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08 Mayapan y el periodo Postclásico en las Tierras Bajas Mayas del Norte – Rafael Cobos – Simposio 15, Año 2001

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Cobos, Rafael

2002   Mayapan y el periodo Postclásico en las Tierras Bajas Mayas del Norte. En XV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2001 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y B. Arroyo), pp.98-104. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

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MAYAPAN Y EL PERIODO POSTCLÁSICO

EN LAS TIERRAS BAJAS MAYAS DEL NORTE

Rafael Cobos

Tradicionalmente se ha argumentado que las manifestaciones sociales y culturales del periodo Postclásico en las Tierras Bajas Mayas del Norte son el resultado de una larga tradición que tuvo sus antecedentes en el periodo Clásico. De hecho, en el modelo tradicional de reconstrucción histórico-cultural, el cual se fundamenta principalmente en las fuentes históricas, se argumenta que Mayapan surgió como resultado de las influencias de Chichen Itza.

En el modelo tradicional de reconstrucción histórico-cultural, la secuencia cronológica de las Tierras Bajas del Norte durante el periodo Postclásico se divide en dos etapas, una temprana y otra tardía. La etapa temprana se caracteriza por el surgimiento, esplendor y decadencia de Chichen Itza, lo cual ocurrió entre 900 y 1200 DC. Inmediatamente después del fin de Chichen Itza surgió Mayapan durante el periodo Postclásico Tardío, es decir, entre 1200 y 1450 DC. En este modelo tradicional de reconstrucción histórico-cultural, el peso del argumento radica en seguir un orden en el cual no hay huecos o espacios vacíos en la secuencia cronológica.

Además, en el modelo tradicional de reconstrucción histórico-cultural se argumenta que el Postclásico se puede caracterizar por haber sido un periodo esencialmente militarista. En comparación con el periodo Clásico, dominado fundamentalmente por aspectos religiosos y una sociedad Maya “pacífica”, el periodo Postclásico fue dominado por la guerra y el militarismo producto de la invasión Tolteca. Estos toltecas irrumpieron en Yucatán y dejaron sentir su influencia – supuestamente – no solamente en Chichen Itza contribuyendo al florecimiento de este asentamiento, sino también en Mayapan y otras comunidades prehispánicas de las Tierras Bajas Mayas del Norte con fechas posteriores a las de Chichen Itza (véase Masson 2000; Quezada 1998; Sharer 1994). De hecho, cuando se revisan los documentos históricos de los siglos XVI y XVII se lee que el fin de Chichen Itza y el surgimiento de Mayapan se debió a un conflicto o guerra entre Chac Xib Chac – soberano de Chichen Itza – y Hunac Ceel – gran señor de Mayapan (véase Quezada 1998).

Por otro lado, recientes investigaciones arqueológicas efectuadas tanto en Chichen Itza como en Mayapan, aunadas a una revisión cuidadosa y crítica de la cronología del Norte de Yucatán, revelan que la secuencia de eventos propuesta en el modelo tradicional de reconstrucción histórico-cultural no funciona. De hecho, los resultados de estudios arqueológicos sugieren lo siguiente: (1) entre el fin de Chichen Itza y el esplendor de Mayapan hay por lo menos un periodo de 100 o 150 años del cual se desconoce que sucedió; (2) el caracterizar al periodo Postclásico como esencialmente militarista representa un punto de vista equivocado; (3) no hay pruebas sólidas que apoyen el argumento de invasión y conquista de grupos no-Mayas en el Norte de Yucatán; (4) la antigua comunidad Posclásica de Mayapan posee un patrón de asentamiento concéntrico el cual es similar al de por lo menos tres sitios del periodo Clásico de las Tierras Bajas, aunque la morfología o arreglo interno de Mayapan es completamente diferente al reportado en otros asentamientos Mayas.

