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50 Primeros avances del Proyecto Mejicanos, Amatitlán – Edgar Carpio Rezzio y Alfredo Román – Simposio 15, Año 2001

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Carpio Rezzio, Edgar y Alfredo Román

2002         Primeros avances del Proyecto Mejicanos, Amatitlán. En XV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2001 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y B. Arroyo), pp.605-616. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

50

PRIMEROS AVANCES DEL PROYECTO MEJICANOS, AMATITLÁN

Edgar Carpio Rezzio

 Alfredo Román

El trabajo desarrollado en el sitio Mejicanos durante la primera temporada de campo en enero de 2000, se orientó a establecer las características arqueológicas más relevantes del sitio. Para esto se realizó lo siguiente: levantamiento topográfico, reconocimiento en los alrededores con recolecciones de superficie y estudio de materiales (análisis cerámicos y líticos principalmente). Al mismo tiempo se contempló un registro detallado de los elementos de arte rupestre previamente localizados en este sitio, en el Campamento Evangélico de Monte Sión y en la finca Kroner, así como la elaboración de un plano para su ubicación espacial, enfatizando la relación que puede existir con Mejicanos.

Además, el Proyecto Mejicanos tuvo un carácter didáctico, pues sirvió para dotar a los estudiantes de un lugar para desarrollar las prácticas de campo que contempla la Carrera de Arqueología de la Universidad del Valle de Guatemala.

LOCALIZACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE MEJICANOS Y MONTE SIÓN

Se encuentra a 4 km al sureste de Amatitlán en la margen meridional del lago, exactamente a la altura del kilómetro 39 de la carretera de bordea el lago de Amatitlán por Villa Canales (Figura 1). Se sitúa arriba del nivel del lago, rodeado de cuatro montañas empinadas. El sitio forma parte de la finca La Ceiba, propiedad de los hermanos Arenas, y en ella se cultivan diversos productos agrícolas como café, espárragos, etc. Esta finca pertenece al municipio del Llano de Ánimas, cuyo poblado principal se sitúa hacia el sur de la finca.

En la actualidad, los vestigios restantes de Mejicanos se ubican sobre un cerro hacia el sureste del montículo mayor reportado en el croquis de Shook (1952). Estos consisten en los restos de algunos montículos que siguiendo el camino de terracería conducen a la parte más alta del cerro en cuya falda sur se aprecia un talud formado por bloques de piedra canteada. Hay evidencia de destrucción, producto de algunas excavaciones de saqueo, y por el uso de la tierra en las labores agrícolas. Además, existe una fuerte presencia de materiales arqueológicos en superficie.

Por su parte, Monte Sión es un campamento evangélico ubicado en el kilómetro 40.5 de la misma carretera de circunvalación del lago de Amatitlán, colindando hacia el sureste con los terrenos de la finca La Ceiba y hacia el noroeste con la finca Kroner. El campamento ocupa los terrenos de una ladera que desciende hasta la carretera y en los mismos se localizan numerosos afloramientos rocosos, los que se utilizaron para plasmar elementos de arte rupestre. Dicho campamento fue creado a mediados de la década de los 60 y según algunas personas que han laborado desde entonces, durante los trabajos de construcción se encontraron numerosos artefactos arqueológicos, algunos de los cuales eran mostrados en una vitrina que se encontraba en el comedor del campamento. Entre estos sobresalían platos con decoración de picos, incensarios del tipo reloj de arena, ollas y artefactos líticos.

Figura 1        La región del lago de Amatitlán

RECONOCIMIENTO EN MEJICANOS (Figuras 2 y 3)

Para llevar a cabo este reconocimiento se contó con la participación de las estudiantes Jenny Guerra y Karen Pereira de la Universidad del Valle de Guatemala, junto con los arqueólogos Alfredo Román y Edgar Carpio Rezzio.

