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31 Cilindros Amatitlanecos – Guillermo Mata Amado – Simposio 9, Año 1995

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Mata Amado, Guillermo

1996        Cilindros Amatitlanecos. En IX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1995 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.427-436. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

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CILINDROS AMATITLANECOS

Guillermo Mata Amado

De los miles de fragmentos y piezas arqueológicas que se recobraron del fondo del lago de Amatitlán, Guatemala, en los años de 1956 a 1970, llaman especialmente la atención, por ser casi únicos en su género, unos grandes cilíndricos de cerámica decorados con características propias que en su parte superior termina en tres picos, encontrados únicamente en los depósitos subacuáticos llamado Lavaderos (Borhegyi 1958b, 1958c, 1960) y Mexicanos (Mata 1964).

Los cilindros en referencia pueden llegar a medir hasta un 1.40 m de altura, con un diámetro promedio entre 0.20 a 0.40 m. Sus paredes son muy gruesas de hasta 3 cm de espesor, de cerámica color negro o café obscuro, característico de todas las piezas rescatadas del fondo de este lago y con una consistencia muy dura, debido posiblemente a los cientos de años que han estado sumergidos entre el agua y el lodo caliente de esta área.

¿Serán incensarios como definió Borhegyi (1950:63) a unas piezas con características parecidas? Dicho arqueólogo ha sido el único que ha investigado este tipo de elementos creando una hipótesis en los numerosos estudios que ha escrito al respecto.

Como resultado de sus investigaciones, propone que su uso consistió en que los picos soportaran vasijas con función de incensarios, agregando a los cilindros de barro de tres picos los monumentales altares de piedra de Kaminaljuyu que también terminan en tres picos (Borhegyi 1950a:78, fig.a). Ya en 1950 los llamó incensarios soporte de vasijas (Borhegyi 1950:67). Anteriormente se publicaron ejemplares parecidos encontrados en Kaminaljuyu (Kidder, Jennings y Shook 1946:201, fig.h); posteriormente, Borhegyi sostiene su tesis con más ejemplos. (1951a:119, figs.a,b,c,d y e; 120, figs.a,b, c, d y e; 121, figs.a, b, a’, a» b’ y b»; 122, figs.a, a’ b y b’; 1951b).

Sharer (1978, tomo 3:195, fig.34; 197: fig.35A) ilustra lo que él llama vasija de entierro (cache vessel), de la variedad Topozoco, el primero y Zunzal, el segundo, que representan un cilindro con aletas que terminan en tres picos parecido a los de esta ponencia y que en sus picos sostiene una vasija.

En 1950 Borhegyi publicó lo que describe como incensarios con picos y un reborde superior (1950:63, fig.6b, 78), provenientes del periodo Preclásico de Kaminaljuyu sin mayor información de otros datos. El ejemplar representado en los dibujos de esa publicación es el que tiene más similitud con los cilindros encontrados en Amatitlán. Este dibujo fue publicado en 1950, varios años antes que se rescatara el primer cilindro del fondo del lago de Amatitlán (Figura.1).

Por ser cilindros de gran tamaño y tener aletas laterales se puede encontrar parecido con los llamados Cilindros Palencanos. La descripción que ha continuación se presenta fue tomada del Museo Regional de Palenque en 1992 y literalmente dice:

GRUPO DEL SOL CILINDROS PALENCANOS

A lo largo de las exploraciones, han sido encontrados una gran cantidad de cilindros de barro, tanto en el Templo del Sol, como en el de la Cruz, Cruz Foliada y Templo XVI. Se caracterizan por estar hechos de un barro rojizo de textura gruesa, con decoración modelada y policromada. Los más grandes miden casi un metro de altura y todos están provistos de aletas laterales unidas a la parte posterior por agarraderas de barro.

La decoración abarca la parte frontal del cilindro y las aletas están compuestas por una superposición de elementos simbólicos, mascarones, figuras antropomorfas y animales cuyo orden se repite casi exactamente en todas las piezas. Entre estos elementos se reconoce el rostro del dios solar, al parecer como motivo principal y un pájaro en la parte superior.

Al realizar una comparación en los dos tipos de cilindros se puede comprobar lo siguiente:

1.        Los cilindros Palencanos tienen un diámetro menor que los de Amatitlán y casi constante en todos los casos; su altura es por lo general constante.