Varios investigadores concuerdan en afirmar que un lapso de un siglo o siglo y medio separa a las tradiciones culturales del periodo Clásico de aquellas del periodo Postclásico. Investigadores como Lincoln (1986) en la década de 1980, Ringle et al. (1991) y Cobos (1997,1998, s.f.) durante la década de 1990, argumentaron que el fin del periodo Clásico ocurrió hacia la segunda mitad del siglo XI, es decir, alrededor de 1050 DC. Esta propuesta cronológica poco a poco ha ganado aceptación entre aquellos colegas que laboran en las Tierras Bajas del Norte y, prueba de ello, es el hecho de que autores como Andrews et al. (2000) recientemente reconocieron que el fin del periodo Clásico Maya ocurrió en el siglo XI. Además, los mismos autores proponen que se debe deshacer el término Postclásico Temprano ya que para ellos, si se reconoce y acepta que Chichen Itza fue una comunidad del periodo Clásico Terminal, entonces, no hay razón para sostener o argumentar que el Postclásico Temprano se asocia con esta antigua comunidad (Andrews et al. 2000).

Con respecto al lapso comprendido entre el fin de las tradiciones del periodo Clásico y el surgimiento de aquellas tradiciones culturales propias del periodo Postclásico se carece de mayores detalles o interpretaciones para poder hablar sobre aspectos relacionados, por ejemplo, con la arquitectura, cerámica, tipo de asentamiento, manifestaciones escultóricas ocurridas en 100 ó 150 años. Cabe indicar que los datos existen, están allí, sin embargo, aún falta por investigar el lapso temporal que existió entre el momento de decadencia de Chichen Itza y el surgimiento de Mayapan.

En lo referente al aspecto militarista y guerrero del Postclásico, el cual supuestamente caracterizaba a este periodo, desde hace ya varios años se conoce que las actividades bélicas no son exclusivas de esta época (véase Schele y Miller 1986). Varios investigadores han documentado las victorias o derrotas militares ya sea de soberanos y/o asentamientos durante el periodo Clásico en varios puntos de las Tierras Bajas Mayas. No cabe duda que la guerra y las actividades militares jugaron un papel importantísimo en la configuración de la trama política, económica y social en dicha región.

Con respecto al argumento que propone la llegada, invasión y conquista de gente no-Maya a las Tierras Bajas del Norte, hasta hoy día los datos arqueológicos no han revelado pruebas sólidas que apoyen dicho argumento. Algunos investigadores han sugerido que si en verdad llegó gente no-Maya a las Tierras Bajas, estos nuevos moradores debieron de haber llegado ya sea cuando el proceso de decadencia de Chichen Itza estaba muy avanzado, o bien, su arribo fue posterior a la decadencia de Chichen Itza y nada tuvieron que ver con el fin de las tradiciones del periodo Clásico (véase Cobos 1998; Robles y Andrews 1986). Aquí, de nueva cuenta, aún falta mucho por investigar desde el punto de vista de la cultura material de esos nuevos actores quienes – si realmente existieron – probablemente jugaron un papel importante en la historia cultural de las Tierras Bajas del Norte.

En lo que respecta a la forma de la antigua comunidad de Mayapan, en un principio se sugirió que el asentamiento concéntrico de este sitio fue completamente diferente al arreglo interno de otros asentamientos Mayas, sobre todo del periodo Clásico. Sin embargo, aun cuando resulta obvio que la estructura interna de Mayapan no se parece a otro asentamiento Maya ni del periodo Clásico ni del Postclásico, no hay duda que la forma concéntrica guarda cierta similitud con por lo menos tres sitios del periodo Clásico de las Tierras Bajas Mayas. Por lo tanto, cuando se considera la morfología del asentamiento de Mayapan con las características constructivas del sitio y materiales arqueológicos, se confirma que esta comunidad del periodo Postclásico surgió más bien con las nuevas tradiciones sociales y culturales del último periodo cronológico en vísperas del contacto europeo y no fueron el resultado o influencias de aquellas tradiciones del periodo Clásico.

