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11 Calakmul, México: Aguadas, bajos, precipitación y asentamiento en el Petén Campechano – María del Rosario Domínguez y William J. Folan – Simposio 9, Año 1995

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Domínguez, María del Rosario y William J. Folan

1996        Calakmul, México: Aguadas, bajos, precipitación y asentamiento en el Petén Campechano. En IX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1995 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.147-173. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

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CALAKMUL, MEXICO:

AGUADAS, BAJOS, PRECIPITACIÓN Y ASENTAMIENTO EN EL PETÉN CAMPECHANO

María del Rosario Domínguez

William J. Folan

Calakmul, situado al sureste del estado de Campeche, México (Figura 1), con un núcleo delimitado naturalmente por un arroyo modificado por los antiguos Mayas (Figura 2; Folan y Piña Chan 1983), fue uno de los más grandes y poderosos centros urbanos y regionales del área Maya durante los periodos Preclásico Tardío y Clásico, cuya capital parece haber estado más poblada que la de Tikal, Guatemala -principal rival de Calakmul-, dentro de su núcleo de 22 km² sumamente concéntrico (Folan 1988a; Fletcher y Gann 1992), en el que de acuerdo con estudios realizados sobre la cerámica y lítica, se observó la presencia de diversas actividades practicadas en los diferentes edificios que conforman el núcleo central de Calakmul; éstas pueden asociarse tanto con actividades ceremoniales y domésticas como con la elaboración de los artefactos mismos (Figura 3).

A su vez, el Estado Regional de Calakmul cubrió una extensión de aproximadamente 10,000 km², en donde se asentaron 19 ciudades grandes y 295 pueblos de menor tamaño; además de existir un total de 362 estelas (Ávila Chi y Folan, s.f.) -sin contar las 116 que se encuentran en Calakmul-, algunas con glifos emblemas que identifican a centros mayores, así como la representación de los gobernantes y la inscripción de textos dinásticos con el nombre de éstos, sus esposas e hijos y la información referente a las relaciones de Calakmul con otros pueblos, el registro de las guerras sostenidas, de los cautivos y de los casamientos llevados a cabo entre sus gobernantes, como lo ha señalado Joyce Marcus (1987), entre otros muchos rasgos.

Uno de los logros del Centro de Investigaciones Históricas y Sociales de la Universidad Autónoma de Campeche, fue el levantamiento del mapa de 30 km² del centro urbano de Calakmul, que incluye alrededor de 6,250 estructuras y rasgos culturales (Figura 4), ordenados de manera concéntrica desde el periodo Preclásico, hacia la orilla del gran bajo de El Laberinto (Figura 5; Folan, May Hau, González y Cohuoh 1990; Fletcher et al. 1987; Fletcher y Gann 1992 y 1994).

Calakmul está comunicado con sus áreas aledañas por medio de ocho sacbeoob (Figura 6), de los cuales, el número 6 se comunica con El Mirador en Guatemala, localizado a 38 km al suroeste de Calakmul y bajo investigación por Richard Hansen (1990); otros hacia Nakbe, El Güiro y hasta Tintal, 30 km más al sur (Graham 1967) y algunos más que corren en dirección sureste, llegando tal vez hasta un sitio tributario de Calakmul llamado El Laberinto (Folan, Marcus y Miller 1995; véase también a Gómez 1995; Hauck 1975 y Suasnávar 1994).

Dada la importancia que desempeñaron las aguadas en la región del Petén del norte, como una de las fuentes abastecedoras de agua de lluvia para el mantenimiento de la población, realizamos además, con la ayuda del Sr. Rubentino Ávila Chi, un inventario de las mismas, así como de otras fuentes de agua, incluyendo lagunas y pozos prehispánicos que fueron localizados en los sitios arqueológicos registrados dentro de la Reserva de la Biósfera de Calakmul (Figura 7; Ávila Chi y Folan, s.f.; Folan 1984; Folan, García Ortega y Sánchez González 1992) y el Estado Regional de Calakmul y sus alrededores (Figura 8; Marcus 1976).

