mam. Tras de peregrinar por la diversa geografía mesoamericana, quizá por cuestiones político sociales, religiosas o de otra índole llegarían al Tacnahuyú, como era conocida esta alta montaña. El espacio geográfico conquistado por estos inmigrantes del Epiclásico fue muy determinante, debido a la difícil orografía del volcán. Tras la diáspora ejecutada por múltiples ecosistemas de esta América antigua, grupos de K´iche´, Kaqchikel y Mam se asentarían y construirían sus propios espacios sociales, culturales, religiosos y políticos. La lucha por la tierra es una situación que se ha dado en diversas latitudes de la tierra. Entre estos grupos s no se dio la excepción, ya que las ambiciones de los gobernantes quichés fueron categóricamente importantes.

El volcán Tacaná, con sus 4093 m sobre el nivel del mar, junto con el Tajumulco (4210 m sobre el nivel del mar) es una de las altas montañas del área meridional. Y por ello en la historia antigua de mames y quichés fue de gran relevancia, sobre todo por la explotación de recursos vegetales, animales y minerales que pudieron haber aprovechado. Desde el pie de monte de vegetación tropical se cultivó el cacao que tuvo dimensiones pujantes más allá de sus fronteras locales, porque bien sabemos que este producto tuvo gran estima entre los tecutli Mexicas por lo que en el gobierno de Ahuizotl (finales del siglo XV) se realizaron avanzadas para obtener el control del preciado grano. Los pochteca-guerreros Mexicas llegarían a poblados bajo el dominio quiché (Tapachula, Mazatlán, Ayutla) y otros independientes de lengua Pipil (Mapastepec, Huehuetan, Huixtla, Coyoacan y Acapetagua), para transferir, invadir e implantar una nueva provincia llamada desde tiempos históricos como el Soconusco.

Las comunidades que se encuentran en las laderas del volcán Tacaná han tenido un desarrollo continuo desde el arribo de los primeros grupos de emigrantes prehispánicos que según las fuentes históricas del siglo XVI, provenían de la antigua Tollan. El volcán ha sido receptor de diversos grupos a través del tiempo por diversas causas. Desde las migraciones Toltecas por un origen religioso hasta las de índole política en pleno siglo XX, debido a las persecuciones de las que fueron objeto los refugiados guatemaltecos que hallaron un hogar en esta montaña.

El carácter binacional que tiene este volcán le da una perspectiva especial en relación con otros volcanes que hay en el territorio nacional. Una de ellas es el uso del espacio que tiene el grupo, uno de los residentes más antiguos que han quedado hasta la fecha. Utilizando cada piso altitudinal tanto para eventos cotidianos como rituales, el habitante Mam conoce y utiliza cada espacio montañoso para sus propias satisfacciones individuales y de grupo. El Tacaná se encuentra dividido por una línea marginal fronteriza, por un lado la parte mexicana con asentamientos humanos conocidos como cantones y parajes, con población Mam aculturada y mestizos provenientes de otras partes de la república y algunos colonos de origen europeo, sobre todo alemanes. Unión Juárez es su centro urbano más cercano, de reciente fundación, la cual cohesiona todas las actividades mercantiles, agropecuarias y religiosas de la parte mexicana del Tacaná (Figura 2). Y, por el otro lado, la parte guatemalteca que ha mantenido con más fuerza y dinamismo sus tradiciones locales. Sus asentamientos pequeños reciben el nombre de aldeas, nombre ya en desuso en México. En esta parte guatemalteca son cuatro los centros urbanos fundados en época prehispánica (Sibinal, Tacaná, Ixchiguan y Tajumulco), lo que nos viene a revelar por el momento una mayor concentración poblacional hacia esta parte.

La mitad del volcán (la guatemalteca) fue escenario de episodios de guerra entre la guerrilla y el ejército guatemalteco durante el llamado “conflicto armado interno”. Actualmente el Tacaná es estudiado por los vulcanólogos del Instituto de Geofísica de la UNAM, los cuales realizan un mapa de riesgos por una posible erupción, ya que es un volcán activo, siendo el tercero en peligrosidad después del Popocatepetl y el de Fuego de Colima (México). También es visitado por biólogos del Instituto de Historia Natural de Chiapas, ya que recientemente ha sido declarado como Reserva Natural de la Biosfera por el gobierno federal.