FUENTES HISTÓRICAS, ARQUEOLOGÍA Y EL ASENTAMIENTO DE MAYAPAN

Según Landa (1959:13), un personaje de nombre Kukulcan fundó Mayapan y le dio nombre al asentamiento. Además, Landa registró que la fundación de Mayapan fue un acto en el que participaron “los señores naturales” de esta tierra. De acuerdo con Landa, en esta nueva ciudad se construyeron numerosos templos entre los que sobresale el edificio principal denominado templo de Kukulcan o Estructura Q-162, varias construcciones entre las que destaca una de forma circular con cuatro puertas (Estructura Q-152). Estas dos construcciones sobresalen en el centro de Mayapan. Además, una muralla de “muy ancha pared de piedra hecha como de medio cuarto de legua” con dos puertas angostas rodea al asentamiento. Cabe indicar que la muralla que rodea a Mayapan tiene nueve accesos y no dos como indicó Landa.

El templo o estructura piramidal, el templo de forma circular y la muralla son tres de los elementos arquitectónicos claramente visibles hoy día en Mayapan. Si bien se sabía de su existencia desde el siglo XVI, no fue sino hasta finales de la década de 1940 y durante la década de 1950 que se realizó un registro más sistemático de estas construcciones y de otros edificios como parte de los trabajos que el proyecto arqueológico de la Institución Carnegie de Washington llevó a cabo en Mayapan (Pollock et al. 1962). En fechas más recientes, las Estructuras Q-162 o “Castillo” y Q-152 u “observatorio”, fueron excavadas y restauradas en su totalidad, además de haber sido localizada una tercera calzada en el sitio (Peraza 1999).

Con respecto al mapa del asentamiento, el primer intento serio de un registro sistemático de construcciones dentro de la muralla de Mayapan fue realizado por Ralph Patton a finales de la década de 1930. Este investigador recorrió y mapeó la muralla, las principales construcciones del centro entre las que se destacan estructuras de planta rectangular con por lo menos dos filas de columnas, cuatro estructuras redondas, una calzada o sacbe asociado con grupos residenciales. Si bien el trabajo de Patton nunca fue publicado, no hay duda que le sirvió de base a Morris Jones quien a finales de la década de 1940 se encargó de hacer el mapa de todo el sitio (Brown 1999:88-90,109).

El mapa de la antigua comunidad de Mayapan muestra que el asentamiento cubre una extensión de casi 4 km², tiene registradas más de 3500 estructuras de diferentes características y una segunda calzada o sacbe. Aparentemente, una población entre 12,000 y 15,000 habitantes pudo haber residido en el sitio cuando alcanzó su máximo apogeo.

El registro tan detallado, a inicios de la década de 1950, de un asentamiento Maya fue utilizado por Pollock (1952:2) para afirmar que “el mapa de Mayapan revela un patrón de vestigios muy diferente al de otros centros Mayas mapeados hasta la fecha”. Pollock se refirió específicamente a dos aspectos importantes de la estructura de un asentamiento Maya: primero, la gran concentración de estructuras observada en el mapa del sitio las cuales “parecen haber sido residencias habitacionales”; segundo, lo diferente de Mayapan respecto a otras comunidades prehispánicas Postclásicas de las Tierras Bajas Mayas fue lo concéntrico del asentamiento. Aquí hay que apuntar que a inicios de la década de 1950 se había mapeado los asentamientos de Tulum y Chichen Itza y, en consecuencia, Pollock contó solamente con dos sitios para realizar sus comparaciones.

Respecto a las residencias habitacionales, una serie de edificios diferentes a los observados en otros asentamientos Mayas llamaron la atención de Shook (1953:271) y Proskouriakoff (1962:89). Esta serie de edificios presentan una planta rectangular con muro largo en un lado con forma de “C”, dos filas de columnas están directamente enfrente del muro, un altar se localiza al frente del edificio donde se encuentra la escalinata de acceso y un oratorio se ubica en la parte media del muro. Proskouriakoff denominó estas construcciones como “grupos ceremoniales básicos” de los cuales existen 26 ejemplos en Mayapan (Estructuras Q97, Q151, Q163). La función de los “grupos ceremoniales básicos” fue atribuida por Shook y Proskouriakoff como los recintos habitacionales de jóvenes no casados quienes eran entrenados en las artes de la guerra y ritual. Además, la sugerencia de que los “grupos ceremoniales básicos” sirvieron con fines habitacionales radica en el hecho de que se trata de una casa larga cuyos compartimientos posteriores carecen de privacidad.