De acuerdo con la información proporcionada por Rubentino Ávila Chi y sus amplios conocimientos sobre el área, adquiridos a lo largo de 60 años, cuando se desempeñaba como chiclero y maderero en los estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán y en Guatemala y Belice (Ávila Chi, Folan y Hernández 1995), tenemos conocimiento de la presencia de 494 aguadas, en lo que corresponde al territorio de 18 centrales chicleras, existiendo en promedio, una aguada por sitio arqueológico ya que fueron los elementos hidrológicos que los chicleros, madereros (y algunos arqueólogos) utilizaron para subsistir durante la temporada de lluvias, cuando realizaban trabajos en el monte.

Igualmente obtuvimos datos sobre las dimensiones y profundidad aproximada de las aguadas inventariadas, lo que nos dio el antecedente para inferir la probable capacidad de las mismas, así como un listado de las aguadas que se secaron o no a consecuencia de una gran sequía acontecida hacia el año de 1940, según información de Ávila Chi.

Aunque no hemos corroborado estos datos en el campo, no podemos inferir que los sitios mayores localizados en esta área del Estado Regional de Calakmul, asociados con aguadas o lagunas con menos tendencia a secarse, se desarrollaron más que otros sitios en el Petén campechano. De acuerdo con nuestros estudios, los sitios mayores y aparentemente más importantes del Clásico, estuvieron asociados a fuentes temporales de agua que se abastecían sólo durante la época de lluvias; mientras que sitios como Silvituc (Andrews IV 1943), situado en medio de una gran laguna del mismo nombre, no se desarrollaron sino hasta el Postclásico. Es aquí en donde se pudieron observar, según Rubentino Ávila Chi y Concepción Pech Cocom (comunicación personal), montículos prehispánicos en el fondo de dicha laguna, visibles en una época reciente en que se registró una gran sequía.

Una situación similar existe en otras dos lagunas situadas en los alrededores de Calakmul y de su Estado Regional: Poxil, en las cercanías de la Central Chiclera del mismo nombre y Yocatun, en las proximidades de la Central Chiclera Xkanha. Lo mismo sucede con el lago de Yaxha, en Petén, en donde, según información verbal de Bernard Hermes (1993), existen construcciones prehispánicas en el fondo construidas aparentemente en una época de gran sequía, posiblemente relacionada con las del periodo 450 o 100 AC, con la sequía del año 250 DC o la acontecida entre el 750 y 950 DC (Figura 9), esta última de gran influencia en el colapso Maya según Gunn et al. (1994, 1995) y otros (Folan 1981, 1982, 1987; Folan et al. 1983a, 1983c; Gunn y Adams 1981; White, et al. 1993), siendo corroborada recientemente la última sequía, mediante análisis de muestreos realizados en el fondo de la laguna Chichankanab, Quintana Roo.

Aparentemente la sequía que comenzó en 750 DC fue la que pudo haber provocado el aumento de los conflictos en la región de Petexbatun, Guatemala, referido por Arthur Demarest y Juan Antonio Valdés.

Paralelamente, los niveles de agua de las lagunas de Coba, Quintana Roo, México, se mantuvieron lo suficientemente bajos para formar sascaberas en las orillas de éstos antes del Postclásico (Figura 10), algunas de las cuales se encuentran hoy en día por debajo del agua (Folan et al. 1983b), al igual que por lo menos, dos sacbeob.

La localización de sitios en las inmediaciones del lago Tayasal, fechados del Postclásico al siglo XVII de nuestra era fueron, según nuestro modelo, asentados en dicho lugar no solamente por razones defensivas, sino por la cercanía y accesibilidad al agua, como fue el caso de Tenochtitlan, en el valle de México (Folan 1987:179-180).

Sumado a lo anterior, suponemos que la falta de polen arbóreo, asociado a una vegetación de tipo selva tropical alrededor del año 850 DC, pudo haber sido el resultado de la presencia de un periodo frío y seco en extremo, ocurrido por esas fechas (Gunn et al. 1994), cuando tal vez sólo la vegetación menor crecía y florecía, como sucede hoy en día en los periodos extremosos de frío y sequía, de acuerdo con la información proporcionada por Ávila Chi, Pech Cocom y otros habitantes del Petén del norte (comunicación personal; Folan 1993). Esto nos da la pauta para evitar sugerir que los antiguos Mayas tumbaban todos o la gran mayoría de los árboles de la región, como por ejemplo en el caso de Copan, Honduras (Rue 1989), u otros lugares, en Petén.