El estudio de los volcanes en Mesoamérica es relativamente reciente y se concentra en el llamado Eje Neovolcánico Transversal. La mayor parte de los estudios mesoamericanos sobre volcanes se realizan para el México Central, tomado en cuenta que en esta zona siempre ha sido altamente poblada y la relación que tuvieron con las montañas fue bastante estrecha debido a la ubicación y cosmovisión. Las investigaciones más sobre este tópico se compilaron en el texto de “La montaña en el paisaje ritual”, coordinadas por Broda, Iwaniszewski y Montero (2002), sirviendo como la primera compilación que se realizó de forma interdisciplinaria sobre el tema. Para el área existen pocos estudios arqueológicos, etnográficos, históricos y geográficos sobre el tema. Podemos señalar los realizados sobre el volcán Caldera del occidente de El Salvador, la Sierra Madre de Chiapas (Navarrete 1978) y el volcán Chichonal. Los volcanes de las Tierras Altas, desde el punto de vista de la geografía histórica y cultural, han sido poco abordados, teniendo en cuenta que la mayor parte de los estudios mayistas los realizan en la Tierras Bajas en los que los montes más altos alcanzan alturas de 200 ó 300 m. Con excepción de Carlos Navarrete (1966), Gareth Lowe y de Cecilio Rosales (1999, 2003), además de los actuales trabajos vulcanológicos con implicaciones arqueológicas de José Luis Macías y su equipo (Macías, Espíndola et al. 2000).

El volcán, con sus 4093 m sobre el nivel del mar, es uno de los volcanes más altos del área y ha sido mencionado en las fuentes como el Popol Vuh, los Títulos de Ixquin-Nehaib, conocido por los K´iche´ como Tacnahuyú, significando “montaña de la casa del fuego”. Según los Anales de los Cakchiqueles del siglo XVI nos mencionan que los K´iche´ procedían de la gran Tollan mítica cuando entraron a las Tierras Altas de Guatemala, se asentaron de paso cuando se dirigían a fundar y establecerse en Utatlán o Gumark´aaj.

El PROYECTO ETNO-ARQUEOLÓGICO Y LOS POBLADORES DEL VOLCÁN TACANÁ

Los Mam, que desde el siglo XVI han vivido permanentemente en las faldas del Tacaná, con sus prácticas agrícolas, económicas y religiosas; manteniendo éstas últimas una continuidad y cambio por parte de los conocidos chimanes o aj q´ij, personas en la cuales está depositado un conocimiento religioso de origen prehispánico, pero a través del tiempo y sus relaciones con la cultura occidental ha ido modificándose poco a poco. Los chimanes mantienen una relación estrecha con la naturaleza, con el conocimiento y uso de las plantas medicinales y, con los ciclos, elementos naturales como el fuego y la lluvia y actividades rituales con el nacimiento, la muerte, la salud y la cacería (Figura 3).

El volcán Tacaná es el Axis Mundi para los Mam cercanos a él, ya que en sus mitos conocidos en Tuxtla Chico, Unión Juárez, Cacahoatán y Tapachula, en el volcán vive Kman, considerada la montaña más poderosa dadora de sabiduría. Los chimanes conocen y usan para sus prácticas rituales, determinados lugares considerados sagrados, ubicados en el cuerpo montañoso del Tacaná y otros montes cercanos como la Piedra de Huixtla, Pico de Loro y El Tumbador. Ya que de acuerdo a los diferentes pisos altitudinales se dan por ejemplo, rituales de “siembra”, las “cruces de nacimiento” de los niños se darán cerca de los chahuitales (pocitos donde se almacena el agua de lluvia) y altitudes entre 200 y 2500 m sobre el nivel del mar y la “siembra” de “las cruces de nacimiento iniciativo” de un nuevo chimán, éstas se sembrarán por lo general en la cima del volcán o de otras montañas (arriba de los 3500 y 4000 mil m sobre el nivel del mar; Figura 4).

