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95 – LA CERÁMICA VILLALPANDO DEL EX-CONVENTO DE SANTO DOMINGO, ANTIGUA GUATEMALA: UNA TRADICIÓN COLONIAL VIVA EN EL ALTIPLANO – Octavio Axpuac, Alejandro De León y Carlos Ramos – Simposio 20, Año 2006

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Axpuac, Octavio, Alejandro De León y Carlos Ramos

2007        La cerámica Villalpando del Ex-Convento de Santo Domingo, Antigua Guatemala: Una tradición Colonial viva en el Altiplano. En XX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2006 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp. 1546-1556. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

95

LA CERÁMICA VILLALPANDO DEL EX-CONVENTO DE

SANTO DOMINGO, ANTIGUA GUATEMALA:

UNA TRADICIÓN COLONIAL VIVA EN EL ALTIPLANO

Octavio Axpuac

Alejandro De León

Carlos Ramos

Palabras clave

Arqueología Colonial, Antigua Guatemala, estudios cerámicos, cerámica vidriada, manufactura cerámica, vajilla Villalpando

Abstract

THE VILLALPANDO CERAMICS OF THE EX-CONVENT OF SANTO DOMINGO, ANTIGUA GUATEMALA: A COLONIAL TRADITION THAT IS STILL ALIVE IN THE HIGHLANDS

The Villalpando Ware is one of the most common in the collection of ceramic material coming from the former convent of Santo Domingo in Antigua Guatemala. This material has been found during excavations carried out in this convent, and hence it’s function it’s one of the most used in domestic areas. This ware presents a clear prehispanic influence due to its shapes and types of decoration. Prehispanic pieces have been found in the Highlands, which probably influenced the potters that continued with the tradition on producing similar pieces. This ware has the characteristic of generally having a varnished interior surface. This varnishing is green, yellow or brown. It is important to highlight the historical transition of this ware, as well as its function in Colonial times and its contemporary use in places like Totonicapan.

La Vajilla Villalpando es una de las más características de la colección de materiales cerámicos del Ex-Convento de Santo Domingo de Antigua Guatemala. Este material ha sido encontrado durante las excavaciones realizadas en dicho convento y por su función es una de las vajillas más utilitarias en el ámbito doméstico. Esta vajilla presenta una clara influencia prehispánica debido a sus formas y tipos de decoración, ya que se han encontrado en la región del Altiplano piezas prehispánicas que posiblemente influenciaron a los alfareros que continúan con la tradición de producir piezas similares.

Esta vajilla presenta un vidriado generalmente en el interior de las piezas debido a la preparación de los alimentos. El vidriado es de color verde, amarillo o café, y las formas con frecuencia son piezas grandes como apastes, ollas, sartenes y cántaros, con una trascendencia prehispánica que se continuó realizando desde mediados del siglo XVI, incluyendo el plomo como agregado principal.

Es importante resaltar la tradición histórica de esta vajilla, así como su función en la época Colonial ya que su fabricación muestra una interacción entre las culturas. Además, el desenvolvimiento contemporáneo en piezas de esta vajilla, que en lugares como Totonicapán (artesanos que siguen creando esta vajilla específicamente en la aldea Chuculjuyup) y aldeas aledañas, siguen una tradición que muestra una rica herencia material, importante de conocer.

Este trabajo se inicia conjuntamente con Héctor Paredes, quien era entonces el encargado del Laboratorio de Materiales Arqueológicos de Santo Domingo y con quien se realizaron las primeras visitas de campo hacia las comunidades para registrar la creación de la vajilla que denominamos vidriada, típica de los pueblos del Altiplano y con una gran trascendencia histórica. En su memoria se presenta este trabajo. También se contó con el apoyo de muchos compañeros que, de una u otra manera, colaboraron con este trabajo.