2.        Vistos por dentro se observa que las decoraciones del exterior fueron hechas sobre moldes presionando desde el interior donde quedaron las depresiones. Los de Amatitlán fueron decorados con aplicaciones de pastillaje.

3.        La interpretación iconográfica de la decoración nos demuestra que es más repetitiva en los primeros, consistente en elementos iconográficos Mayas Palencanos como mascarones superpuestos casi siempre del dios Solar con tocados diferentes de animales y las aletas son continuas a todo el alto del cilindro profusamente decoradas, haciendo que el cilindro tenga una decoración casi absoluta de toda su parte anterior evitando cualquier zona sin decorar. Por el contrario, en los de Amatitlán su decoración es mucho más sencilla, en algunos casos sólo hay un mascarón con un tocado de animal y el cuerpo muy simplemente representando con elementos del estilo Teotihuacano como serían Tlaloc, tocados de tres puntas y elementos de mariposas y fitomorfos. Las aletas laterales pueden ser una, dos o tres cortas nunca corridas a todo lo alto del cilindro y la única decoración que se ha encontrado en tres ejemplares es de orejeras y estrellas.

4.        No se encuentran dos iguales.

5.        Los Palencanos en su parte posterior donde se unen las aletas al cuerpo del cilindro tienen unos puentes que forman asas que posiblemente sirvieron para facilitar su transporte y darle más consistencia.

6.        No terminan en tres picos.

7.        El material siempre es un barro rojo y posteriormente pintado con variados colores (Fig.2). En los de Amatitlán no se puede determinar con certeza el color del barro original pero no se ha encontrado evidencia de que fueran profusamente pintados. Unicamente su tamaño y el hecho de ser cilindros los hacen parecidos.

CILINDROS AMATITLANECOS: UNA NOMENCLATURA PROPIA

A continuación me referiré a estos objetos como Cilindros Amatitlanecos hasta que se determine su función y se encuentre una nomenclatura más apropiada.

Por el contexto de las piezas que se encontraron asociados con ellos, creemos que todos estos cilindros corresponden al periodo clásico, los más antiguos del Clásico Temprano y los últimos al Clásico Terminal.

En los ejemplares estudiados no se ha encontrado evidencia o rastros de material quemado como carbón o incienso en la parte superior -entre los picos y la aleta horizontal-. Tampoco se ha encontrado desgaste en la punta de los picos lo que hace suponer que no fueron utilizados como soportes de vasijas-incensarios como se ha pretendido, por lo que por el momento no los podemos denominar incensarios.

Como se indicó anteriormente, los cilindros tienen diferentes alturas. Asimismo, tienen la parte inferior abierta mientras que la superior está cerrada. La parte que tapa el cilindro es parte integral de la pieza, a la vez tiene un reborde que sobresale varios centímetros del diámetro, teniendo un grosor que varía de más grueso en la parte cercana al cilindro y más delgado en la parte externa. Al centro se encuentra un pequeño agujero de 3 cm promedio de diámetro.

Sobre la parte superior se encuentran tres conos que terminan en punta que llamaremos picos. Los tres picos están siempre colocados en la misma posición con respecto a la cara anterior del cilindro. Se encuentran dos laterales y uno en la parte posterior, los que tienen la misma altura y grosor, además de estar colocados a distancias iguales. Entre los dos picos anteriores y de menor altura se observa una aleta larga que en su parte superior central tiene una escotadura, en forma de U. Esta aleta está siempre paralela a la cara anterior del cilindro. Borhegyi (1950) la llamó «en forma de cola de pez». El material y el color de estos elementos son igual al del cilindro (Figura.3).

En la parte lateral de los cilindros se observan aletas cuadrangulares (de una a tres por lado), las cuales en algunos casos se encuentran decoradas con orejeras o estrellas. Entre las aletas en la cara lateral del cilindro o debajo de ellas cuando hay sólo una, existe un agujero por lado, posiblemente para ayudar a su transporte. La parte posterior es completamente lisa y hasta la fecha no ha encontrado un ejemplar con trabajo en esa área.

En la parte anterior presentan diferentes diseños en relieve. Un estudio iconográfico de los mismos podría sugerir una agrupación cronológica según su decoración. Según nuestros análisis se puede sugerir que los más antiguos son los de decoración simple casi siempre con un par de cejas en forma de U alargada (Figura.4). Estas recuerdan el elemento iconográfico de los monumentos de Izapa relacionados con la deidad serpiente-lagarto (Norman 1973). Además presentan una boca prominente, como trompa, sobre la cual se origina una voluta, como bigote, que desciende a diferentes longitudes, según sea el caso. También pueden presentar algunos dientes anteriores en el maxilar superior. Iconografía relacionada o parecida a estos ejemplares se puede encontrar en algunos incensarios reportados (Kidder, Jennings y Shook 1946).