El reconocimiento se inició en la orilla de la carretera, kilómetro 39, frente a la entrada de la finca La Ceiba, precisamente donde se localiza un vivero que colinda con la línea del ferrocarril y la playa del lago de Amatitlán. Se inició el trabajo en esta parte basado en el croquis de Shook (1943, notas de campo), que reportaba la presencia de dos montículos en esta parte del sitio, los cuales no pudieron ser localizados. En la actualidad sólo ocupan esta parte el vivero que cubre aproximadamente media manzana y una vivienda moderna. Existen pequeñas elevaciones de terreno que alcanzan 53 cm de altura, pero no hay certeza de que se trate de los montículos. De cualquier forma se procedió a realizar un levantamiento con brújula tratando de ligar estas ligeras elevaciones con el montículo aún visible a 200 m de la entrada a la finca. Se denominó a estas elevaciones como Montículo 2 de manera tentativa. La cantidad de materiales recolectados fue relativamente baja, obteniéndose únicamente media bolsa de tiestos consistente en bordes y un tiesto decorado, fragmentos de objetos de obsidiana y una posible mano de moler hecha de piedra pómez.

Luego nos trasladamos al interior de la finca y efectuamos una recolección en los alrededores del montículo aún visible, denominado Montículo 1. Este aparece como la estructura principal en el croquis de Shook (1943). Tiene una altura de 3.90 m, y ha sido rebajado para acomodar una vivienda en su cima. Sin embargo, todavía se pueden apreciar las piedras utilizadas en el relleno. La recolección de superficie fue mínima, obteniéndose únicamente media bolsa de tiestos y artefactos de obsidiana.

Posteriormente se realizó un nuevo reconocimiento a las rocas situadas en el límite norte de la parte plana en la entrada de la finca La Ceiba, con el objeto de localizar evidencia de arte rupestre, como la encontrada en los conjuntos rocosos de Monte Sión. Se localizaron dos fragmentos de metate cóncavo, los cuales fueron dejados en su lugar y no obtuvimos evidencias de arte rupestre.

Figura 2  Croquis del Grupo Norte de Mejicanos

Figura 3  Croquis del Grupo Sur de Mejicanos

        Más tarde nos trasladamos hacia un posible montículo situado hacia el sur de la parte plana de la finca, concretamente en la falda del cerro, limitado por el cerco que separa la finca de la carretera en el inicio de la curva, y a unos 150 m de las oficinas y bodega de la entrada de la finca. Este posible montículo parece una prolongación natural del cerro pero descubrimos una gran cantidad de materiales en su superficie, así como en uno de sus costados el cual da al interior de la finca. La parte opuesta parece haber sido cortada por la carretera. La altura de este montículo alcanza unos 6 m aproximadamente y fue denominado Montículo 3 de Mejicanos.

Este montículo es utilizado como campo de cultivo para milpa y cuando se efectuó la recolección de superficie se encontraba limpio por ser temporada seca lo que facilitó la localización de los materiales. Se obtuvieron dos bolsas con gran cantidad de tiestos y una buena cantidad de artefactos de obsidiana incluyendo dos segmentos de navaja prismática en obsidiana verde del Cerro de las Navajas, Pachuca, México. Con la cerámica se encontró un fragmento de mayólica de color verde. Cabe señalar que también se observaron algunos pedazos de ladrillo, al parecer de la época colonial. Estos hallazgos confieren un carácter relevante al montículo mencionado, y si bien anotamos que parece una prolongación del cerro, parece haber sido acondicionado para la ocupación en épocas anteriores, como queda evidenciado por el aplanado en la parte superior, ahora utilizado para la siembra de maíz.