Lo anterior nos indica que la sequía registrada entre los siglos VIII y IX fue tan fuerte y prolongada que ocasionó que la civilización Maya dejara de desarrollarse en la región de Petén y sus alrededores hacia finales del periodo Clásico, progresando el desarrollo cultural durante el Postclásico hacia regiones asociadas con ríos y grandes lagunas, como también hacia la parte norte, en la península de Yucatán (cf. Messenger 1990), en la región Puuc y en las áreas circunvecinas, las que posteriormente sufrieron una considerable decaída durante el Postclásico Tardío a consecuencia de un cambio climático en aquella región, momento en el cual el área Maya experimentó también varias diversificaciones lingüísticas durante los periodos Protoclásico y Clásico Terminal (Folan et al. 1983c; 1987).

Además de los tiempos de gran sequía, existió lo que pudo haber sido un ciclo de excesiva humedad hacia el año 600 DC, durante el periodo denominado por Gordon Willey (1974) como Hiatus. Como consecuencia, las habitaciones asentadas dentro del bajo de El Laberinto, en donde los antiguos Mayas que habitaron Calakmul minaron y trabajaron el pedernal, fueron abandonadas hasta después de la fase Tepeu 1, probablemente por exceso de agua en el bajo mismo, hacia su parte noroeste (Figura 11; Domínguez 1993; Folan y Gallegos 1992).

A pesar de que existe un número considerable de lagunas en Coba, Quintana Roo y aunque el levantamiento del plano que se realizó en dicha ciudad nos aportó un total de 6,000 edificios, podemos afirmar que existen, fuera del núcleo central localizado alrededor de las lagunas, pocos elementos culturales que se asocian al periodo Postclásico (Folan et al. 1983b). Lo anterior nos dio la pauta para pensar que, no obstante la existencia de tales lagunas, posiblemente a consecuencia de la gran sequía que se registró en el siglo IX y asociado con una baja en el nivel del mar en el mismo siglo tal vez relacionado a una sección de mampostería de la época Florescente descubierto por Jack Eaton (1978), frente a Punto Cuyo, localizado a 25 km al norte de la ciudad de Campeche (Figura 12; Folan et al. 1983a; Tanner 1993), Coba no pudo recuperar el nivel de desarrollo manifestado durante el Clásico Tardío y se convirtió principalmente en un centro ceremonial para dejar de ser un Centro Regional administrativo como lo fue anteriormente (Folan et al. 1983b, Tabla 14.1).

Con referencia a las aguadas existentes en Calakmul éstas varían en tamaño y capacidad, siendo su función principal la de colectar y almacenar este vital líquido para abastecer a la población, especialmente en las épocas de mayor sequía, cuando hasta las más grandes aguadas se podrían haber secado totalmente como ha sucedido hoy en día en el caso de Calakmul entre los años de 1987-1988.

De acuerdo con la información obtenida en el levantamiento del plano de Calakmul, se ha localizado un total de 13 aguadas, más dos o tres que pueden ser consideradas también como probables elementos acuáticos. Estos 13 cuerpos de agua suman una capacidad aproximada de 228,150,000 litros, tomando como promedio una profundidad de 2 m por aguada.

Con base en su tamaño y capacidad, hemos hecho una clasificación de estas aguadas en cuatro tipos (Figura 13):

1) AGUADAS GRANDES DE TIPO PÚBLICO

Existen dos (No.1 y No.2) al interior del bajo de El Laberinto, cerca de su límite este y situadas hacia el noroeste, con relación al núcleo principal de la ciudad. Estas se abastecen parcialmente por medio del arroyo El Tomatillo, modificado por el hombre para tal fin, incluyendo pequeños canales de entrada y salida de agua asociadas con las aguadas mismas.

La aguada No.1, almacena una capacidad aproximada de 105,000,000 de litros de agua y cuando ésta se llena, el agua regresa al arroyo para dirigirse a la aguada No.2 de 33,000,000 litros de capacidad, aproximadamente.