Las aletas laterales de este tipo de cilindros son más grandes, más anchas y bien definidas. En algunos casos las orejeras de la representación de la cara anterior pueden estar en estas aletas.

Los Cilindros Amatitlanecos de épocas posteriores (Figura.5) presentan decoraciones mucho más complejas y variadas. Algunos presentan una figura zoomorfa grande que puede ser ave, jaguar u otro, de cuyas fauces sale una cara humana con atuendos decorativos de collares de orejeras, así como adornos de nariz muy elaborados. Se observa la presencia de algunos rasgos iconográficos del estilo teotihuacano como representaciones de Tlaloc y otros tocados característicos de ese estilo, además de decoraciones fitomorfas representando cacao y otras plantas. Existe también otro tipo de decoración, como de insectos. En éstos las aletas son más angostas y largas. Esta gama decorativa contrasta con el simple estilo de lo que consideramos de periodos más tempranos. La parte inferior presenta el cuerpo con las extremidades de un estilo muy sencillo. Los brazos abiertos a los lados y se observan adornos en las muñecas y brazos con manos sin definición de dedos. Las piernas están en posición abierta muy similar a los brazos, con adornos en los tobillos y los pies colocados hacia adentro.

En lo que corresponde a la cintura todos tienen un asa en posición vertical que posiblemente pudo servir para facilitar su transporte. Algunos además tienen diferentes decoraciones a los lados de la figura principal, pero siempre por delante de las aletas laterales que limitan la parte anterior del cilindro. En algunos casos en el centro y un poco más abajo de donde terminan los pies pueden tener decoraciones diferentes.

Como ejemplo de este tipo de cilindros podemos ver la Figura 5, que representa uno de los más grandes recuperados y con mayor decoración. Mide 1.35 m de altura, con un diámetro de 0.30 m. En la parte anterior se representa a un personaje con cara elaborada con la boca entre-abierta, los ojos abiertos, en la parte inferior de la nariz -fosas nasales- un bezote consistente en dos esferas, además orejeras circulares. El tocado está representado por un nudo doble longitudinal y sobre él tres triángulos, el central hacia arriba y los laterales ligeramente hacia los lados. Del cuello sobresale hacia abajo y adelante un reborde, que termina en pequeñas esferas las cuales representan un collar de cuentas. Al centro y debajo del collar se inicia un asa vertical que llega hasta la separación de las piernas, terminando en un diseño más ancho con líneas. Los brazos son muy sencillos hacia los lados y presentan adornos de pequeñas esferas alrededor de las muñecas y arriba del codo. Las manos poco representadas con insinuación de dedos. Las piernas están colocadas en la misma posición que los brazos hacia los lados y también tienen decoraciones en los tobillos y en la parte inferior del muslo. Entre la parte inferior de las piernas y en el centro se observa una cara con cejas que terminan en volutas. De los pómulos salen otras volutas que descienden hasta más abajo de la boca.

En la nariz se observa un bezote que es igual al del personaje principal y se insinúa una boca abierta que termina en la parte inferior en una U abierta. Terminando en la parte superior por un triángulo que se origina sobre las cejas. A cada lado del cilindro se repite tres veces la misma representación pero de manera más sencilla.

A cada lado del cilindro se encuentran dos aletas verticales de forma cuadrangular dividiendo la parte anterior de la posterior. Frente al borde superior de la aleta inferior se encuentra un agujero por lado. La parte superior termina de la misma forma que todos los Cilindros Amatitlanecos con sus tres picos y su aleta con escotadura en forma de U abierta.

Los pocos reportes arqueológicos de sitios adyacentes con esta región no han reportado hallazgos similares. Tampoco en ningún otro sitio. Esto hace suponer que los mismos fueron elaborados especialmente para ser depositados como ofrendas en el lago. Berlo (1980, 1984) realizó una investigación en base a los datos recopilados por Borhegyi y proporcionados por el autor, confirmando la hipótesis de que no existen dos cilindros iguales, lo que confirma su elaboración individual.