Del montículo en mención parte un sendero que lleva hasta la cima del cerro que forma parte de un cerro mayor denominado Mal Paso, en la hoja cartográfica 2059 II, Amatitlán, del Instituto Geográfico Nacional, en donde se ubican otros montículos y lo que parece ser la parte más importante de Mejicanos. En todo el recorrido de ascenso se observaron materiales en superficie. Dicho sendero es cortado en dos ocasiones por la carretera que asciende al cerro y que lleva al casco de la finca. En uno de los descansos el sendero llega a unas partes planas que parecen coronar dos montículos que son como penínsulas del cerro a mitad del ascenso. En los mismos se localizaron alineaciones de rocas, algunas bien cortadas en forma rectangular, que formaban una especie de basamento o refuerzo de la ladera del cerro. Había abundante material en superficie la cual mostraba evidencias de milpa seca. No obstante, no se efectuó una recolección. Más adelante, en el ascenso, unos 20 m más arriba de estas salientes, se localizó una parte plana bastante extensa, situada entre 1 y 2 m por debajo del nivel de la carretera que corta el cerro y que conduce al casco de la finca. En la misma se observaron materiales en la superficie de milpa, consistentes en tiestos y algunos fragmentos de obsidiana. A esta parte aplanada de la ladera y a las salientes referidas se le denominó Montículo 4. No se efectuó una recolección de superficie en esta parte sino hasta el final de la temporada. Más bien esta parte plana sirvió para fijar las primeras estaciones para iniciar la práctica topográfica con teodolito y el levantamiento respectivo. Aquí fue localizado otro elemento de arte rupestre consistente en una escalinata simple de peldaños hendidos en la roca los cuales llegan hasta una depresión lateral.

Continuando el recorrido hacia la parte superior del cerro, luego del nuevo corte de la carretera de la finca, encontramos arriba de la planicie mencionada una serie de bloques de piedra bien recortados formando un talud en la ladera del cerro. Este se extendía por unos 5 m aproximadamente y estaba limitado por la carretera. Proseguimos el ascenso y pudimos observar gran cantidad de materiales cerámicos entre la milpa en un área bastante extensa. Decidimos tomar hacia la izquierda del talud de rocas y, al llegar a la mitad de la ladera, se localizó otro grupo de rocas cortadas en bloque dando la apariencia de una escalinata o acceso hacia lo que posteriormente descubrimos que se trataba de un montículo. En una de las rocas se encontró un petroglifo que representaba una cara en forma esquemática (en las figuras 5 a 8 se muestran distintos petrograbados).

El rostro localizado en esta roca estaba grabado por medio de surcos de poca profundidad, los cuales formaban un cuadrado que servía de marco para el rostro que presentaba ojos, nariz y boca. Se realizó un dibujo del mismo y se le ubicó con respecto a los otros rasgos. Cabe mencionar que el mismo estaba grabado en la superficie de una roca que servía como escalón.

Luego llegamos a una especie de descanso, el cual se ubicaba frente a lo que consideramos la fachada del montículo denominado Montículo 5. Aquí descubrimos una serie de bloques de piedra formando un basamento ubicado a unos 4 m del arranque del montículo. Había gran cantidad de materiales en la superficie. Se tomaron fotografías y se procedió a establecer el tamaño del montículo. Se debe hacer la observación que el frente del mismo mostraba evidencias de deterioro por acción del hombre, lo que podría tratarse de una depredación. Al trepar a la cima del montículo, lo cual resultó complicado debido a la intrincada vegetación, que incluía plantas espinosas, descubrimos que en la parte posterior se localiza un área bastante extensa casi plana en la cual pudimos ubicar otro montículo. Este resultó de gran extensión, con una altura de 3 m, denominado Montículo 6. Existe otro de menor tamaño, el cual quedó pendiente de nomenclatura por no encontrarse materiales en su superficie. Se debe resaltar que existen numerosos afloramientos rocosos en esta parte del sitio, los cuales fueron aprovechados para grabados en la roca.

Figura 5        Petrograbado en la región

Figura 6        Petrograbado en la región

Figura 7  Petrograbado en la región

Figura 8  Petrograbado en la región

        En esta parte de vegetación espinosa y de clima seco, se localizaron cuatro elementos de arte rupestre entre los que destacan dos representaciones de rostros y tres escalinatas. Una de ellas en relieve dando la apariencia de una maqueta, al lado de la cual se encontró una figura antropomorfa en alto relieve tallada en la roca. La otra escalinata resultó ser doble. En cuanto a los rostros, uno de ellos fue denominado petroglifo «Rostro de Jenny», según quien lo descubriera. El trazo en éste era en bajo relieve formando un rostro bien definido, abarcando toda la superficie lateral de una roca pequeña que afloraba del suelo. El otro petroglifo era un rostro enmarcado con características muy similares a las del glifo ahaw. Presentaba la boca pequeña, ojos y nariz insinuada, insertos en un cartucho rectangular. Este se encontraba en la superficie lateral de otro afloramiento rocoso. Asociada a esta roca se encontró otra escalinata, de proporciones pequeñas, rematada por una depresión en la parte superior.