Existe una variabilidad de “sembrado de cruces”, de vida, trabajo, salud, nacimiento, etc.; en los “templos” ubicados en los cruces de caminos, cascadas, ríos (el río Muxbal), cuevas, al pie de árboles de Matasanos (zapotácea casimiroa edulis), rocas (Piedra de Huixtla, Pico de Loro), montes (El Tumbador, Cambá), aldeas de Chiquihuite, Eureka, Aguacate y La Vega del Volcán con sus respectivos “altares” o “mesas” en los cuales se depositan diferentes tipos de ofrendas de acuerdo a la petición del ritual.

Asimismo, el sincretismo religioso cristiano muy presente en la calendarización de las peticiones (de lluvia, de cosecha del café o de la milpa), por ejemplo el 8 de diciembre dedicado a la Virgen de la Concepción, la cual es solicitado para tal evento; el 1 de enero cuando es visitada la Piedra de Huixtla por los chimanes, el 3 de mayo, la Semana Santa, etc. Los guías espirituales de los chimanes como el Hermano Pedro de Betancourt y Albino de Cuchubá (curandero indígena “copalero” que vivió en las faldas del volcán Santa Maria, ya fallecido) están presenten en la religiosidad sincrética de los chimanes.

Por lo que podemos conocer que la religiosidad Mam cristiana es bastante fuerte, vital llena de muchos símbolos y significados en esta geografía sagrada y sobre todo en este volcán (Tacaná), nombrada por los chimanes como “la iglesia de los antiguos”. De acuerdo a Iwaniszewski y Montero (2001), en la cosmovisión mesoamericana la acción de subir a la montaña en ciertas ocasiones equivale a repetir las hazañas de los dioses, héroes míticos o importantes personajes en la historia. Los chimanes, quienes ascienden la cumbre elevada, repiten, en cierto modo, los hechos históricos o míticos, y visitan los lugares ya antes visitados. No donde se encontraban ciertos lugares que han poseído un cierto significado por el simple hecho de ser asociados con los eventos del pasado (mitológico o histórico).

Los sitios arqueológicos son los que se sitúan en general en un medio natural desconocido y se legitiman como los lugares de comunicación con lo sobrenatural por medio de las historias (reales o míticas) que tienen relevancia comunitaria. La legitimidad de los lugares se basa en las genealogías de los linajes o en las biografías personales de los chimanes. Porque algunos de ellos (chimanes) tienen bajo su tutela ciertos espacios sagrados, sea con su “mesa” en su casa o en el volcán. Existe una red de puntos importantes en la geografía sagrada del Tacaná, cada uno de ellos delimitando un territorio del grupo étnico (en este caso el Mam; Figura 5).

En julio de 2003 se realizó una visita junto con el grupo de vulcanólogos del Instituto de Geofísica de la UNAM a la aldea La Vega del Volcán, municipio de Sibinal, Departamento de San Marcos, de lo que a continuación se presenta el trabajo de campo llevado a cabo en esta población.

En la parte noreste del volcán Tacaná se encuentra ubicada la aldea La Vega del Volcán a una altura de 2500 m sobre el nivel del mar. Es una población bastante inaccesible para llegar ahí, ya que en plena época de lluvias o “invierno” como le llaman por estos lugares a la temporada húmeda del año, estaban abriendo brecha con bulldozer. El camino viene circundando las faldas de la montaña, entre espesos bosques de coníferas y un frío intenso y húmedo por la noche. En este lugar contacté con dos chimanes: don Julio Roblero Verdugo y don Rufino Ramos Pérez; el primero al principio se mostró abierto pero después cambió volviéndose desconfiado. Él es originario de Sibinal, comentando que solamente me podía dar información en su “mesa” que está en Sibinal. El adquirió el don de chimán, debido a que parecía malestares en la mente, ya que se encontraba desorientado, sufría mucho, había visitado a muchos médicos, para que lo ayudaran, pero nada habían podido hacer por él, incluso comentó que se había convertido a la religión evangélica (sic) pero fracasó como tal, fue entonces, que a través de los sueños, que le transmitieron el don para curar y curarse él mismo. Posteriormente se iría a vivir a la cabecera departamental (Sibinal) con dirección del cantón Tacapote de la Auxiliatura.

