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28 – AGUA, AGRICULTURA Y MITOS: EL CASO DE TRES REJOLLADAS DE CHICHEN ITZA – Rocío González de la Mata – Simposio 19, Año 2005

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González de la Mata, Rocío

2006        Agua, agricultura y mitos: El caso de tres rejolladas de Chichen Itza. En XIX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2005 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.305-318. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

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AGUA, AGRICULTURA Y MITOS: EL CASO DE TRES REJOLLADAS DE CHICHEN ITZA

Rocío González de la Mata

Palabras clave

Arqueología Maya, México, Yucatán, Chichen Itza, rejolladas, agricultura, cerámica

WATER, MYTHS AND AGRICULTURE:

DIFFERENT ASPECTS OF THREE “REJOLLADAS” IN CHICHEN ITZA

The areas for agricultural sustenance and water extraction associated with groups of domestic architecture take on new relevance given recent data drawn from explorations in Chichen Itza. The hollows or “rejolladas” as they are known in the area, have been and are today important elements in the religious universe of the peoples around them. The caves bring together birth and death and, furthermore, fertility. Apart from all the mythological environment, these depressions in the land, abundant in the surroundings of Chichen, provided agricultural spaces and served as alternative sources of water.

Como parte del estudio de las fuentes de agua en Chichen Itza, se hará referencia en esta ocasión a la exploración efectuada en tres hondonadas o rejolladas, como se les conoce localmente, cercanas al centro nuclear de esta metrópoli, donde se hicieron pozos estratigráficos para comprobar en qué y cómo se utilizaron en época prehispánica.

Aunque se sabe que el maíz fue el cultivo principal entre los pobladores antiguos de Chichen Itza, es interesante encontrar espacios cercanos que, debido a características fisiográficas singulares, pudieron utilizarse para el cultivo tanto del maíz como de otras especies. No hay gran descubrimiento ni nuevos escenarios, sino solo confirmación a la teoría de que existieron otras formas de sustento entre la población Maya, no sólo la milpa, de lo que se viene hablando ya desde las primeras fuentes de la colonia (Landa 1983).

Se cree que los Mayas se desempeñaron como muy buenos agricultores. Los métodos que emplearon para explotar la tierra, métodos que abarcaron desde terrazas, campos artificiales, irrigación con canales, construcción de chultunes, etc, sustentaron poblaciones completas en ecosistemas muy variados dentro de un inmenso territorio, que comprende desde las Tierras Bajas de Yucatán hasta las Tierras Altas de Guatemala.

CARACTERÍSTICAS FISIOGRÁFICAS DEL TERRENO EN CHICHEN ITZA

Una vasta planicie de tierra caliza con poca densidad de suelo y cubierta por una vegetación de espinos, monte bajo, altillos rocosos, y medianas y profundas hondonadas, distingue el área de trabajo. La calcita y dolomita son los principales minerales en estas formaciones, creadas a través de muchos siglos por la reacción química de ambos componentes ante las precipitaciones pluviales que acarrean porciones de calcio soluble sobre la superficie rocosa. El resultado de esta acción a través de mucho tiempo, contribuyó a la formación de las hondonadas, secas o con vetas de agua, como se contemplan en la actualidad. El término empleado localmente para definirlas es el de “rejolladas” y es el que se empleará en el texto. Los espejos de agua que en ocasiones se hallan en sus interiores, cuentan con estratos superiores de agua potable y fresca, que descansan sobre estratos de agua salina más profunda (Wilson 1978; Figura 1).

Estos bajos, hondonadas o rejolladas, producidas como consecuencia de la disgregación de las capas calcáreas del subsuelo, llegan a alcanzar una profundidad de hasta 25 ó 27 m en la zona norte central de la península de Yucatán, aunque también las hay de tamaños menores. Por la inclinación de sus paredes y por acarreo, en el fondo de estas depresiones se acumula una capa de tierra que a veces puede alcanzar hasta 4 m, muy favorable para el cultivo de diferentes plantas.

Factor importante para el desarrollo agrícola, las lluvias en esta área se producen por el choque de aire seco con vientos marinos del este que se dirigen hacia el oeste de la península. Esta colisión produce gran evaporación en la superficie permeable, pero con alta capacidad de retención de humedad durante la época de temporal, que auxilia para cubrir los requerimientos de agua, tanto de vegetación silvestre como de especies cultivadas en bajos inundables.