Con relación a los materiales de superficie fue imposible rescatar evidencia pues eran muy escasos, limitándose a cuerpos cerámicos sin mayores atributos y en pequeño número. Luego se procedió a efectuar un reconocimiento al frente de lo que parece ser la parte principal del sitio y que se ubica en la cima, hacia el lado oeste de la planicie arriba descrita. Aquí, en área de milpa, se recolectó una importante cantidad de materiales cerámicos y líticos consistente en dos bolsas conteniendo tiestos y artefactos de obsidiana. Asimismo pudimos observar la presencia de piedras de moler completas y fragmentos, todas de tipo cóncavo. También se observó una roca tallada en forma de U de gran longitud, con aspecto más bien de parte de canal que de piedra de moler. Estos artefactos fueron fotografiados y dejados in situ. Durante el recorrido se observó la presencia de alineaciones de piedra bien cortada, que en el caso de un grupo, a la orilla del camino, se encuentra formando un talud. Las filas de rocas bien cortadas se encuentran distribuidas a cierta distancia y ascienden hacia la base de la plataforma mayor. También se localizó una hilera de rocas cortadas en bloque, las cuales se remetían dando la apariencia de un acceso o al menos un espacio casi cuadrado.

Posteriormente regresamos al Montículo 6 y desde allí realizamos un recorrido hacia la parte sureste de la plataforma grande a unos 5 m sobre el piso de la planicie que contiene a los montículos mencionados. Aquí en la ladera de la plataforma efectuamos una recolección de superficie en área de milpa, la cual rindió una abundante cantidad de materiales cerámicos y de lítica menor, incluyendo fragmentos de cuentas de piedra verde.

En la cima de la plataforma y hacia el extremo sur de la misma se hizo un recorrido, pero toda la parte superior estaba cubierta por vegetación de gran altura, lo que hacía imposible la visibilidad y efectuar recolecciones de superficie. Por lo tanto, lo que suponemos el conjunto principal ubicado en la cima del cerro, permaneció inaccesible todo el tiempo, lo que hizo imposible la labor de reconocimiento y mapeo.

Hacia la ladera oeste de dicha plataforma se efectuó otra recolección de superficie y se localizó otra piedra de moler cóncava de grandes dimensiones, la cual fue fotografiada. Se obtuvo una buena cantidad de materiales cerámicos consistente en bordes y cuerpos decorados.

Resumiendo, el reconocimiento en Mejicanos, demostró la presencia de al menos seis montículos que van desde la orilla de la carretera, hasta la cima de una colina que forma parte del cerro de Mal Paso en terrenos de la finca La Ceiba. De éstos, dos se encuentran a la altura de la carretera, uno de los cuales ya había sido reportado por Shook. Luego, a medida que se asciende, se encuentra otro montículo formando penínsulas en la ladera del cerro. Más arriba hay una planicie y después del camino que conduce al casco de la finca se encuentra un montículo que desemboca en la planicie superior que cuenta con otro montículo extenso.

Finalmente, en la cima del cerro se encuentra un conjunto grande que no fue apreciado por la falta de visibilidad, el cual se denominó Plataforma Superior. En una visita posterior, realizada durante la temporada seca de 2000, se pudo llegar a la cima, la que se encontraba libre de vegetación gracias a la quema del monte. Allí pudimos observar el lamentable estado de deterioro en que se encuentran los montículos que se ubicaban en esta parte, los cuales han sido víctimas de un saqueo indiscriminado. La cantidad de agujeros es impresionante y las otrora estructuras ya no cuentan con una forma definida, incluso es casi imposible determinar la cantidad de montículos restantes. El único hallazgo relevante fue un nuevo petroglifo en forma de rostro con escalinata y concavidad superior, ubicado hacia el extremo suroeste de la plataforma. Del mismo aún no se cuenta con registro fotográfico y dibujo.