MATERIAL CERÁMICO DEL EX-CONVENTO DE SANTO DOMINGO

La importancia religiosa que tuvo el Convento de Santo Domingo se ve reflejada en los múltiples hallazgos encontrados en lo que ahora es un sitio arqueológico caracterizado por investigaciones dentro de Antigua Guatemala.

Debido a la abundancia de materiales arqueológicos, en el 2002 el laboratorio de arqueología retoma el análisis tipológico de la cerámica, dirigidos por José Héctor Paredes y Luis Romero. Este análisis dio como resultado la clasificación de materiales que presentan esmalte, vajilla conocida como Mayólica, y de los simplemente vidriados que corresponden a las vajillas a las cuales se les aplicó una mínima capa de plomo (Figuras 1 y 2). También se clasificaron materiales prehispánicos.

Ya en el siglo XVI, las nuevas formas de producción y de cocción son introducidas en las regiones alfareras más productivas, incorporando el uso de minerales a la hora de la preparación de las vasijas, así como hornos cerrados, técnica que permitió temperaturas elevadas y por lo tanto una cocción más pareja por el esmalte utilizado.

La nueva forma para hacer vasijas involucró la utilización de recursos minerales: antimonio (color amarillo), óxido de cobre (color verde), óxido de hierro (color negro), manganeso (café), óxido de cobalto (azul) y, por último, el estaño, que es el color blanco característico de la cerámica Mayólica (Rodríguez y Paredes 2005:93).

Con la influencia de la cerámica Mayólica surgieron nuevas formas como candeleros, floreros, jarras, escudillas, lebrillos, platos, albarelos, bacines, ánforas o botijas y mancerinas.

VAJILLA VIDRIADA VILLALPANDO

Como se mencionó anteriormente, el uso de minerales, como el plomo y el estaño, trajo consigo el uso de una cerámica de materiales locales que se pueden subdividir en cerámica esmaltada (Mayólica) y Vidriada.

La cerámica Vidriada, según López Cervantes (1976:11) “es una mezcla basándose en plomo, arena y sal común”. Esta composición, mezclada con agua, es aplicada a las piezas que ya han pasado por una primera cocción; ya con la aplicación del mineral, pasa por una segunda cocción, dando como resultado un vidriado traslúcido (Díaz Castillo 2002:19).

A pesar de la introducción de otras técnicas, la tecnología indígena persistió y convivió con la nueva, destacándose entre la utilería culinaria vajillas como: Criollos, Cardenal, Chinautla y Navarrete. Algunas vajillas desaparecieron con el traslado de la Ciudad de Santiago a la Nueva Guatemala de La Asunción. Según Héctor Paredes: “sin embargo, hay una que ha perdurado hasta la fecha, es la denominada Villalpando” (Rodríguez y Paredes 2005:99).

La vajilla Villalpando presenta un ligero baño vidriado en su interior y sus formas principales consisten en grandes cuencos y apastes, que aún vemos en uso para la cocción de tamales o de los platillos tradicionales, y de sartenes o torteras en los cuales se cocinan las torrejas y buñuelos en las ferias.

Figura 1 Ejemplos de Mayólica

 

Figura 2 Vasija vidriada

Como parte del estudio de clasificación se le designó un nombre en particular, identificándolo como Villalpando, para diferenciar la producción local de las cerámicas importadas, “para que su designación no desentone del ambiente Colonial que le dio vida” (Rodríguez y Paredes 2005:99).

“Quizá fueron los dominicos quienes transmitieron a los indígenas las técnicas del vidriado, lo cual no es distante, pues se tiene noticia de que la alfarería fue uno de los modos de subsistencia en algunos conventos medievales de Santo Domingo en la península ibérica, ya que entre sus propiedades se contaban ciertos alfares o talleres .” (López Cervantes 1976:13).