Las rejolladas se hallan agrupadas en un extenso territorio y constituyen el rasgo más notorio observable en el paisaje de la comarca, al lado de numerosos cenotes, cavidades producidas por el colapso de capas de la roca caliza. Ambos elementos están esparcidos y muestran su más clara expresión en el área que abarca desde el pueblo de Libre Unión hasta la ciudad de Valladolid, ciudades cercanas al asentamiento de Chichen Itza (Duch Gary 1988).

Figura 1  Topografía cercana a Chichen Itza mostrando una rejollada

Una tercera característica fisiográfica relevante de esta región consiste en los altillos rocosos o conos kársticos, que forman proyecciones emergentes en la superficie del terreno, también como efecto de la acción de la lluvia sobre las calcitas y dolomitas, y que se mezclan en el panorama con las rejolladas y cenotes.

Otro elemento importante, las cuevas, a veces se encuentran en combinación con las rejolladas. Estas formaciones geológicas fueron de gran trascendencia para los Mayas prehispánicos, estaban incorporadas de manera relevante dentro de sus mitos y cosmología y en ellas se disponía de agua pura, “zuhuy ha”, utilizada comúnmente en ceremonias especiales asociadas con la petición de lluvias y otros rituales, cotidianos y sagrados.

Este es el escenario de trabajo, a continuación se describirá en detalle las exploraciones realizadas en las tres hondonadas.

REJOLLADA DEL POZO DE LA ABUELITA

Esta rejollada se localiza a 1925 m al sur del Castillo y a 60 m al norte del Grupo de los Dinteles, dentro del cuadrante 6B del mapa elaborado para Chichen Itza por la Institución Carnegie (Ruppert 1952; Figura 2). Es una depresión natural del terreno, cuya boca en planta mide 141 m de norte a sur y 150 m de este a oeste, con una profundidad de aproximadamente 20 m. Sobre sus márgenes superiores se hallan varias plataformas y a 50 m hacia el sur, el importante Templo del Dintel (Estructura 6B1), del cual se conserva el dintel con glifos que originalmente coronaba su entrada principal. A escasos 14 m al oriente corre el Sacbe 7 que une al Grupo de las Monjas con el Grupo de los Dinteles. Los primeros trabajos efectuados en el lugar se deben a los investigadores de la Institución Carnegie, especialmente J. O. Kilmartin quien, en 1924 hizo el mapa del lugar donde ubicó la hondonada y las estructuras en sus alrededores.

En el fondo de la rejollada se halla un pozo artificial de contorno ovalado conformado en el corte norte-sur por 18 hiladas de piedras labradas en forma medio burda, estibadas unas sobre otras, que en el corte este-oeste forman, por un desnivel, 16 hiladas. La apertura de su boca es de 1.50 m de norte a sur y de 2.20 m de este a oeste. A 7.20 m de la orilla más alta del pozo se localiza una afloración de agua. Los trabajadores de la Institución Carnegie limpiaron el fondo de la rejollada y utilizaron el agua del pozo mientras estuvieron trabajando en esta zona de Chichen Itza.

La construcción del pozo artificial no se ubicó en el centro de la rejollada, puesto que allí recolectaría escombro difícil de controlar y podría ser zona propensa a las inundaciones, sino que se edificó hacia la sección oriental del fondo y en un área con cierto declive para permitir y aprovechar más el ingreso del agua al depósito. El pozo fue protegido de los deslaves de la lluvia por medio de una barrera de contención hecha de grandes piedras burdas alineadas como semi-círculo, que se encuentra a 7 m de su boca en un nivel más alto, para prevenir también la contaminación del agua con hojas o ramas. Aunque había algunas otras alineaciones de piedras hacia la parte norte de la boca del pozo que configuraban una plataforma, pudo este haber sido un paraje adecuado como zona desde donde era fácil extraer el agua, ya que la inclinación de la boca del pozo declinaba hacia este lado y allí se podían asentar los recipientes de agua mientras se esperaba su distribución.

Varios caminos antiguos descendían a la profunda rejollada. No se localizó evidencia de algún acceso específico o de escalones que permitieran un ingreso fácil hacia el fondo, tal vez inclusive a propósito.

La excavación se concentró en dos calas estratigráficas de 2 m x 2 m cada una, con una profundidad de 3.50 m la cala norte y 2.80 m la este, hasta la roca madre. Una capa estéril se alcanzó entre los 2.10 y 2.90 m. El material cerámico sumó 6517 tiestos.