Adicionalmente, se registró un posible basamento de piedras ubicado hacia la parte oeste de la plataforma principal, al otro lado del camino que conduce al casco de la finca La Ceiba. Aquí se llevó a cabo una práctica topográfica con brújula.

Como anexo de este trabajo se presenta un cuadro con los rasgos principales que aportó el reconocimiento en el sitio Mejicanos, incluyendo los elementos de arte rupestre.

RECONOCIMIENTO EN MONTE SIÓN (Figura 4)

Figura 4  Plano general del área de Monte Sión

        El reconocimiento y recolecciones de superficie en el campamento Monte Sión, fueron llevados a cabo por José Crasborn y Elizabeth Marroquín, estudiantes de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos, así como por Alfredo Román, profesor de la Universidad del Valle. El propósito de tales reconocimientos fue la ubicación de los elementos de arte rupestre que se encuentran en dicho campamento.

El trabajo fue iniciado mediante recolecciones de materiales en superficie en cada uno de los grupos o conjuntos rocosos que se localizan en el campamento. Estos fueron designados con nombres de letras en orden alfabético. En total se ubicaron 10 grupos que van de la letra A a la J. En todos se realizó una recolección y un inventario de elementos de arte rupestre. Para este propósito se utilizó una hoja de registro diseñada para el efecto, en la cual deberían anotarse los rasgos más relevantes del elemento rupestre, incluyendo un dibujo del mismo.

Aunque en todos los grupos se contó con elementos de arte rupestre, como depresiones (piedras de moler) y escalinatas, los principales o más importantes por la cantidad, estado de conservación y rasgos presentes, fueron los Grupos A, B e I. En el Grupo B se ubica el conjunto más importante detectado hasta ahora y que contiene el petroglifo «Hombre de Monte Sión», el cual ya ha sido descrito y publicado (Carpio y Román 1999, 2000). El mismo consiste en una figura antropomorfa, grabada en el costado de una roca que contiene dos escalinatas, una de ellas doble y una depresión profunda en la parte superior con canales para evacuación. Acompañan el conjunto un rostro grabado en toda la superficie de una roca, denominado «el mascarón», varias escalinatas y agujeros detectados en otras rocas, así como un nicho cuadrangular pequeño.

Adicionalmente se llevó a cabo un reconocimiento en los alrededores del campamento de Monte Sión, para obtener una panorámica más completa de los vestigios arqueológicos presentes y para no tomar a Monte Sión como un sitio aislado.

El primer reconocimiento se efectuó hacia el noroeste del campamento, concretamente en terrenos de la finca Kroner, propiedad de la señora Olga Kroner. En la misma se localizó un montículo de gran diámetro y de 4 m de altura. En la cima del mismo fue colocado un depósito hecho de cemento para almacenar agua. Hacia la parte este del montículo, entre la cima y la parte baja, fue localizada una excavación de saqueo, a través de la cual se observa la técnica constructiva consistente en relleno de tierra y piedras recubierto por bloques de piedra rectangulares bien recortados, unidos entre sí. Algunos bloques habían sido removidos de su lugar y dos de ellos estaban grabados con petroglifos, consistentes en una línea de eje y varios agujeros. Asimismo en la esquina noreste del montículo se localizó una maqueta, denominada «maqueta Kroner», la cual consistía en un bloque de piedra rectangular con escalinatas hacia la parte noreste y lo que parece ser una división en dos cuerpos, uno los cuales incluye un posible tablero. En la parte sureste de la maqueta se encuentra un petroglifo de diseño indefinido.

La plataforma sobre la que se asienta el montículo posee una gran extensión y desciende en forma gradual hacia el este, pudiéndose apreciar varias hileras de bloques de piedra, a diferente altura, que actuaban como muros de contención o de refuerzo. Incluso se insinuaba una posible escalinata. Bordeando la plataforma hacia el norte se localiza otro muro de grandes dimensiones de unos 10 m de longitud por 3 m de altura en algunas partes. Este llega a estar formado por hasta cuatro hileras de bloques de piedra.