Según Proskouriakoff (1962), cuando “los grupos ceremoniales básicos” se asocian con un templo se da como resultado el “conjunto templo”. El templo despliega en su fachada principal columnas de serpientes, en tanto que los “grupos ceremoniales básicos” tenían en sus columnas representaciones de individuos. Estas representaciones estaban hechas con una gruesa capa de estuco según se aprecia en el “grupo ceremonial básico” asociado en su lado occidental a la Estructura Q-162 o templo de Kukulkan en Mayapan.

Con la información recabada sobre el asentamiento de Mayapan se pudo proponer que el sitio era diferente a otros asentamientos Mayas, no solamente por la presencia de estructuras particulares (grupos ceremoniales básicos), sino también por la existencia de los conjuntos templos. Sin lugar a dudas, estos conjuntos caracterizan los rasgos particulares que definen el asentamiento de Mayapan y lo distingue de cualquier otro asentamiento en las Tierras Bajas. Además, la presencia de tres calzadas cortas dentro de la muralla sugiere que estos rasgos artificiales no parecen haber jugado un papel determinante en la configuración interna del asentamiento. En comparación con Tulum – considerado por los investigadores de la Institución Carnegie como la otra ciudad del Postclásico y la cual no posee calzadas – y aquellas comunidades urbanas del Clásico cuyas calzadas se inician en el centro de los diferentes asentamientos, la planeación y arreglo interno de Mayapan debió de haberse basado en otros criterios que aún falta por conocer.

Por otro lado, lo que sí es claro es la forma concéntrica y compacta del asentamiento de Mayapan. Como se apuntó antes, Pollock destacó la forma diferente del asentamiento y fueron Thompson (1954) y Brainerd (1956) quienes atribuyeron lo distinto del asentamiento al hecho de que fueron los Toltecas quienes transformaron la morfología del asentamiento en las Tierras Bajas Mayas. La opinión de Thompson y Brainerd fue tomada en cuenta por Willey (1956) para argumentar que cuando Mayapan floreció se convirtió en una zona urbana y, el concepto de vivir en urbes se había puesto “de moda” en el Postclásico.

Ante la falta de mapas detallados de sitios Mayas tanto de los periodos Clásico como Postclásico, y frente al uso excesivo de las fuentes coloniales para acomodar la evidencia arqueológica en la reconstrucción histórico-cultural, Thompson y Brainerd utilizaron los apuntes de Landa (1959) para sugerir que la forma de las comunidades Mayas del periodo Postclásico presentaba un arreglo concéntrico y compacto. La muy citada referencia de Landa (1959:28) sobre la morfología de las antiguas comunidades Mayas indica que en el centro del asentamiento se encontraban tanto las plazas con los edificios más importantes, así como las residencias de gobernantes y sacerdotes. Cerca de estos edificios importantes y residencias se encontraban las casas de la gente principal, en tanto que las casas de los más pobres estaban en la periferia del centro o en los límites del pueblo.

Con el paso del tiempo y el avance de las investigaciones arqueológicas, se ha podido demostrar que Mayapan no fue el único asentamiento compacto y concéntrico en las Tierras Bajas. Los mapas de Uxmal, Chunchucmil (en el occidente de Yucatán) y Copan revelan que estas tres comunidades del periodo Clásico comparten con Mayapan el mismo tipo de asentamiento concéntrico y compacto, aunque el arreglo interno de Uxmal, Chunchucmil y Copan dista mucho de ser similar a la morfología reportada en Mayapan. Además, los arreglos internos de estos tres sitios del periodo Clásico son también muy diferentes uno del otro.

Por lo tanto – y parafraseando a Gordon Willey – la moda de vivir en urbes ya se había manifestado en las Tierras Bajas Mayas desde el periodo Clásico. En el caso de Uxmal, Chunchucmil y Copan se nota un centro en el cual se encontraban los edificios importantes y las casas de los sacerdotes y gobernantes. Además, este centro estaba rodeado por las residencias de otros individuos de relevancia y, más allá de estas dos primeras áreas, se encontraban las residencias de la gente del pueblo. Sin lugar a dudas, al terminar el área en la cual se encontraban las habitaciones y unidades domésticas de la gente del pueblo, se iniciaban las zonas verdes que albergaban los terrenos agrícolas.