Empleando la clasificación Tipo-Variedad comúnmente usada para la cerámica del norte de Yucatán, hubo presencia de 40 diferentes tipos, agrupados por horizontes de la siguiente manera: horizonte Mamom (tipo Juventud Rojo): 6 tiestos, 0.09% de la muestra; horizonte Tihosuco (tipo Ucu Negro): 6 tiestos, 0.09% de la muestra; horizonte Cochuah (tipos Valladolid Bicromo y Xanaba): 57 tiestos, 0.87% de la muestra; horizonte Yabnal-Motul: 2335 tiestos, 36.60% de la muestra; horizonte Cehpech: 88 tiestos, 1.40% de la muestra; horizonte Sotuta: 3856 tiestos, 59.17% de la muestra; horizonte Hocaba: 116 tiestos, 1.78% de la muestra. Estos resultados muestran actividad en la zona desde épocas tempranas y se comportan de forma similar a los datos obtenidos en exploraciones de áreas cercanas (chultun de Tres Dinteles, Grupo de Serie Inicial; Tabla 1).

En las excavaciones se rescató también una punta de flecha en sílex, restos de tambores de columna de alguna estructura de los alrededores y algunos fragmentos de navajas de obsidiana.

Aunque de difícil acceso y lejanía, esta rejollada había sido utilizada como milpa en tiempos modernos, por lo menos hasta los años 70 del siglo pasado, como lo fue gran parte de la zona arqueológica actualmente protegida (Peter J. Schmidt, comunicación personal 2005), aparte de la limpieza de que fue objeto por los estudiosos de la Carnegie. Por lo tanto, sí hubo interferencias en sus suelos, por lo que la estratigrafía, por lo menos superficial, no es muy limpia. Como dato que muestra una tierra propicia, existían alrededor de 15 especies diferentes de plantas, entre las que se encontraban el ramón, roble, guano y plátano.

A diferencia de los pozos que se han hallado labrados en la roca en depresiones similares en la Zona Puuc (Stephens 1843), el pozo de la “abuelita” no dependió de las lluvias para proporcionar el precioso líquido y no fue labrado en la roca, sino que se excavó y protegió con paredes de piedra semi-labrada para suministrar agua durante toda época del año, inclusive durante las sequías, ya que fue excavado hasta el nivel freático, que en la región de Chichen Itza está en alrededor de los 25 m.

Tabla 1  Cuadro cerámico del Pozo de la Abuelita

El “Pozo de la Abuelita” toma su nombre de una leyenda difundida en la región, que relata la época de una fuerte sequía en Chichen Itza. Cuando sus habitantes casi murieron de hambre y sed, fueron socorridos por una abuelita no tan venerable que vivía dentro de una rejollada, sentada sobre un pozo, quien les proporcionó agua para salvar la vida y la ciudad a cambio de sus hijos o de “piedras verdes” (Jorge Pool Poot y Domingo Dzul, comunicación personal 2005).

Figura 2  Planta y cortes del Pozo de la Abuelita

REJOLLADA NARANJA

A 2639 m al sureste del Castillo en la zona central de Chichen Itza, a 244 m de un importante núcleo de estructuras de arquitectura mayor que conforman el Grupo del Ramón y a 613 m al noroeste del Grupo Ikil, se ubica esta espléndida rejollada (Figura 3). Situada casi en su totalidad dentro del cuadrante 7G, en la cuadrícula ampliada para la zona de Chichen en los años de 1993 y 1994 (Schmidt et al. 1994), a partir de la realizada por la Institución Carnegie y dentro de la poligonal de protección declarada para Chichen Itza (Schmidt 1981). La parte sur de la depresión cae dentro del cuadrante 8G.

Detenta en planta una circunferencia de 94 m de norte a sur, por 91 m de este a oeste, con una profundidad de 26 m desde la superficie hasta su parte más honda.

No fue posible rastrear el origen de su nombre, pero según información recabada con los pobladores del ejido de Xcalacoop, demarcación política a la que pertenece, está relacionado con el cultivo de naranja, fruta introducida que por muchos años se cosechó en el lugar. En 1978, durante los trabajos para establecer la poligonal de protección de Chichen, se observaron varios cultivos dentro de la rejollada, bautizada entonces como la “rejollada del Alux” en alusión al torso de una figura antropomorfa de piedra en su interior (Peter Schmidt, comunicación personal 1978).