METODOLOGÍA

La propuesta que se ha realizado en el laboratorio de arqueología del Proyecto Arqueológico de Santo Domingo, es el análisis denominado Atributo-Consistente: “unos atributos sobresalen sobre otros atributos y se reúnen solos; tienen consistencia por si solos, de tal forma que no se pueden trabajar de forma aislada los componentes cerámicos (forma, acabado de superficie, pasta y decoración), sino que todos se manejan al mismo tiempo y no unos primero y otros después conforme se va avanzando en el sistema metodológico” (Paredes y Romero 2005:8). Por otro lado, Popenoe de Hatch (1997) define Vajilla según “la consistencia de forma, pasta, acabado de superficie y decoración, esta última puede estar o no este presente”.

Los materiales fueron divididos en dos categorías, tomando como criterios de selección la forma de elaboración y el acabado de superficie, dando como resultado:

  • muestra cerámica con esmalte
  • muestra cerámica con superficie alisada, en la cual se aplicó un engobe de diferente color

La primera agrupación se divide en materiales de manufactura local y procedente del extranjero (pasta). La segunda agrupación, puede cambiar tomando en cuenta la tradición indígena y la fusión de ésta con atributos y componentes europeos. Esta agrupación se denomina tradición criolla. Entre esta tradición se incluye la vajilla Villalpando del ex-convento de Santo Domingo por su atributo principal (el acabado de superficie) que es el vidriado interior, y su forma y elaboración criolla.

ANÁLISIS CERÁMICO

Aplicando el sistema de análisis cerámico Atributo–Consistente, se pudo identificar el material Villalpando por sus atributos (acabado de superficie interior y formas), se identificó como una vajilla, y de la cual se separaron variedades, debido al acabado de superficie.

El acabado de superficie en todas las formas fue bien alisado, sobre el que se aplicó un vidriado delgado, ralo, en tono verde o café, aunque este es el efecto que se le ve la superficie. Fue aplicado en toda la superficie interior y hasta medio cuerpo en la superficie exterior. Por debajo de esta superficie, la base es más rústica.

Se presentan dos variantes de pasta. La mayoría es de una pasta café-rojiza de textura fina con arena de río y pómez de gránulo mediano. Otra pasta de menor frecuencia es de color café, textura fina y presenta también arena de río y gránulos de pómez (Paredes y Romero 2005:12).

Entre otras decoraciones, se pueden encontrar bandas horizontales adheridas por debajo del borde en la pared exterior. En el borde presenta impresiones hechas por dedos y uñas. Se menciona que en los raros ejemplares de cántaros la decoración podría presentarse geométrica y sellada.

Durante la clasificación del material cerámico de Villalpando se identificaron varias formas. La Forma A representa a cuencos de grandes dimensiones (apastes), base plana paredes ligeramente curvo convergentes hacia un borde directo, los cuales son variados (Figura 4). Se pueden ver redondeados, engrosados, planos y con reborde.

Se encuentran cuencos con asas planas de correa colocadas en el borde-cuerpo o cuerpo-cuerpo. Los diámetros de los cuencos varían desde los 30 a 90 cm. Igualmente la altura varía de 30 a 50 cm. El borde puede ser redondeado, cuadrado divergente (plano), o acanalado divergente y la pasta anaranjada, roja y café con textura fina, con agregados de cristales y pómez.

La Forma B son cuencos medianos (apastes y ollas) reducidos. El diámetro de sus bordes promedia 30 a 40 cm. Posee una base plana con paredes rectas o ligeramente curvo convergentes hacia un borde directo redondo, plano o redondo engrosado exterior, dos asas de borde-cuerpo de correa plana. Las paredes son más delgadas que la Forma A, y la pasta es roja, anaranjada o café. La decoración puede ser de lazos en la parte del borde, pestañas, acanaladuras en el borde o borde punzonado (depresión digital).

La Forma C (Figura 5) son platos grandes de paredes rectas o divergente curvo divergente, borde directo, redondeado; platos que en algunos casos son compuestos, con sus bases ligeramente cóncavas. Los diámetros oscilan entre 30 y 50 cm, y la altura de sus paredes es de 7 a 11 cm, las cuales son paredes delgadas. Tienen dos asas horizontales de borde y la pasta es generalmente naranja, roja o café. El acabado de superficie es una capa delgada de vidriado interior.