No se realizaron recolecciones en esta parte del sitio, quedando como rasgos principales los elementos de arte rupestre, en donde destaca la maqueta «Kroner», el saqueo que permite observar técnicas constructivas y los muros de piedra cortada en bloques que refuerzan la plataforma. En el reconocimiento hacia el suroeste y en una planicie sobre la cima que domina el campamento de Monte Sión, se localizó abundante material cerámico y lítico, así como posibles basamentos de edificios representados por alineaciones de bloques de piedra que en algunas ocasiones forman ángulos.

Hacia la parte noroeste de dicha planicie se localizó un montículo recortado, del cual es posible observar el relleno constructivo. También se observaron materiales en superficie y un objeto lítico consistente en una roca con una gran depresión y lo que parecían ser asas hendidas a un costado de la embocadura de la piedra. No se efectuó ninguna recolección o registro en esta parte por encontrarse bastante alejada del campamento.

Otro reconocimiento se efectuó hacia el este de Monte Sión, descendiendo de la loma en donde este se encuentra en dirección hacia la carretera. Aquí descubrimos la presencia de gran cantidad de materiales cerámicos y líticos en un área de milpa. Se realizó una recolección de superficie de ambos materiales obteniéndose una bolsa llena de los mismos. Como dato interesante, fueron localizados en esta parte varios elementos de arte rupestre, principalmente escalinatas y rocas con depresiones, la más significativa resultó ser una roca con escalinatas múltiples hacia dos de sus lados, del tipo de las identificadas en el arte rupestre de Monte Sión. Hacia el frente se encontraban tres escalinatas que conducían a una pequeña depresión y dos hacia la parte posterior. Esta es la escalinata múltiple más compleja encontrada hasta ahora en Amatitlán. Fue ubicada con respecto al campamento, para lo cual se utilizó brújula y cinta métrica.

COMENTARIO

El análisis cerámico llevado a cabo en el laboratorio de la Universidad del Valle de Guatemala, ha proporcionado datos acerca de la cronología del sitio y de las características de los objetos localizados. No obstante, se debe tomar en cuenta que todo el material fue recolectado en superficie, por lo que se presenta generalmente mezclado y desplazado.

Los datos cerámicos de la parte superior de Mejicanos indican una fuerte presencia de materiales correspondientes al periodo Clásico Tardío, con fuerte filiación hacia la cerámica de Kaminaljuyu y el Altiplano guatemalteco. Asimismo se cuenta con tipos cerámicos correspondientes al periodo Preclásico Tardío, aunque en menor cantidad y con mayor presencia hacia la parte baja del sitio, concretamente en el Montículo 3. También fueron localizados en esta porción del sitio, fragmentos de figurillas correspondientes al Preclásico Medio.

Por lo anterior, y con las reservas del caso, podemos indicar que existe ocupación en Mejicanos desde el periodo Preclásico – cuando menos desde la fase Media – hasta el Clásico Tardío. En la parte que llega a la orilla del lago se aprecia una ocupación más temprana que va desde el Preclásico hasta el Clásico Temprano.

Por su parte, los materiales cerámicos recolectados en Monte Sión, revelan una presencia de tipos correspondientes a los periodos Preclásico Tardío, Clásico Temprano y Clásico Tardío, con mayor énfasis los periodos Preclásico Tardío y Clásico Tardío, asociados a Kaminaljuyu.

Lo anterior indica que los materiales arqueológicos son similares en Mejicanos y en Monte Sión, lo cual apunta hacia las mismas épocas de ocupación. Las formas cerámicas se repiten en uno y otro sitio. Asimismo, la presencia de obsidiana verde en ambos lugares, en forma de navajas prismáticas y puntas de proyectil, señala, al menos, ocupación para el Clásico Temprano, que es la época en que este material empieza a ser distribuido en el área Maya. Los antecedentes arqueológicos de Mejicanos, reportados por Mata y Borhegyi, sobre materiales cerámicos recuperados en el lago, se enmarcan también dentro del periodo Clásico Temprano.