No se sabe de trabajos arqueológicos que se hayan efectuado en el lugar con anterioridad. Al iniciar su exploración en 1994, había sido cultivo de maíz y plátano, por lo que se encontró casi desmontado. Se localizaron varias albarradas en el interior, aunque es difícil saber si estas fueron de la época prehispánica, ya que el lugar ha sido utilizado sin interrupción por los pobladores de las cercanías, algunos de los que había, inclusive, habitado allí por un tiempo. Restos de esa morada no tan añosa se hallaron en el reconocimiento de superficie.

La rejollada es una depresión con paredes inclinadas y un acantilado casi vertical al sureste. En su interior se sitúa un abrigo rocoso que protege un pequeño manto de agua dulce. Al noroeste se aprecian con claridad cinco terrazas con muros de contención trabajadas en el declive de la pared, dos de 6 m de largo y las otras de 4 m. La mejor conservada, en la base, tiene 11 m de largo. Es muy probable que hubieran habido más pero están ya colapsadas.

Puesto que la idea era efectuar excavaciones que pudieran dar idea de su utilización en tiempos prehispánicos, se empezó por organizar el levantamiento topográfico y un reconocimiento de superficie que mostró la ubicación, al norte, de una escalinata de 69 escalones con un ancho de 5 m, aunque algunos llegan a medir hasta 6 m de ancho. Los escalones conducen a un rellano, a través del cual se accede hacia el nivel inferior donde se encuentra el manto acuífero, bajo un abrigo rocoso. A su lado está la escultura incompleta de un pequeño personaje, tal vez un atlante (mencionado anteriormente), flanqueado por varias cruces de madera, muy estimado por los campesinos y al que acuden con ofrendas de comida para propiciar un buena jornada, especialmente de caza. No es posible saber de donde proviene esta escultura antropomorfa ni cuando fue llevada al lugar.

Se efectuó un pozo estratigráfico de 2 x 2 m al pie de la escalinata, que alcanzó 4.50 m de profundidad, también se exploró la plataforma de acceso hacia la cueva. La totalidad de cerámica se obtuvo en el primer pozo desde la superficie hasta 1.50 m de profundidad, donde inició un estrato de tierra muy roja sin tiestos. En el pozo cercano al manto acuífero, se bajó hasta 0.40 m, pero no hubo presencia de restos culturales.

La cantidad total de tiestos obtenida fue de 775. Siguiendo la clasificación Tipo-Variedad, se catalogaron 16 diferentes tipos. El horizonte Yabnal-Motul está representado por 277 tiestos que forman el 35.74% de la muestra; el horizonte Cehpech por 36 tiestos que son el 4.65% de la muestra; el horizonte Sotuta con 387 tiestos, el 49.94% de la muestra; el horizonte Hocaba con 75 tiestos, el 9.68% de la muestra (Tabla 2). Los resultados constatan actividad desde época temprana y coinciden con los obtenidos en otras excavaciones en Chichen.

Figura 3  Planta y cortes de la Rejollada Naranja

Tabla 2  Cuadro cerámico de Rejollada Naranja

Justo al inicio de la escalinata en la orilla superior, se origina el Sacbe 18 que se dirige al Grupo del Ramón, localizado a 244 m al noroeste de la hondonada. El sacbe entronca con la plataforma artificial sobre la que se construyeron las estructuras que conforman este grupo y, arrancando de la parte noroeste de la misma, continúa en esa dirección, como Sacbe 19, hasta enlazarse con otros conjuntos en las cercanías de la parte central de Chichen Itza, lo que muestra la importancia de esta rejollada. Aún más cercanos alrededor de la rejollada, se hallan varios montículos de mediana dimensión.

REJOLLADA MAMEY

Deriva su nombre de la cantidad de árboles de ese fruto que se hallan en su interior. También se le conoce como la rejollada de Thompson, en referencia a Edward Thompson, alguna vez dueño de los terrenos de la hacienda Chichen y que apreciaba mucho esta isla de vegetación especial en sus dominios (Thompson 1932).