Se tiene conocimiento que se recuperaron alrededor de 25 cilindros casi completos del fondo del lago y un número no determinado de partes centrales importantes de otros. Para la elaboración de este trabajo preliminar se estudiaron básicamente 12 cilindros.

De todo lo anterior se concluye que la función probable de estos cilindros fue de tipo ritual, asociados a ceremonias especiales. Sólo con investigaciones completas y detalladas será posible adelantar en resolver el verdadero uso de estos cilindros.

Como la información bibliográfica sobre este tipo de objetos es muy limitada, a continuación se presenta un extracto de casi todo lo que sobre el tema se ha publicado.

Por primera vez aparecen mencionados en el diario The Illustrated London News, 12 de Julio de 1958, en donde Borhegyi hace mención de estos cilindros llamándolos incensarios y muestra en las fotografías 5, 8, 9 y 10 este tipo de cilindros recobrados del fondo del lago por buzos amateur guatemaltecos.

Posteriormente Borhegyi publica en Scientific American (Marzo 1959, Vol.200, No.3), un nuevo artículo y lo ilustra con uno de los más bellos ejemplares, consistente en un fragmento de más de la mitad superior de un cilindro bellamente trabajado, que ya en varias ocasiones ha estado expuesto en exhibiciones internacionales itinerantes, como la de 1966 que se inició en Colonia (Alemania) y recorrió varios países europeos. Otra fue la de 1992 que se inició en Hildeshein (Alemania) y también fue exhibida en otras ciudades europeas.

En la revista Antropología e Historia de Guatemala (Vol.16, No.1, 1964), el autor presenta un artículo sobre objetos arqueológicos rescatados del fondo del lago de Amatitlán y allí se mencionan estos cilindros.

En enero de 1972, con ocasión de celebrarse el Primer Congreso Centro Americano de Geografía e Historia, presenté una ponencia sobre «Arqueología Subacuática del Lago de Amatitlán», en la cual se mencionaron e ilustraron estos cilindros. Posteriormente fue publicado este estudio en Anales de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala (Tomo 47, 1974), sin ilustraciones.

Actualmente se continúa con la investigación y búsqueda de datos que puedan ayudar a entender mejor y poder determinar y comprobar científicamente el uso de estos cilindros.

Figura 1 Incensario

Figura 2 Incensario

Figura 3 Incensario

Figura 4 Incensario

Figura 5 Incensario

REFERENCIAS

Berlo, Janet Catherine

1980        Teotihuacan Art Abroad: A Study of Metropolitan Style and Provincial Transformation in Incensario Workshops. Tesis Doctoral, Yale University, New Haven.

1984        Teotihuacan Art Abroad. BAR International Series, No.199 (I,II). Oxford.

Borhegyi, Stephan F. de

1950        Rimhead Vessels and Coneshaped Effigy Prongs of the Preclassic Period at Kaminaljuyu, Guatemala. Notes on Middle American Archaeology and Ethnology 4 (97):6086. Carnegie Institution of Washington, Washington, D.C.

1951a        A Study of Three-Pronged Incense Burners from Guatemala and Adjacent Areas. Notes on Middle American Archaeology and Ethnology 4 (101):101123. Carnegie Institution of Washington, Washington, D.C.

1951b        Further Notes on Threepronged Incense Burners and Rimhead Vessels in Guatemala. Notes on Middle American Archaeology and Ethnology 4 (105):162176. Carnegie Institution of Washington, Washington, D.C.

1958a        From the Deeps of Lake Amatitlan. The Ilustrated London News 233 (6414). London.

1958c        Report of the 1958 Summer Activites in Guatemala.

1959b        Underwater Archaeology in the Maya Highlands. Scientific American 200 (3):100113.

1960        Amatitlan, Guatemala, Field Report, 1960. Katunob 1 (4):6770. Wisconsin State College.

Kidder, Alfred V., Jesse D. Jennings y Edwin M. Shook

1946        Excavations at Kaminaljuyu, Guatemala. Carnegie Institution, Pub.561. Washington, D.C.

Mata Amado, Guillermo

1964        Apuntes Arqueológicos Sobre el Lago de Amatitlán. Antropología e Historia 16 (1):6377. Guatemala.

Norman, V. Garth

1973        Izapa Sculpture, Part I: Album. Papers of the New World Archaeological Foundation, No.30. Brigham Young University, Provo.

Sharer, Robert J.

1978        The Prehistory of Chalchuapa, El Salvador, Vol.3. University of Pennsylvania Press, Philadelphia.

 

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