Por otro lado, los rasgos constructivos apreciados en las partes altas de Mejicanos son básicamente similares a los observados en Monte Sión y la finca Kroner. En los tres sitios se emplearon bloques de piedra bien recortados como parte de las construcciones y también para reforzar las laderas de las plataformas naturales. Estos bloques llegaron a formar verdaderos muros como los que se aprecian en Kroner y Mejicanos. Los rellenos constructivos son igualmente parecidos, utilizándose tierra y piedras recubiertas por los bloques de piedra referidos. Se sugiere una posible ocupación tardía para estos rasgos, la cual podría suponerse para el Clásico Tardío o en parte al Postclásico, dadas las características defensivas de los sitios, los que se ubican en la cima de los cerros.

Finalmente, los elementos de arte rupestre se encuentran distribuidos en los afloramientos rocosos de los tres sitios y en las áreas aledañas también reconocidas. Los rasgos se repiten uno tras otro e invariablemente contienen rostros, escalinatas y depresiones. Asimismo, se cuenta con petroglifos de diversas formas, lo que destaca la importancia de este tipo de manifestaciones o representaciones en Amatitlán, haciendo del área el conjunto de arte rupestre mayor y tal vez más importante en esta región del área Maya.

Por lo anterior, me atrevo a sugerir la posibilidad de que tanto Mejicanos, como Monte Sión y Kroner sean, al menos durante una época o más, una misma entidad sociopolítica, distribuida en las laderas de los cerros hacia la margen sur del lago de Amatitlán. Esta posibilidad sólo podrá ser confirmada cuando llevemos a cabo excavaciones sistemáticas, así como estudios detallados de materiales y pruebas de laboratorio, para establecer plenamente la cronología de los sitios y verificar si cuentan con una historia común. Esta información nos permitirá conocer su importancia como punto intermedio entre los sitios de la Costa y las Tierras Altas Centrales, la cual consideramos que estuvo basada en las relaciones de intercambio y manejo de los recursos locales.

Debemos agregar como hipótesis a ser corroborada en el futuro, que es altamente probable que todo el conjunto de sitios ubicados en las partes altas de la finca la Ceiba, así como en Monte Sión y Kroner, que poseen arquitectura en bloques de piedra, puedan constituir el sitio Zacualpa. Éste es mencionado por Fuentes y Guzmán en la Recordación Florida (1969), estando ubicado, según el dibujo de este autor, en la playa sur del lago de Amatitlán, entre «Pampichin» y la moderna población de Amatitlán, donde actualmente se localizan los sitios que hemos trabajado en este proyecto. Por su parte Borhegyi (1959) sitúa Zacualpa en lo que hemos identificado como el montículo Kroner y los vestigios correspondientes a la parte más alta de Monte Sión. En este informe, Borhegyi (1959) denomina a dichos sitios como «Contreras Alto» y Los Jicaques», respectivamente. Es interesante señalar que en el croquis de «Contreras Alto», Borhegyi ilustra con precisión el montículo Kroner, la plataforma que lo sostiene y situada en donde actualmente la “maqueta Kroner” presenta el esquema de una diminuta estructura. No obstante, no menciona en ningún momento a esta maqueta, limitándose únicamente a dibujarla en la posición exacta que ocupa.

Las excavaciones futuras deberán tomar en cuenta estos últimos sitios para determinar si efectivamente existió una ocupación Postclásica y cual fue la magnitud del asentamiento.

REFERENCIAS

Borhegyi, Stephan de

1959        Underwater Archaeology in the Maya Highland. Scientific American 200.

Fuentes y Guzmán, Francisco Antonio de

1969        Recordación Florida: discurso historial y demostración natural, material y política del Reyno de Guatemala. Biblioteca de Autores Españoles. Madrid

Carpio Rezzio, Edgar y Alfredo Román Morales

1999         Nuevos detalles acerca del petrograbado y el conjunto de arte rupestre en Monte Sión, Amatitlán. En XII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1998 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.807-816. Museo Nacional de Arqueología y Etnología. Guatemala.

2000        El Petrograbado de Monte Sión, Amatitlán, Guatemala. Arqueología 24. Revista de la Coordinación Nacional de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia. México

Shook, Edwin M.

1943        Notas de Campo.

1952        Lugares arqueológicos del Altiplano Meridional Central de Guatemala. Antropología Historia de Guatemala 4 (2):3-40. Instituto de Antropología e Historia. Guatemala.

 

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