Esta rejollada tiene un micro-ambiente ecológico especial, que ha propiciado el crecimiento de plantas que normalmente no se encuentran en otras áreas de Chichen Itza, como la pimienta y el cacao (Peter Schmidt, comunicación personal 2005). Es importante indicar que esta rejollada es poco visitada y por eso ha podido conservarse. Durante el 2003, el huracán Isidoro que pasó por Yucatán, inundó sus profundidades y muchas de la plantas de mamey, que le dan nombre, murieron.

Está ubicada a 2068 m al sureste del Castillo, dentro del cuadrante 5H de la cuadrícula ampliada para Chichen Itza. A poco menos de 100 m al oriente se sitúa un basamento grande con estructuras de arquitectura mayor, que constituyen un grupo aún sin registrar en plano. A 16 m al suroeste de la rejollada, muy cerca de la carretera federal 180 que conduce a Puerto Juárez, se localiza una plataforma rectangular con cimientos en su parte superior.

Tiene una apertura en planta de 77.50 m de norte a sur y de 43 m este a oeste. En su lado norte las paredes son casi verticales pero muestran algunas galerías y abrigos naturales en las capas estratificadas que la configuran; al oriente, la roca forma una especie de descanso de difícil acceso. En la parte meridional se halla el único lugar posible –un sendero bastante accidentado por cierto– para alcanzar el interior de la rejollada, que conduce directamente a una meseta amplia protegida por un abrigo rocoso, a 19 m desde la superficie. Este lugar medio plano, fue elegido para hacer el sondeo estratigráfico programado, ya que era el sitio más indicado para encontrar restos de ocupación antigua (Figura 4).

Siguiendo esta meseta hacia el oeste y hacia abajo, a unos 30 m, aflora una veta de agua, también protegida por el abrigo rocoso que corre en desnivel hacia ese lugar.

Después de realizar su levantamiento, se excavó un pozo de 2 x 2 m alcanzando una profundidad de 3 m. Entre los materiales obtenidos hay fragmentos de hueso de animal trabajados, una pesa de red, dos punzones para desgranar maíz, fragmentos de caracol, sílex y obsidiana en pequeñas cantidades. La suma de tiestos fue de 725. Clasificados con el sistema Tipo-Variedad se definieron 18 tipos, agrupados de la siguiente manera: para el horizonte Yabnal-Motul 480 tiestos que forman el 66.21% del total; para el horizonte Cehpech hubo cuatro tiestos, el 0.55% de la muestra; para el horizonte Sotuta 168 tiestos, el 23.17% del conjunto; y para el horizonte Hocaba, 73 tiestos que fueron el 10.07% del total (Tabla 3). Como se aprecia, el porcentaje de material del Clásico Tardío es inusitadamente alto en referencia a otras partes de Chichen Itza.

COMENTARIOS FINALES

La exploración efectuada en las tres rejolladas evidencia su aprovechamiento durante toda la ocupación de Chichen Itza, en dos casos, inclusive hasta la actualidad. Esto coincide con resultados recientes obtenidos, por ejemplo, en excavaciones dentro del Grupo de la Serie Inicial donde se constata una ocupación desde los años 650 DC (Osorio 2004).

En común, las tres hondonadas tienen acceso al agua, aunque una de ellas, el Pozo de la Abuelita, fue expresamente excavada y adecuada con paredes artificiales de piedras burdas estibadas. Se piensa que pudieron ser sido utilizadas como áreas para agricultura, como lo son algunas hoy en día, por el depósito en su interior de una capa de tierra de grosor superior a la que se encuentra normalmente en superficie, fértil casi todo el año por las condiciones singulares de humedad que muestran. Los datos aportados por fuentes históricas y en épocas recientes por otras investigaciones llevadas a cabo en áreas cercanas donde se ha estudiado el cultivo de cacao y algodón en rejolladas (Gómez Pompa 1990; Kepecs y Boucher 1996), enriquecen y constatan la utilización de elementos semejantes en otros lugares no lejos de Chichen Itza. En 1991 fue presentado un primer resumen de evidencia de superficie en rejolladas de Chichen Itza en un simposio sobre agricultura prehispánica (Schmidt 2000).

Aunque los restos cerámicos localizados en las excavaciones muestran su mayor uso durante la época de apogeo de Chichen Itza, sus visitas desde épocas tempranas indican que, aunque en menor medida, siempre fueron un factor benéfico para los pobladores en sus cercanías, como lo son hoy en día.