2) AGUADAS MEDIANAS DE TIPO PÚBLICO

Calakmul cuenta con tres aguadas de este tipo, de las cuales dos (Nos.3 y 4) se localizan hacia el norte del núcleo. Ambas aguadas se unen por medio de un canal de 250 m de largo, 80 cm de profundidad en promedio y un desnivel del terreno de 4 m entre ambas. Dicho canal inicia con 2 m de ancho y se abre hasta 12 m en su parte final. A 30 m de la aguada No.3, con capacidad aproximada de 13,500,000 litros, cruza un sacbe que forma un puente sobre el canal con el propósito de dejar libre el paso del excedente del líquido hacia la aguada No.4, con una capacidad calculada de 19,000,000 litros (Domínguez 1991).

Cuando se llena la aguada No.4, el líquido continúa fluyendo hacia la parte noroeste de ésta misma, abasteciendo de esta manera a la aguada No.2, localizada dentro del bajo de El Laberinto, donde fueron localizadas plataformas habitacionales sobre áreas elevadas, similares a islas dentro del bajo mismo (Folan y May Hau 1984).

3) AGUADAS PEQUEÑAS DE TIPO PÚBLICO

Contamos con seis de este tipo (Nos. 6-11), variando sus capacidades entre los 2,050,000 litros a 9,800,000 litros aproximadamente. Estas se encuentran localizadas hacia las márgenes del bajo de El Laberinto y por lo menos cuatro se ubican cerca de la boca de un arroyo.

4) AGUADAS VECINDALES

Existen dos aguadas de este tipo (No.12 y No.13), de 1,250,000 y 5,000,000 litros respectivamente. Ambas aguadas están situadas en las áreas habitacionales de los alrededores del núcleo de Calakmul.

En cuanto a las sascaberas que se encuentran alrededor del núcleo de Calakmul, aparentemente no funcionaron como fuentes abastecedoras de agua, contrario a las referencias que existen para Tikal (Scarborough y Gallopin 1991).

Con base en nuestras observaciones y en los datos obtenidos hasta el momento, inferimos que las aguadas de Calakmul fueron utilizadas, principalmente, para satisfacer fines domésticos; así como también para la producción y rendimiento de las siembras de maíz, frijol, calabaza, chile, tomate y de árboles frutales dentro y entre los solares de las casas habitación conocidas como Chumuk’lu’um (Folan 1990).

De acuerdo con la información proporcionada por Silverio Gallegos (Folan y Gallegos 1992), habitante de uno de los ejidos que se encuentran cerca de los límites de la Reserva de la Biósfera Calakmul, ninguna de las aguadas pudieron haber sido utilizadas para el riego de canales, no siendo factible, por lo menos en lo que respecta a la región del Petén del norte y para este fin, el uso de las aguadas que se localizan al interior de los bajos, por la escasa agua disponible y por las condiciones del suelo. Para los milperos de hoy en día el lugar más propicio para sus siembras es el área que cubre las márgenes de los bajos, con siembras de tipo tonamil asociadas a las áreas que se localizan en las partes más internas de las orillas dentro de los bajos.

En cuanto a la calidad y potabilidad del agua almacenada en las aguadas, suponemos que éstas presentaron un cierto grado de contaminación como consecuencia de su uso constante en los alrededores por parte de la misma población, calculando que aproximadamente 25,000 personas o más habitaron dentro del núcleo de la ciudad, de lo que inferimos que dicha población tuvo necesariamente que depender de los chultunes (Zapata 1985; cf. Pinto y Acevedo 1993, para otra opinión), así como de los cántaros-cisternas (Domínguez 1994) con el propósito de contar, en lo posible, con un líquido libre de microbios para su consumo por lo menos en el caso de las aguadas localizadas dentro de las áreas vecinas.

TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS DE EXCAVACIÓN

En el año de 1985 se practicaron excavaciones en tres aguadas de Calakmul (Nos.3, 4 y 5; Domínguez 1991), en las cuales se registró un acomodamiento de lajas de piedra de 30 a 50 cm de largo y de 5 a 10 cm de grosor, en promedio, colocadas como recubrimiento del fondo (Figura 14). Al respecto, algunos autores (Ancona 1978; Stephens 1843), han hecho referencia a este dato, sugiriendo que la función de este enlosado fue la de evitar la filtración del líquido hacia el fondo de la aguada. En ocasiones, se encuentran algunos aljibes y chultunes en el fondo de las aguadas, los que se abastecen por medio de filtraciones por debajo del nivel del terreno (Gates y Folan 1993; s.f.; Faust y Morales 1993).