En el informe de los materiales cerámicos del Ex-Convento de Santo Domingo, Paredes y Romero (2005:12) registran una forma denominada Forma D, en la que incluía vasijas de forma de cántaros, aunque menciona que no es una forma común en la vajilla Villalpando. Cuando aparece corresponde a cántaros con función de pichel, porque presenta un cambio en el borde, el cual sirvió para modelar una especie de vertedera. El cuerpo puede ser globular, cuello de medio alto, base plana y un asa en el hombro-cuerpo, de igual manera plana y de correa. El vidriado cubre toda la superficie interior, y hasta medio cuerpo en la superficie exterior. La base es más rústica.

 

Figura  3  Vajilla Villalpando, Forma A

Figura  4  Vajilla Villalpando, Forma B

TRADICIÓN DE LA VAJILLA VILLALPANDO

Esta vajilla, cuya tradición aún perdura en el Altiplano de Guatemala, tiene sus orígenes en la época prehispánica como se puede observar en piezas de la región de Tierras Altas y del periodo Postclásico (urnas funerarias del triángulo Ixil en Quiché; Figura 6), ya que se observan características como es la decoración en el borde que consiste en una depresión digital, y el tipo de asas, y el tamaño, aunque la función no sea la misma.

Muestra elementos nativos funcionales para este tipo de piezas grandes. Actualmente las piezas que se realizan se utilizan como tamaleras y para la cocción de alimentos tradicionales, como también se pueden observar estas piezas en viviendas y comercios con una función decorativa para floreros, macetas y calentadores, al igual que se realizan miniaturas.

Figura  5  Vajilla Villalpando, Forma C

En el Altiplano de Guatemala, específicamente en el departamento de Totonicapán (Figura 7), se encuentran algunos centros alfareros que elaboran este tipo de cerámica, como en las aldeas como Chuculjuyup, Chotocaj, y municipios como San Miguel Totonicapán, siendo este lugar el que en la actualidad realiza menor cantidad de piezas.

La mayor cantidad de alfareros de esta cerámica se localiza en la aldea Chuculjuyup, en donde se realizaron varias visitas, mostrando así los procesos de manufactura que fueron trasladados hacia estos alfareros por parte de sus antecesores como ellos nos comentan, así como se puede observar en un molde que lleva el nombre de un familiar (Figura 8), y en otro las iniciales de la familia que lo realizó.

En algunas alfarerías se cuenta con el apoyo de la familia para darle origen a las piezas, en actividades como el molido del barro (Figura 9), utilizando elementos prehispánicos como lo es la piedra y la mano de moler, al igual que para el molido del plomo que se realiza en un molino de polea y la colocación de las piezas en el horno (Figura 10).

También se pudo observar la técnica de elaboración que consiste en el levantado (Figura 11): se coloca un molde de cerámica (algunos con sellos que observamos anteriormente), en el cual se le añade arena para que la pieza no se pegue con el molde; sirve para iniciar la pieza, ya que se realiza en dos partes, por esa circunstancia la parte del medio de la vasija presenta una inflexión, que es la unión de las dos partes por el gran tamaño de la vasija. Luego el alfarero finaliza el levantado para darle forma a la pieza.

En estos centros alfareros no se utilizó ningún tipo de torno, simplemente el artesano emplea el levantado y el modelado de las piezas. También se observa que el horno para la cocción de estas piezas es generalmente un horno de tipo abierto (Figura 12). El horno es de grandes dimensiones debido a que la mayoría son piezas grandes y éstas se colocan dispersas sobre la leña para su cochura.

Para la elaboración del vidriado actual de las piezas, se realiza una primera cocción, luego se utiliza un molino en el que mezclan el plomo con agua y arena, y así aplicárselo a la pieza cerámica para una segunda cocción.