Un ejemplo claro de lo comentado hasta aquí se observa en Uxmal (Graham 1992:83). Esta capital regional está rodeada por una muralla y el centro se caracteriza por presentar y concentrar arquitectura monumental. Los conjuntos dominantes en Uxmal consisten en un templo, estructura con crujías y altar, y no se han reportado – hasta ahora – calzadas internas.

De acuerdo a Vlcek et al. (1978:213), las características del asentamiento en Chunchucmil muestran un centro rodeado de una alta concentración de estructuras menores “that little vacant terrain can be found between closely spaced mounds and terraces”. Chunchucmil pudo haber tenido una extensión de hasta 20 km² y alrededor de 10 calzadas (Vlcek et al. 1978:212,217).

En el caso de Copan, si bien el centro no está rodeado por una muralla, lo que sí se observa es el grupo principal unido por dos calzadas a conjuntos localizados tanto al noreste (Las Sepulturas) como al noroeste (Cerro Chino), y hay una clara jerarquía entre los conjuntos del grupo principal que presentan un volumen de construcción y arquitectura, y aquellos ubicados en la periferia. Una vez que la mancha urbana de Copan termina se da paso a los terrenos de cultivo y, según Fash (1991:155), este patrón de asentamiento de Copan se asemeja a lo reportado por Landa en el siglo XVI.

Los arreglos internos de Uxmal y Copan, y por consecuencia el de Mayapan, no pueden ser explicados simplemente por influencias o transformaciones de gente no-Maya. Si se le atribuye a los Toltecas el carácter urbano de Mayapan y Tulum, entonces también podría argumentarse que estos Toltecas ya estaban presentes en el área Maya desde el periodo Clásico y que estaban bastante ocupados enseñándole a los Mayas de Uxmal y Copan el arreglo concéntrico-compacto, o es que ¿acaso los Toltecas utilizaron estos dos asentamientos como “prueba” para que no les salieran mal los arreglos de sitios del Postclásico? Claro que no. Las estructuras internas de Uxmal, Copan y Mayapan fueron el resultado de la organización política, social, religiosa y económica que prevaleció en cada uno de estos sitios.

En opinión de algunos, la morfología de Mayapan parece haber sido moldeada tanto por un gobierno compartido o multepal, como por la residencia en el sitio de los jefes o caciques de las diferentes provincias en las que, según Roys (1957), estaba dividida la península de Yucatán. Sin embargo, para Quezada (1998), Mayapan fue gobernado por un solo señor o soberano. Este señor o soberano controló el occidente de la península y parte de la costa Norte de Yucatán desde la cual obtuvo sal, recursos marinos (Cobos 1989:55-57), y posiblemente obsidiana de Ixtepeque. De acuerdo a Escamilla (1999), el 95% de la obsidiana que arribó a Mayapan provino de Ixtepeque y este material pudo haber entrado a Mayapan por la Costa Oriental, la Costa Norte de Yucatán y posiblemente por tierra.

En conclusión, no hay duda de que Mayapan fue el resultado de un nuevo orden social, político, económico y posiblemente religioso durante el periodo Postclásico. La estructura interna del asentamiento con sus rasgos particulares así lo sugiere, en tanto que los materiales cerámicos y la obsidiana parecen confirmarlo. Las valiosas contribuciones de los miembros del proyecto arqueológico Mayapan de la Institución Carnegie sumadas a los nuevos materiales excavados en la década de 1990, sirven para interpretar a Mayapan bajo otra perspectiva. La importancia de Mayapan en la historia cultural de las Tierras Bajas Mayas fue señalada por los arqueólogos que trabajaron en el sitio hace medio siglo y al autor de este trabajo solamente le resta unirse a confirmar que durante el Postclásico, Mayapan fue la sede de un nuevo orden social y cultural en las Tierras Bajas Mayas.

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