El segundo, don Rufino Ramos Pérez, nativo de La Vega del Volcán, también como don Julio Roblero adquirió la facultad de curar también a través de su enfermedad y soñando, ya que él se enfermaba mucho de la calentura, padecía mareos en su época en que trabajaba en Tapachula, en la zona de Pumpuapa y El Caspirol cuando tenía la edad de 25 años, ahora tiene 60 años. Fue que a través de sueños que vio a Dios, el cual le hizo pruebas, a la primera llamada se fue y llegó a la primera puerta y vio a Cristo y habló con él, le pregunto de Dios y le dijo que estaba en la primer puerta, enseñándole el camino, llegando hasta donde se encontraba Dios. Él (Dios) estaba sentado en una silla, tenía la apariencia de un viejito, con barba y pelo como de león y con voz fuerte le dijo: “…Yo tengo un poder sobre la faz de la tierra, tú tienes que curar a mis hijos que están sobre la tierra, unos serán para ti y unos serán para mí…”

Don Rufino adquirió el don a los 22 años de edad volviéndose chimán o aj q´ij (en idioma K´iche´ significa “señor del sol o del día”), como también se le conoce a los curanderos o “sabios antiguos”. Durante la entrevista realizada a él expresó que el ritual de “la siembra de la cruz” se realiza durante los primeros días de nacimiento entre los 8 y 15 días de la edad del niño, se siembra la “cruz” que debe de ser de madera de ocote, por reunir las características de dureza en la corteza y prolongación en el tiempo, llegando a durar hasta por lo menos 100 años. Este sembradío de “cruces” se hace en lugares en donde hay nacimientos de agua, manantiales, “chahuitales” o cuevas, siendo las cruces en forma latina o antropomorfa a quien o quienes esté dedicado.

Las “cruces” también se pueden ubicar en las lomas o intersección de caminos, teniendo la función para tratar de evitar enfermedades como la calentura, la tos ferina, el sarampión, etc. El manojo de “cruces” de ocotes significa a la familia ya que se enterrarán en grupo, representando al papá, la mamá y los hijos que en orden gradual vayan naciendo. Cada grupo de ocotes llevará el apellido familiar, por ejemplo, en el caso de la familia de don Rufino Ramos estará sembrado en un chahuital y así el de otras familias, incluso sus hijos casados, formará otro grupo de ocotes distintos. La “siembra del nacimiento” lo realiza en fuentes de agua, se encienden 6 candeleros, quemando 6 bolas de copal negro y una onza de estoraque efectuándose entre las 6 o 7 de la noche o en la madrugada. Llevándose a cabo el ritual en el paraje conocido como “Las Ventanas”. Se pide un permiso a la tierra para hacer la “siembra”, rezándose un padre nuestro “… padre nuestro que están en el cielo santificado sea tu nombre, vénganos a tu reino, hágase tu voluntad en el cielo y en la tierra…”… Dios nos da la vida y la tierra nos mantiene, nos da de comer… en la cima del volcán las cruces son para los que trabajan lo espiritual, los que trabajan en “mesa espiritual…”

Se debe tener mucho cuidado con las “cruces de ocote” porque están representando a cada persona, no deben de arrancarse porque de lo contrario se enfermarían los representados. A la siembra de nacimiento le dicen en Mam, el sochil, teniendo como inicio desde el acto de bañar a la mujer en el chuj o temascal al tercer día de haber parido, procediendo a colgar el ombligo del recién nacido al cogollo del árbol en el paraje Ciénaga o Zanquillo: “donde nace mucho agua”. Según la tradición religiosa mesoamericana ésta práctica ritual se llevaba a cabo en diversas regiones de lo que hoy es México, según nos menciona Druzo Maldonado (2000) lo siguiente:

(“…) Por otra parte, resulta pertinente señalar que, según dato publicado por Carmen Cook de Leonard y Ernesto Lemoine Va., en 1954-1955, ofrendas a Tepuztecatl, que consisten de bultos sagrados con el cordón umbilical de niños, se manifiestan en los árboles del Sacromonte de Amecameca (Estado de México). Cada bulto contiene un cordón umbilical dentro de una hierba que huele a nuez moscada y que llaman “hierba de Ángel”. En el pueblo de San Andrés a unos cinco kilómetros noroeste de Tlalmanalco (Estado de México). Cada bulto contiene un cordón umbilical dentro de una hierba que huele a nuez moscada y que llaman “hierba de Ángel”. En el pueblo de San Andrés, a unos cinco kilómetros al noroeste de Tlalmanalco (Estado de México), ocurre algo similar en los árboles del cerro de la Joya de Xisqueme en las cercanías de una cueva de formación basáltica, en donde se dice que vive el “diablo”, que se llama Tepoztecatl. Este Tepoztecatl sale de la cueva sobre un caballo, un conejo y algunas veces de pie. Los cordones umbilicales corresponden a varones y se ofrendan a Tepoztecatl para que estos niños se hagan “muy hombres”…. Es evidente que se trata de rituales de nacimiento en honor al dios creador del viento…”

Por lo que nos hace ver Maldonado al analizar los estudios de Cook de Leonard es que estas ofrendas de ombligos estaban dedicadas a Tepoztecatl, Dios del Viento. Aclaro que no se trata con estos ejemplos de Sacromonte de Amecameca y San Andrés Metla, Estado de México de aztequizar los rituales de nacimiento llevados a cabo en la región del volcán Tacaná. Si no simplemente de comparar lo que sucedía en los años 50´s en otra región volcánica la del Popocatepetl, es decir ver sus semejanzas y sus diferencias. Ya que en la región del Popocatepetl las que realizan estas prácticas de rituales de nacimiento son los iniciados a graniceros.

(“…) efectivamente, existe un grupo de devotos llamados tlahuepoches (de tlahuele, iracundo, bravo (Molina), y “poche” (…) o sea, los bravos “bravos de Tepoztecatl, lo que correspondería a las ofrendas del ombligo de los varones (…) Este grupo celebra una ceremonia el día 3 de mayo frente a una cruz fálica (cruz verde con falo negro). La fiesta es organizada por una mujer y en ella se inician los nuevos graniceros colocándose una corona de flores en la cabeza (…”) (Maldonado 2000: 97-98).

Es importante señalar que los graniceros del Popocatepetl son los especialistas del manejo del temporal y al igual que los caimanes del volcán Tacaná son curanderos, visitan y ofrendan en los nacimientos de manantiales, cuevas y cimas de ambos volcanes. Aunque los graniceros se dedican a desviar granizos y atraer las lluvias a sus parcelas, los chimanes también piden lluvias pero además realizan rituales de nacimiento, de salud, de casamiento, de muerte y de cacería. A diferencia de los graniceros, los chimanes no adquieren la facultad para curar por la caída de un rayo si no que a través de mensajes oníricos o de auto sanación. El lado guatemalteco del volcán presenta más de la preservación de chimanes digámosle tradicionalistas que del lado mexicano.

A inicios del año 2005, realizamos una visita a la aldea Tonina-Trigales, municipio de Sibinal, San Marcos. Uno de los informantes de la aldea nos mostró unas pinturas rupestres que se encuentran cerca de la aldea, en el paraje “Tusubech”. Estas forman parte de un conjunto de pinturas, que son conocidas por ellos, como las pinturas de “cacho de venado”, “pata de gallina, y “el oso” (Figura 6).

CONSIDERACIONES FINALES

Lo anterior permite concluir, en que los lugares elegidos por los chimanes para realizar los rituales asociados al culto de la montaña, fertilidad, caza, nacimiento, muerte, salud, y lluvia, situados en las alturas obviamente que cumplen con muchas funciones: marcadores cosmovisionales que corresponden a las hazañas de las divinidades de referencia que posibilitan la mediación y la comunicación con lo sagrado, indicadores de identidad étnica y social, marcadores que establecen y reafirman un esquema ideacional de una “geografía sagrada”.