Finalmente, al terminar las piezas las familias comercian en el mercado local. Como se mencionó anteriormente, la producción actual de estas piezas es la base económica de muchas familias, aunque se esté perdiendo la tradición por la introducción de nuevos materiales como la loza y el plástico.

Figura 6  Urnas funerarias del triángulo Ixil en Quiché, características similares con la Vajilla Villalpando del Ex-Convento de Santo Domingo

Figura  7  Departamento de Totonicapán, Guatemala

Figura  8  Molde para cerámica en la aldea Chuculjuyup, Totonicapán

Figura  9  Molido del barro

Figura  10  Molido del plomo

Figura  11  Técnica del levantado

Figura  12  Horno de tipo abierto

RESULTADOS E INTERPRETACIONES

La interacción en época prehispánica de zonas del Altiplano pudo tener como resultado la influencia de formas que se realizaban en aquel tiempo en el valle en que ahora se sitúa la Antigua Guatemala.

No se conocen muchas formas de vasijas que hayan podido tener influencia en este tipo, como las que existen en la zona del Altiplano de Quiché, Totonicapán y Quetzaltenango, y que posiblemente hayan tenido comunicación con nativos de la zona para tomar referencia de estas formas.

Ya en la época de la Conquista, los Españoles tomaron estas formas agregándoles de esta manera los componentes que ellos ya manejaban en la zona occidental en la que habitaban, como el plomo y otros, para darle un carácter más estilístico a las decoraciones y al acabado de la pieza, y en algunas ocasiones para tener una mejor cocción de los alimentos que allí se preparaban.

Algunos de estos elementos, como el plomo, provocaron de una manera ciertos daños a la salud, mayormente a las personas que tenían contacto con la materia prima, al igual que el uso de estas piezas con plomo tiene alguna posibilidad de dañar la salud a la hora de desprenderse de la pieza y agregarse a los alimentos realizados, así que se recomienda tener cuidado a la hora de cocinar cualquier tipo de alimentos en estas piezas.

Al tener como base las formas de estas piezas, la vajilla Villalpando satisface las necesidades domésticas desde inicios del siglo XVII hasta la fecha, para la realización de los platillos hispánicos como el arroz para un número grande de personas, al igual de continuar con la cocción de alimentos nativos como el frijol y el maíz. No se objeta la utilización de estas piezas como contenedores de muchas otras cosas como agua, ya que por muchos años esta cerámica tuvo un lugar en las cocinas de la época. En la actualidad ya son pocas las cocinas en donde se pueden observar estas piezas como parte de la tecnología doméstica, ya que han surgido utensilios de otros materiales para la cocción de alimentos, auque se muestre la persistencia de rasgos culturales de la cerámica prehispánica y Colonial en la actualidad.

REFERENCIAS

Díaz Castillo, Roberto

2002        Loza vidriada. En Revista Galería Guatemala, Año 5, No. 15. Fundación G & T Continental, Guatemala.

López, Cervantes Gonzalo

1979        Notas para el estudio del vidrio en la Nueva España. INAH, México.

Paredes, José y Luis Romero

2005        Una propuesta tipológica para el análisis de la cerámica Colonial. En Investigaciones Arqueológicas en el Convento de Santo Domingo La Antigua Guatemala: Los Materiales Cerámicos. Informe, Guatemala.

Popenoe de Hatch, Marion

1997        Kaminaljuyú/San Jorge: Evidencia arqueológica de la actividad económica en el Valle de Guatemala, 300 a.C. – 300 d.C. Universidad Del Valle de Guatemala, Guatemala.

Rodríguez, Zoila y José Paredes

2005        La cerámica vidriada de Santo Domingo y una propuesta topológica. En Investigaciones Arqueológicas en el Convento de Santo Domingo La Antigua Guatemala: Arqueología e Historia. Informe, Guatemala.

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