De estas tres aguadas, en dos se registraron evidencias de que, por lo menos, una vez estuvieron secas (Nos.3 y 5), esto basado en la existencia de un nivel de textura muy fina y arenosa de color gris observado a través del corte estratigráfico de las paredes del pozo, que corresponde a los sedimentos finos que fueron depositados en el fondo de las aguadas a consecuencia de una sequía. En la aguada No.3, este nivel presentó un grosor de 15 cm y en la aguada No.5 fue de 30 cm aproximadamente (Figura 15; Domínguez 1991).

Lo anterior fue posiblemente el resultado de la gran sequía ocurrida en el año 850 DC, pues de acuerdo con los materiales cerámicos registrados en estas aguadas, éstos corresponden a los periodos del Clásico Tardío y Terminal (Figura 16), principalmente de los grupos Tinaja y Achiote, así como de cerámica lisa y estriada.

Respecto a la manera en que se suministraron las aguadas de Calakmul, sabemos que además de llenarse mediante lluvias bastante fuertes (Nos.1 a 3), se abastecían por medio de filtraciones originadas desde los puntos más altos del terreno (Gates y Folan 1993), considerando, en lo que se refiere a Calakmul, que dicha ciudad fue construida sobre un domo desde el periodo Preclásico. A pesar de que este dato no coincide con el modelo de Micro-Cuencas Cóncavo establecido por Scarborough (1993: Figura 9) para el periodo Preclásico Tardío, tenemos que argumentar que este domo, de 22 km², fue el área principal de ocupación durante el periodo Preclásico, similar al modelo de Micro-Cuencas Convexo, sugerido por el mismo autor, para el periodo Clásico Tardío.

APRECIACIONES GENERALES

En términos generales, hemos generado algunas hipótesis preliminares al respecto, sugiriendo la posibilidad de que los sitios más grandes de la región del Petén del norte no estuvieron asociados a elementos con menos tendencia a secarse durante los periodos de poca precipitación pluvial, como son las grandes lagunas y/o ríos con caudales más o menos permanentes, aunque existen algunos sitios de menor extensión que estuvieron asociados con lagunas y ríos y que sobrevivieron al colapso del siglo IX continuando su desarrollo hasta fechas posteriores, como es el caso de Itzamkanak (Pincemin 1993; Vargas 1994) y Silvituc en Campeche (Andrews IV 1943), Ceibal (Tourtellot 1988), Tayasal en Guatemala y Lamanai en Belice (Pendergast 1981).

De lo anterior deducimos que si el desarrollo socio-cultural del área Maya dependía de condiciones climáticas durante las épocas de precipitación regular, el abastecimiento de agua fue suficiente para mantener el desarrollo y permanencia de todo tipo de ciudades y centros urbanos, mientras que el colapso estuvo asociado principalmente con la falta de agua pluvial, esencial para cubrir la actividad de la horticultura y tal vez conflictos bélicos resultantes, como está indicado en el registro etnohistórico (Folan 1988b; Folan y Hyde 1985), haciendo algunos lugares adaptables a otras formas de agricultura y horticultura que no tuvieran la misma necesidad de depender del adelanto o retraso de las lluvias, como sería el caso de los campos elevados -si en realidad existían- y de los llanos inundados (flood-plain agriculture) mayormente asociados con lagunas grandes y ríos, como sería tal vez el caso de los sitios que cuentan con mayor presencia de las estelas más tardías en el Petén campechano y guatemalteco.

Figura 1 Área Maya

Figura 2 Calakmul, Campeche

Figura 3 Edificios de Calakmul

Figura 4 Plano de Calakmul

Figura 5 Gráfica

Figura 6 Área regional de Calakmul

Figura 7 Calakmul

Figura 8 Área regional de Calakmul

Figura 9 Gráfica

Figura 10 Plano regional de Coba

Figura 11 Perfil estratigráfico

Figura 12 Gráfica

Figura 13 Gráfica

Figura 14 Perfil estratigráfico

Figura 15 Perfil estratigráfico

Figura 16 Secuencia cerámica de Calakmul

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