Lógicamente, el uso para la agricultura de espacios diferentes a los de la milpa tradicional, permitió una mayor producción de alimentos para satisfacer las necesidades de una población en crecimiento o de sectores escogidos de una sociedad. Aunque las fuentes dicen muy claro que, en el momento del contacto las rejolladas eran propiedad particular de los nobles y dirigentes (Roys 1938, 1957), no se sabe con seguridad si eran para usufructo de una sola familia, y si esto siempre había sido así. Se puede pensar que durante el apogeo de Chichen Itza, los dirigentes o las familias principales basaron su poder en el control de recursos básicos como el agua, la tierra y los productos que esta producía. A este sector corresponderían las rejolladas.

Tabla 3  Cuadro cerámico de Rejollada Mamey

El material cultural recuperado en las excavaciones habla de tipos de cerámica de épocas muy tempranas, aunque en cantidad reducida, con una mayor medida para etapas posteriores a los años 600-650 DC hasta mostrar una proporción más abundante durante la época de apogeo de Chichen Itza (800-1200 DC). La presencia de tipos de cerámica de importación, como Naranja Fino y Plomizo, y la obsidiana traída de larga distancia, pueden tal vez afirmar la propiedad de las rejolladas por clases dirigentes que también dominaban el comercio, aunque esos tipos también son generales en otros contextos del sitio. El hallazgo de vestigios de sahumadores e incluso tambores, remiten a Landa en sus relatos sobre rituales llevados a cabo anualmente en los cenotes secos, ceremonias ofrendadas por los propietarios de las plantaciones de cacao en Yucatán (Tozzer 1940).

Un elemento principal dentro de dos de estas rejolladas consiste en la presencia de cuevas con una pequeña superficie de agua en su interior. Se sabe que las cuevas, dentro de la cosmogonía Maya, eran el portal de entrada y salida al inframundo, morada de los dioses asociados al sol, la luna, la lluvia, el viento, hogar de los antepasados. En la antigüedad se recurría a ellas para muchas actividades, desde la conmemoración de diferentes ciclos en la vida de personajes, hasta para ceremonias relacionadas con investiduras o ascensiones, lo que las hacía escenarios de diversidad de eventos de esencia mitológica. Estas creencias continúan hasta el presente: el agua de algunas cuevas, considerada como agua sagrada o “zuhuy ha”, es utilizada para ceremonias relacionadas con diferentes aspectos de la vida de las comunidades cercanas, en especial aquellas ligadas con la lluvia, la agricultura y la caza (Bassie-Sweet 1991). Se verificó esto, al presenciar en la cueva del Ramoncillo –al este del Mamey– en marzo de 1993 y diciembre de 1998, la procuración de zuhuy ha para las ceremonias propiciatorias en preparación a las excavaciones en Chichen Itza y en el Grupo de Serie Inicial. No hay que olvidar que en Chichen también hay espejos de agua como el Cenote Sagrado y la Gruta de Balamkanche, donde su uso ceremonial está más ampliamente documentado (Tozzer 1957; Andrews 1970; Coggins y Shane 1984).

Figura 4  Planta y cortes de Rejollada Mamey

Como último aspecto, pero no menos importante, se puntualizará que la iconografía de Chichen Itza está poblada de referencias a la fertilidad y abundancia de plantas, frutos y pájaros, lo que demuestra la importancia de los cultivos especiales. El friso de la fachada poniente de la Casa de los Caracoles (5C5), en el Grupo de la Serie Inicial, presenta unos personajes principales emergiendo de un bulbo vegetal, origen de largas guías que se extienden a sus lados en ondulaciones, llenas de hojas y frutos a los que arriban aves para comer. El Templo de los Búhos (5C7), al oeste del anterior, muestra en sus pilares de entrada, matas de cacao con sus frutos, conviviendo con el signo “pop”, la estera, relacionado con el poder y la política. El Templo del Osario (3 C1), en la parte central del sitio, tiene también representaciones de frutos de cacao y plantas de maíz, acompañadas por personajes sobrenaturales y animales mitológicos, variedad de semillas y granos, resaltando el chile o frutos de vainilla y, tal vez, hasta frijoles (Schmidt 2000; Schmidt et al. 1998-2004), entre muchos ejemplos más.

Para el futuro, será aconsejable la excavación de pozos adicionales en las rejolladas ya investigadas y en otras, con el beneficio del conocimiento acumulado y la colaboración de bio-arqueólogos y especialistas en restos de plantas y animales, para afinar y ampliar los resultados.

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