La región del volcán Tacaná presenta características peculiares por ser una región limítrofe entre dos países: México y Guatemala. Tomando en cuenta las generalidades de la región fronteriza en la que las creencias y los credos religiosos, las tradiciones, la cultura y la lengua que comparten en ambos lados de la frontera, pero también sus particularidades que las distinguen uno de otro, es lo que me ha llevado a interesarme por la religiosidad que mantienen los chimanes en relación con su entorno geográfico. Se ve la continuidad y el cambio que se ha operado en cuanto a sus prácticas rituales con la especialidad y la temporalidad que ellos manejan. Sobre todo el espacio, digamos los sitios arqueológicos (Muxbal, San Jerónimo, 20 de Noviembre, María Cecilia, se han mantenido conservados a pesar de la depredación humana) con elementos arquitectónicos de consideración. Ahora bien, la problemática es con relación a los cambios operados en su ritualidad, primero por el traslado de sus referentes simbólicos (la siembra de la cruz), de espacio con tradición antigua (la cumbre del Tacaná), debido a la depredación de alpinistas que utilizan las ofrendas de madera para hacer fogatas. El traslado de estas “cruces” hacia otros lugares, donde y cuáles son las características que debe de reunir el espacio escogido. Otro problema por profundizar como es que lo chimanes enfrentan la burla, el señalamiento y la persecución por grupos antagónicos (evangélicos, escépticos y otros) tanto en México como en Guatemala. Además de conocer la situación por la que pasan estos actores sociales es interesante como realizan sus prácticas en la clandestinidad y como afecta el uso y función de sus espacios sagrados.

REFERENCIAS

Broda, Johanna, Stanislaw Iwaniszewski y Arturo Montero (Coordinadores)

2001        La montaña en el paisaje ritual. UNAM, BUAP, CONACULTA, ENAH, México.

Iwaniszewski, Stanislaw y Arturo Montero

2001        «La sagrada cumbre de la Iztaccihuatl». Ponencia, Simposio «La montaña en el paisaje ritual», XXV Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología.

Macías, J.L., et al.

2000        Late Holocene Pelean Style Eruption at Tacana Volcano, Mexico and Guatemala: Past, Present and Future Hazards.  GSA Bulletin, vol.112, No.8, pp.1234-1249.

Maldonado Jiménez, Druzo

2001        Deidades y espacio ritual en Cuauhnahuac y Huaxtepec. Tlahuicas y Xochimilcas de Morelos (siglos XII-XVI).  Instituto de Investigaciones Antropológicas. Universidad Nacional Autónoma de México.

Navarrete Cáceres, Carlos

1966        Cómo formó Dios al Tacaná y la humanidad. En Cuentos del Soconusco. Summa Anthropologica, pp.423. En Homenaje a Roberto J. Weitlaner.  Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.

1978        Un reconocimiento de la Sierra Madre de Chiapas. Apuntes de un diario de campo. Universidad Nacional Autónoma de México.

Rosales, Cecilio

1999        La identidad de los Mames de Chiapas. Tesis de Licenciatura en Etnología. Escuela Nacional de Antropología e Historia, México.

2003        Etnografía del discurso religioso Mame del Soconusco: del Ajq`ij al pastor pentescostal. Tesis de Maestría en Antropología, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México.

Figura 1 Vista del volcán Tacaná en actividad, desde Tapachula, Chiapas, México (1949-1950)

Figura 2  El volcán Tacaná y el municipio de Unión Juárez

Figura 3  Vista de la aldea Toniná-Trigales, Sibinal, San Marcos

Figura 4  Altar de “cruces” de la población Mam que habita las faldas del volcán Tacaná

Figura 5  Concentración de material cerámico en las faldas del Tacaná

Figura 6  Arte Rupestre en el paraje Tusubech, Toniná, Trigales, Sibinal, San Marcos

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